Inhibir manifestaciones
Ley Bala nacional
¡Aguas con Conagua!
Julio Hernández López / Astillero
La respuesta a las calles se dio en las curules. De las manifestaciones públicas, crecientes, pacíficas y plurales, al madruguete en el Palacio Legislativo de San Lázaro, donde PRI y PAN, con el apoyo del Verde, aprobaron de manera relampagueante una carta represiva que mantenían bajo la manga desde abril pasado.
Diputados convertidos en trajeados granaderos que pretenden encapsular el derecho a la expresión pública de las inconformidades, utilizando como presunto justificante de sus decisiones provocadoras la movilidad y la ecología, al facultar a las autoridades gubernamentales a la virtual prohibición (encapuchada de regulación) de las manifestaciones públicas.
Falta la aprobación del Senado (donde le es más fácil al PRI imponer su voluntad, con panistas y perredistas alineados y la presidencia fársica de Héctor Miguel Bautista), pero ya en San Lázaro se confirmó la calculada intención del peñismo y sus aliados de generar un clima propicio para la cancelación de libertades de expresión y manifestación, a partir de los infiltrados, la provocación y los medios de comunicación que prefieren destacar los episodios violentos y no las marchas pacíficas. El gobierno federal, y su comisionado para el Distrito Federal, el mal procurador Miguel Ángel Mancera, han promovido o cuando menos han dejado correr la película de los destrozos, los incendios y la sangre para tratar de justificar medidas como la autorizada ayer por una de las dos cámaras legislativas.