EPN y la ‘‘sociedad civil’’
Incendio en Chilpancingo
No sólo es Aguirre
Julio Hernández López / Astillero
El anfitrión, el enfoque conceptual y el segmento social seleccionado no parecían lo más adecuado, pero Enrique Peña Nieto estuvo ayer en Puebla, al lado de Rafael Moreno Valle, conocido como el Góber Bala, para hablar de ‘‘nuevos roles y expresiones de la sociedad civil’’ ante un auditorio con predominancia filantrópica empresarial y mientras en otras partes del país (ayer, particularmente en Oaxaca, Michoacán y sobre todo, en condiciones literales de incendio, en Guerrero) continuaba la lucha social contra los agravios criminales cometidos por gobiernos de los tres niveles y en tanto surgían más indicios de barbarie institucionalizada, ahora en un canal de aguas negras del emblemático estado de México (aunque el metafórico gobierno de Eruviel Ávila rápidamente salió a precisar que los restos óseos encontrados durante trabajos de limpieza de ciertos canales eran suficientemente imprecisos como para que se adjudiquen de inmediato a lo que todo mundo supone como cuerpos de ejecutados por bandos criminales de poderío desatado).
Surrealismo político (una forma elusiva de este tecleador para no utilizar el término ‘‘irracionalidad’’) el escuchar al ocupante formal del Poder Ejecutivo de un país parcialmente en llamas (donde aún no hay incendio se vive en un tenso rosticero) discurseando dislocadamente sobre mucho menos que buenas intenciones, pues frente al negro salvaje de la realidad resulta poco ético y sensato bordar palabrería en rosa. ‘‘En México los derechos humanos son la piedra angular de nuestro orden constitucional, y deben serlo también de nuestra realidad cotidiana’’, decía Peña Nieto ante el gobernador Moreno Valle, satisfecho de que nuevos escándalos condenen al archivo de la desmemoria el caso del menor José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, asesinado en un tramo de la autopista Puebla-Atlixco por policías estatales en estreno de la llamada ley bala, aprobada para enfrentar con disparos de armas de fuego las protestas políticas y sociales ‘‘desbordadas’’.