Bumerán social
Grilla michoacana
Fascistas mexicanos
Julio Hernández López / Astillero
El golpe ideado en las alturas peñistas contra el médico Mireles podría convertirse en un bumerán y convertir al personaje de Tepalcatepec, a pesar de sí mismo, en una especie de símbolo nacional del hartazgo ciudadano y en eventual factor de desencadenamiento de violencia social hasta ahora contenida.
Los cargos enderezados contra el único de los líderes de autodefensas que no se ha uniformado suenan subversivamente ofensivos ante una sociedad que se pregunta por qué tantos criminales confesos o apenas disfrazados siguen en libertad, mientras un hombre de alegato justiciero convincente va a prisión. El principal acusador y ejecutor, el comisionado Alfredo Castillo, tiene en contrapartida una apabullante falta de credibilidad, tanto por su papel falsificador en el inaceptable caso de la mexiquense niña muerta y tan buscada (Paulette) hasta que fue ‘‘encontrada’’ en un resquicio de su cama, como por la función de intervencionismo contra derecho a la que fue enviado desde Los Pinos para sustituir poderes en Michoacán e implantar un virreinato de facto.