Golpe dado, ni consulta
La calle como recurso
Servidumbres de paso
Julio Hernández López / Astillero
Ha comenzado el tramo final del proceso legislativo de aprobación de la reforma energética peñista (REP). El primer episodio de esta nueva temporada de nocivo teatro político tardó cuatro horas en una primera sentada en busca de que los actores pertenecientes a comisiones senatoriales se pusieran de acuerdo en detalles del método de trabajo. Lo esencial ya había sido decidido mediante la suma de votos de panistas y priístas, pero personal de los partidos del Trabajo y de la Revolución Democrática se esmeraba en crear atractivo suspenso en los detalles (reservar artículos para discusión, alargar las sesiones, hacer discursos y declaraciones con pasión, obtener ‘‘triunfos’’ intrascendentes), así que luego de un receso para comer se reanudó ayer dicha función de comisiones unidas.
Ese primer apunte de forcejeo procesal permite identificar las apariencias y las insuficiencias del campo legislativo de batalla, donde una oposición ‘‘de izquierda’’ aritméticamente condenada a la derrota ofrece exculpatorios montajes de oposición acotada a sabiendas de que ‘‘la mayoría’’ (esta vez formada por el PRI y el PAN) acabará imponiendo sus decisiones no por argumentación convincente ni votaciones de conciencia sino por consignas cupulares, por arreglos y negociaciones que acabarán beneficiando a todo el elenco involucrado en la obra, asúmanse unos u otros como héroes o villanos, sean unos la ‘‘aplanadora’’ numérica o la ‘‘resistencia’’ que pelea como nunca y termina siendo convenientemente derrotada como siempre.