Birlar lo imposible
Dos bestias (vehículos)
Diálogo y cárcel
Julio Hernández López / Astillero
Dime qué declaras y te diré qué ocultas, sería la adaptación binacional del claridoso refrán mexicano sobre el presumir y el carecer. Así fue que Barack Obama y Enrique Peña Nieto llegaron a su primer encuentro con periodistas en el marco de la imperial visita del primero al país tramitado por el segundo. ¿Seguridad y migración? Bueno, hay temas notablemente más importantes, dirían los evasores declarativos, centrando la atención en el tema económico, en mercados e inversiones, en pesos y dólares, en el inevitable paraíso prometido para quienes sigan, a pie juntillas, las nuevas directrices venturosas de los dos administradores vecinos que dejaron para sesiones privadas los verdaderos puntos rasposos del encuentro disparejo (y no sólo en cuestión de centímetros).
México de maravilla, ejemplo democrático a partir de su pacto tripartidista, santuario del reformismo plausible, ejemplo del buen hacer político, donde se deja en segundo plano lo relacionado con los migrantes centroamericanos tirados de trenes por no pagar cuotas o las regiones enteras dominadas por cárteles delincuenciales y donde los nativos se mantienen en casa, con empleo y remuneración suficientes, sin necesidad de arriesgar la vida en travesías hacia el norte. Lo importante son los negocios: dame una ganancia y moveré el mundo, es el lema del dueto que se encomienda a un Arquímedes con altísimas palancas. El ensueño salinista de primera generación reivindicado en la versión actual: del tratado de libre comercio a la libre trata comercial del país.