México de castas
Circo y Molotov
Aguanta, Rosario
Julio Hernández López / Astillero
Fue una boda recatada, sin excesos ni ostentación, a pesar de la nube de elementos de seguridad, las viandas celebratorias, las camionetas blindadas, los visitantes poderosos y la atención nacional concentrada en ese Tekik de Regil cercano a Mérida. Podría decirse, en realidad, que fue una boda doblegada, humillada, agraviada, pues esa pareja de vecinos de la localidad fue obligada a cambiar de hora y lugar la ceremonia y el festejo correspondientes a su matrimonio sin renombre, de segunda, según pareciera a los organizadores de la sociedad de castas, para dar paso y no molestar a los contrayentes de lujo, Emiliano Salinas y Ludwika Paleta.
Así lo relató la reportera Cecilia Ricárdez en una publicación local: “Como parte de este trabajo de ‘acondicionamiento’, le pidieron al señor Julio Torres, dueño de un pequeño circo, que suspendiera sus funciones programadas para viernes, sábado y domingo, porque no querían que el ruido y su presencia entorpecieran las actividades de los invitados. Para este fin le pagaron 1,500 pesos por los tres días, monto que le pareció injusto, porque llega a ganar hasta 2,500 pesos por función, pero quienes le solicitaron el retiro no le dejaron opción.