Ironías electorales
Estallidos gemelos
Absuelven a ex Siedo
Julio Hernández López / Astillero
Lo reñido del desenlace electoral venezolano trajo a la memoria lo sucedido en México en 2006. El ganador oficial en el país sudamericano tuvo una diferencia de 1.5 puntos porcentuales sobre su adversario (235 mil votos), mientras casi siete años atrás Felipe Calderón era declarado triunfador por medio punto porcentual (con casi 234 mil sufragios de diferencia oficial). En Caracas, Henrique Capriles desconocía los resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral, llamaba a un recuento voto por voto y caja por caja (así llaman allá a lo que en México denominamos casillas), convocaba a cacerolazos de protesta y declaraba ilegítimo y espurio a Nicolás Maduro.
A diferencia de lo sucedido en México, Maduro se manifestó de inmediato a favor de un recuento de los votos emitidos y dijo no tener miedo a ese escrutinio. Pero la postura del chavista se circunscribe a lo que ordena la ley, respecto de auditar un poco más de la mitad de los votos emitidos, en tanto que Capriles propone una revisión absoluta, de ciento por ciento. Ese litigio ha sido avasallado en términos de realismo político con la proclamación por parte del citado consejo electoral de que Maduro es el presidente de Venezuela por los próximos seis años, lo que reduce el tema del recuento a una condición que probablemente tendrá consecuencias imprácticas.