Motivos de salud
Sabido lo de Vallejo
Someter gobernadores
Julio Hernández López / Astillero
El tema de las enfermedades y las adicciones genera en los políticos mexicanos un secretismo casi de Estado (y no sólo en nuestro país: véase el caso reciente de Hugo Chávez). Como si fueran seres con garantía extraterrestre de salud, o estuviesen blindados contra la adquisición y desarrollo de vicios, cierran la puerta a cualquier forma de indagación seria de sus padecimientos, aunque los indicios disponibles generen rumores de peor impacto que el conocimiento exacto de los males en cuestión.
En Michoacán era un secreto no a voces, sino a gritos, la mala salud de Fausto Vallejo Figueroa, el priísta nacido el 17 de mayo de 1949 en Morelia que logró recuperar para el PRI la gubernatura de un estado que, a nombre del PRD, había tenido en el poder a Lázaro Cárdenas Batel y a Leonel Godoy Rangel. Como en otras entidades del país, los desvanecimientos de salud del titular del Poder Ejecutivo provocan que los secretarios generales de gobierno u otros funcionarios maniobreros asuman funciones informales de sustitución y que las camarillas de poder desaten guerras internas por el control del timón suelto. Casos ha habido en que los mandatarios estatales han recurrido a la difusión, mediante boletines de prensa y fotografías adulteradas, de presuntas reuniones de trabajo con sus colaboradores, mientras ellos daban continuidad a largas fiestas pasadas por alcohol y otros estimulantes, o viajaban por el extranjero en función de gustos personales o familiares, o se sometían a tratamientos médicos ocultados a la población.