Felipe deja Los Pinos
EU o España, ¿refugio?
EPN ya legisla
Julio Hernández López / Astillero
Treinta días más y terminará formalmente la administración calderonista. A pesar de su precariedad original, ejerciendo un gobierno personalista y colérico, con la mediocridad como divisa y acusado de propiciar una violencia cruenta y cuantiosa, Felipe Calderón está a punto de cumplir con su calendario sexenal.
Gobernando con una pandilla de amigos, maniobrando siempre en contra de lo que fuera (incluso su sombra), permisivo de la abierta corrupción en todos los niveles de la estructura federal, principal destructor del Partido Acción Nacional, Rey Midas al revés en materia electoral, sombrío, vengativo, belicoso y de talla política muy pequeña (no sólo en uniformes militares), Felipe Calderón pasará a ser un extranjero en su propia patria y un prófugo donde quiera que se instale para vivir, incapaz de moverse libremente por las calles, repudiado por sus opositores que son muchos, perseguido por el recuerdo histórico del robo de la Presidencia de la República y amenazado por algunos de los vengativos grupos criminales a los que golpeó facciosamente.
Por lo pronto, ya no duerme en Los Pinos la familia llegada en 2006, en otra demostración inmobiliaria de tersura transicional. Con amabilidad muy distinta del desdén con que Vicente Fox lo trató a él en su momento, Felipe Calderón ha dejado la casa presidencial para que el siguiente morador haga con tiempo los arreglos que le parezcan. También se ha hecho saber que los Calderón-Zavala buscan acomodo en alguna ciudad estadunidense, bajo el supuesto de que el jefe de la familia dará clases en una universidad norteña (habrán de verse las medidas de seguridad que se necesitarían para que ese profesor cruzara un campus y llegara al aula correspondiente).