viernes, septiembre 16, 2011

Crisis mundial: guerra global de clases

Los Brigadistas-UNAM

Dos años han pasado del recrudecimiento de la crisis mundial; treinta años de neoliberalismo y la economía mundial continua su caída. Tan sólo en EU la reserva federal ha gastado más de 16 billones de dólares para el rescate financiero, más del 100% de la riqueza producida por esa economía en un año (PIB). El resultado ha sido una brutal concentración económica en el país que se precia de ser el campeón de la “democracia” e “igualdad de las oportunidades”, de manera que ahora el 1% de la población más rica concentra cerca de 40% de la riqueza total, mientras que hace 25 años el 12% más rico controlaba el 33%. Esta brutal concentración tiene su contraparte en los desempleados (10% de la población económicamente activa), en la pérdida de su poder adquisitivo y en el masivo embargo de casas en EU.

Rescatar las ganancias capitalistas ha sido la prioridad para todos los gobiernos del mundo; en cambio, para el pueblo hay desempleo, pobreza, caída de salarios reales, despojo de pensiones y pérdida de derechos laborales y sociales. Y para el planeta, devastación ecológica, extinción de especies, calentamiento global y agotamiento de recursos (agua, bosques, gas, minerales) por la explotación irracional.

Las políticas económicas de este modelo económico no sirven ya, ni siquiera para estimular el crecimiento. El pronóstico nos dice que serán más de dos décadas de crisis económica (muy parecido a lo sucedido con el crack de 1929 y la depresión de los años treinta). Es así, que no hay reducción de tasas de interés que estimule la inversión o aumento de gasto que estimule el consumo o construcción de infraestructura. No hay recuperación de los empleos destruidos con la crisis y en tanto eso no suceda, el consumo y la producción no se recuperarán. Hay rescates financieros, pero no rescates al pueblo. La opción militarista es una realidad para muchos gobiernos, sea en contra de su población o sea en contra de otras naciones, el fantasma de guerras mundiales para “aliviar” al capitalismo está presente en la mente de las oligarquias mundiales.

La descomposición social se ha acelerado, los de abajo, siempre excluidos del festín financiero, deben pagar los platos rotos de la avaricia de la clase burguesa mundial. La reducción del gasto público, particularmente el gasto social (educación, vivienda, seguridad social, salud, etcétera) es la constante en todo el planeta. En vez de obligar a los de arriba a pagar impuestos, de reducir la riqueza de funcionarios y políticos (en EU el 60% de los senadores son millonarios con una riqueza promedio de 4 millones de dólares, en tanto que la riqueza media de un ciudadano es de 25 mil dólares), de nacionalizar empresas clave para garantizar un poco más de estabilidad, como lo hace Venezuela con la minería del oro, por ejemplo, se incrementan los impuestos para los pobres y las tarifas por bienes y servicios como el agua, gas, electricidad, gasolina, transporte; se elimina el derecho a la pensión y jubilación; se privatizan las últimas empresas públicas, etcétera. Esto forma parte de una gran ofensiva del capitalismo mundial por apropiarse de una mayor parte de las ganancias en detrimento de nuestra calidad de vida. Algo que puede ser entendido como una autentica guerra global de clases: los grandes empresarios, aferrados a su ganancia, exigiendo a los gobiernos que apliquen medidas de “ajuste” contra los pueblos.

La frustración, rabia y resentimiento crecen y se expresan en manifestaciones populares mundiales. Hambrientos, desempleados, excluidos de todos los derechos sociales, frente a un puñado de millonarios, que presumen mercancías y nuevas tecnologías difíciles de adquirir. La sociedad espectadora, enajenada por el consumo y bienestar ficticio está dando a luz a una en donde el pueblo se rebela más, se organiza más, y genera procesos interesantes de transformación, como los indignados españoles o los estudiantes chilenos, por ejemplo. En esta nueva fase de la guerra de clases no está claro hasta donde podrá llegar el pueblo, pero es significativo que incluso en aquellos países en donde se padecieron gorilas de la talla de Pinochet o Franco, los pueblos se levanten y desafíen el terror del capitalismo carnicero que los intento disciplinar.

Cada vez más pueblos se integrarán a la batalla contra los planes del capital. Nuestro tiempo ha llegado, los indignados del mundo debemos luchar, unirnos, defendernos, y a la par, construir la alternativa.

Cuatro años sin respuesta

Jorge Fernández Menéndez

Este 19 de febrero se cumplirán cuatro años de que el secretario de la Defensa Nacional, el general Guillermo Galván, demandó por primera vez al Congreso que le dieran un marco orgánico a la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen organizado. Han pasado casi cuatro años y el instrumento que tendría que haber servido para ese fin, la Ley de Seguridad Nacional, sigue en la Cámara de Diputados sin ser analizada y votada por los legisladores.

Incluso la iniciativa ya aprobada desde hace año y medio por el Senado y enviada a la Cámara de Diputados adolece de fallas graves que podrían dificultar aún más la acción de las Fuerzas Armadas contra las organizaciones criminales.

Cuando hoy las tropas del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea Mexicana (y, por segundo año consecutivo, de la Policía Federal), estén desfilando por el centro de la Ciudad de México, y en la mayoría de las ciudades del país, cuando estén presentes en esos actos cívicos los dirigentes partidarios, legislativos, los representantes de los Tres Poderes de la Unión y de los tres niveles de gobierno, habrá que recordar que ese mismo poder político ha regateado el sustento institucional, legal, al accionar de las Fuerzas Armadas contra la delincuencia organizada.

El miércoles, el general Galván volvió a abordar el tema. Resulta un poco desconcertante que se haya puesto tanto énfasis en los medios en el reconocimiento que hizo el secretario de la Defensa a las víctimas de esa lucha (sin equipararlo mediáticamente al énfasis que también se puso en las víctimas de las fuerzas de seguridad) y se haya ignorado la demanda de que el Congreso le dé “un marco legal que le otorgue certidumbre” al accionar de las fuerzas de seguridad. Pero, además, a la afirmación de que “nada que provenga del derecho podrá incomodar” a esas mismas fuerzas militares. En otras palabras, el secretario de la Defensa, durante cuarto año consecutivo, y en un discurso reiterado en muchas oportunidades y ante diferentes foros, en forma pública y privada, ha demandado algo que resulta básico para cualquier institución militar: que se establezcan las normas legales e institucionales de su accionar y, en este caso, además, asumiendo el compromiso de que, si se cumple con el derecho, la norma que sea aprobada por el Congreso será estrictamente cumplida por esas fuerzas.

Esas son las responsabilidades de la institución militar, pero desde el punto de vista político, también tendría que ser evidente que las normas para el cumplimiento de las labores constitucionales de las Fuerzas Armadas debería ser un objetivo ineludible de los Tres Poderes de la Unión. Una de las responsabilidades de las Fuerzas Armadas es preservar la seguridad interior del país: en este momento, ningún desafío a esa seguridad interior es mayor que el que plantea la delincuencia organizada y ningún esfuerzo nacional es mayor que el combate a la misma. Cuando en el debate (que tampoco se termina de dar en forma pública) se omite esa obligación constitucional y se comienza a confundir, consciente o inconscientemente, la Ley de Seguridad Nacional con un instrumento autoritario o militarista, como una forma de violentar derechos humanos, políticos o civiles, se está faltando a la verdad.

Todo Estado nacional debe tener una legislación que establezca con claridad qué espera de sus fuerzas militares, qué marco legal quiere darle a su intervención y al cumplimiento de sus obligaciones constitucionales.

En términos legales, los legisladores pueden establecer todos los candados que deseen a esa participación y al cumplimiento de esa responsabilidad, pero lo único que no pueden hacer, como lo están haciendo, es ignorarla. Se pude hablar, y qué bueno que así sea, de establecer mecanismos de la justicia civil para juzgar ciertos delitos que pudieran cometerse en el ámbito militar; se pueden establecer mecanismos rigurosos de respeto a los derechos humanos, civiles y políticos; mecanismos claros para actuar ante estados de excepción. Pero todo eso debe entrar en el marco de una Ley de Seguridad Nacional que atienda el desafío real de preservar la seguridad interior del país y la seguridad individual de los mexicanos. Cuando grupos, como el de Javier Sicilia, hablan de aprobar una ley de “seguridad humana”, en lugar de una de seguridad nacional, cabría preguntarse si la seguridad interior de una nación tendría que ser diferente que la preservación de la seguridad de sus integrantes. Y esa es la responsabilidad de las Fuerzas Armadas. Hoy, cuando se les vea desfilar por las calles, cuando, como todo año, la ciudadanía se vuelque a ese encuentro anual, cuando desde tribunas y balcones las autoridades de todo tipo festejen esa suerte de comunión, el poder político y, en este caso en particular el legislativo, tendrían que asumir que están dejando a esas mismas fuerzas militares sin ningún amparo legal en su accionar cotidiano.

Hemiciclo a los Héroes e Hidalgo llamando a la Independencia

Otto Schober / La Línea del Tiempo

Dos monumentos se inauguraron un 15 de septiembre, uno de ellos fue el “Hemiciclo de los héroes de independencia”, en donde se colocaron sobre pedestales de piedra cilíndricos de 0.63 metros de ancho y de 1.70 de altura, seis bustos en bronce de 0.70 metros cada uno, cuyo autor es el escultor sabinense Armando Luna Mejía, las seis esculturas (de izquierda a derecha), corresponden: al consumador de la independencia y presidente de México, general don Vicente Guerrero; al teniente coronel, Juan Aldama, uno de los líderes junto a Hidalgo; al del generalísimo don José María Morelos y Pavón, brillante estratega y líder del movimiento después de Hidalgo; a la corregidora, doña Josefa Ortíz de Domínguez, una de las geniales conspiradoras; al general Ignacio María de Allende, uno de los iniciadores del movimiento armado; y al brillante y magnánimo general, Nicolás Bravo, que luego fue presidente de México.

Al pié de cada uno de ellos aparece el nombre correspondiente. Estos bustos fueron colocados en la “macroplaza de los fundadores”, sobre una superficie de dos pequeños niveles frente al monumento a los niños héroes de Chapultepec e inaugurados la noche del 15 de septiembre de 1996, durante la administración municipal del Lic. Ernesto Vela del Campo. Se les colocó iluminación que se proyecta desde el piso, dándole un toque muy especial durante la noche.

El mismo 15 de septiembre de 1996, minutos después de inaugurarse el hemiciclo, se inauguró un monumento más a don Miguel Hidalgo y Costilla, creación del escultor Armando Luna Mejía, y colocado bajo la campana actual, que funciona desde cuatro años antes, en el frente del edificio de la presidencia municipal.

Este, es una escultura en bronce de 2.20 metros de altura, en donde el padre de la patria sostiene la cuerda que tañe la réplica de la campana de Dolores que se utiliza cada 15 de septiembre.

Este monumento fue costeado por un patronato encabezado por el arquitecto Germán Robles Gil e inicialmente iba a ser realizado por una escultora, que desafortunadamente falleció. La escultura estaba colocada sobre una base rectangular que mide 1.88 por 1.22 metros por lado y 1.18 de altura.

El autor no quedó conforme con la obra y ha tratado de corregirle uno de los brazos, que no se ha conseguido a la fecha. Posteriormente se le colocó una placa en su base, que dice: “Al Padre de la Patria. R. Ayuntamiento Constitucional 1994-1996. Piedras Negras, Coahuila. 15 de septiembre de 1996”.

Este monumento fue retirado para facilitar la remodelación de la Presidencia Municipal y almacenado en el lugar acostumbrado, hasta que fue colocado el 13 de septiembre de 2011 en el nuevo sitio de la que se convirtió en campana principal, la segunda, precisamente bajo la campana.

El imperialismo y la economía política mundial hoy

Alex Calinicos

A continuación ofrecemos un fragmento del texto de Alex Callinicos publicado en el quinto número de la revista Crítica y Emancipación. En él, Callinicos vuelve sobre el concepto del imperialismo a la luz de la crisis actual del capitalismo y en el contexto de la arquitectura financiera mundial vigente. Señala analogías y diferencias con el nacimiento del imperialismo británico en el siglo XIX, el papel de Alemania y el proceso que llevó durante la pasada centuria a la hegemonía de Estados Unidos. Focaliza en su trabajo la especificidad del imperialismo estadounidense, que se conforma al finalizar la Guerra Fría y los nuevos actores de la geopolítica mundial en los albores del siglo XXI y sus relaciones complementarias y/o competitivas. Entre ellos, el presente y el futuro de las relaciones Estados Unidos-China.

La especificidad del imperialismo estadounidense

Robert Wade sugirió el siguiente experimento mental:

Suponga que usted es un aspirante a emperador romano en el mundo de hoy, de Estados soberanos, mercados internacionales y economías capitalistas. Para no tener que desplegar frecuentemente su peso militar necesitará actuar mediante la hegemonía en lugar de la coerción, y los demás deberán pensar que su predominio es el resultado natural de arreglos institucionales, fundados en el sentido común, que son justos y equitativos. Si usted –un actor unitario– pudiera crear resueltamente un marco internacional de normas de mercado para promover sus intereses, ¿qué tipo de sistema crearía? (2003: 77).

Wade imagina una “arquitectura financiera internacional” que no implica al patrón oro, actuando en su lugar la moneda de la potencia hegemónica como la principal moneda de reserva internacional, sus mercados financieros “dominantes en las finanzas internacionales” y “un solo capital privado integrado al mercado mundial”, sin barreras de entrada o de salida, y todo bajo la supervisión de “una flotilla de organizaciones internacionales que se parecen a las cooperativas de los Estados miembro y que otorgan la legitimidad del multilateralismo, pero a las que usted (es decir, la potencia hegemónica) puede controlar mediante el establecimiento de normas y el bloqueo de los efectos que no le gusten”, y defendido por “un gran ejército, a fin de poder respaldar su hegemonía con coerción”. La arquitectura financiera mundial le permite financiar una fuerza militar abrumadora y “barata”. El resultado es el siguiente:

Esta arquitectura económica internacional le permite a su pueblo consumir mucho más de lo que produce, permite a sus empresas y sus capitales entrar y salir, rápidamente, de otros mercados, maximizando los rendimientos a corto plazo; cierra los flujos netos de las rentas de tecnología del resto del mundo por décadas y, por lo tanto, aumenta los incentivos para innovar de sus empresas y por medio de las fuerzas del mercado, aparentemente libres de poder político, refuerza su dominio geopolítico en otros Estados. Mejor aún si sus científicos sociales le explican al público que un proceso de globalización desestructurado y sin agentes –el implacable cambio tecnológico que reduce tiempo y distancias– está detrás de todo esto, causando que todos los Estados, incluido el suyo, pierdan poder vis à vis mercados. Usted no quiere que los demás piensen que la globalización, dentro del marco que ha construido, aumenta su capacidad de tener tanto un gran ejército como un próspero sector civil, mientras disminuye la de todos los demás (Wade, 2003: 78, 80-82).

Este experimento mental se ajusta, por supuesto, a la hegemonía estadounidense contemporánea como un guante. La debilidad del bosquejo un tanto irónico de Wade es que tal vez basa demasiado la “arquitectura económica internacional actual” en el concreto de la necesidad histórica. Por lo tanto, durante la era de Bretton Woods en los años cincuenta y sesenta, cuando podría decirse que la preeminencia de los Estados Unidos en el mundo capitalista avanzado era mayor económica y geopolíticamente de lo que es hoy, el dólar estaba aún respaldado por el oro; la hegemonía británica decimonónica también implicó la generalización del patrón oro. Por otra parte, como Wade reconoce, el papel del dólar como principal moneda de reserva internacional es una espada de doble filo 2. Sin embargo, tiene razón al insistir que las estructuras y las instituciones contemporáneas transnacionales trabajan para aventajar específicamente al capitalismo estadounidense. Recordemos la pregunta de Brenner:

¿Por qué, en relación con el mundo capitalista avanzado, la expansión imperialista, que condujo a la rivalidad interimperialista que llevó a la guerra que prevaleció antes de 1945, no lo consiguió después? ¿Por qué, con respecto a Europa, Japón y, de hecho, gran parte de Asia Oriental, la hegemonía estadounidense durante gran parte del período de la posguerra no pudo tener una forma imperialista –en el sentido que Harvey otorga a la palabra–, es decir, la aplicación del poder político para consolidar, exacerban, y hacer permanente la ventaja económica ya existente? (2006b: 90).

Responder a estas preguntas implica considerar los intereses de Estados Unidos y los demás países capitalistas avanzados. En el caso de Estados Unidos, la respuesta, en un sentido general, es que la estructura específica y el peso mundial del capitalismo estadounidense le dio la capacidad de dominar y conducir a los principales Estados capitalistas sin construir un imperio territorial tradicional: el imperialismo no territorial de Puerta Abierta fue más adecuado a los intereses de Estados Unidos. Pero la manera en que Brenner plantea la cuestión implica que la hegemonía estadounidense no ha funcionado para servir a los intereses de los capitales de Estados Unidos, en oposición a aquellos capitales basados en economías avanzadas. En un artículo inédito sostiene que la hegemonía de Estados Unidos operó para institucionalizar las condiciones generales favorables para todos los capitales, estadounidenses y extranjeros (Brenner, 2007b). Simon Bromley, al argumentar acerca de la relación entre la invasión de Irak y la estrategia estadounidense del petróleo, sostiene la misma línea:

La forma de control que Estados Unidos está buscando delinear ahora [en Irak] es la que está abierta al capital, commodities e intercambio entre muchos Estados y empresas. No puede ser vista (¿todavía?) como una estrategia exclusiva económicamente, como parte de una forma depredadora de la hegemonía. Por el contrario, Estados Unidos utilizó su poder militar para diseñar un orden geopolítico que sirva de fundamento político para su modelo preferido de economía mundial: esto es, un orden internacional liberal cada vez más abierto. La política de Estados Unidos apuntó a la creación de una industria del petróleo internacional abierta, en la cual los mercados, dominados por las grandes empresas multinacionales, asignan capital y materias primas. El poder del Estado de Estados Unidos se despliega, no sólo para proteger los intereses particulares de las necesidades de consumo y empresas de Estados Unidos, sino para crear las precondiciones generales de un mercado mundial petrolero, confiado en la expectativa de que, como la economía líder, será capaz de satisfacer todas sus necesidades por medio del intercambio comercial (Bromley, 2005: 253-254).

Es importante distinguir aquí tres puntos diferentes. En primer lugar, como ya argumenté, los Estados Unidos practican una forma de imperialismo no territorial, basado en la regla básica de que un orden liberal internacional abierto beneficiará, por lo general, a los capitales asentados en Estados Unidos. En segundo lugar, para que esta hegemonía funcione de manera, en general, estable tendría que, en todo caso, asegurar beneficios significativos para otros Estados capitalistas. Pero, en tercer lugar, no se evidencia en lo más mínimo que las instituciones que Estados Unidos construye, y las políticas que lleva a cabo, sean neutrales con respecto a los intereses de los capitales asentados en su territorio y los asentados en otros Estados. Desde una perspectiva liberal internacionalista, John Ikenberry sostiene que en los dos momentos históricos en que el poder relativo de Estados Unidos fue mayor, luego de 1945 y al final de la Guerra Fría, este país renunció temporariamente a las ventajas e hizo importantes concesiones a otros Estados con el fin de institucionalizar un “orden constitucional” internacional que maximizaría los intereses a largo plazo de todos los Estados. Ikenberry señala: “Ordenes estables son aquellos en los cuales el reembolso al poder es relativamente bajo y, a las instituciones, relativamente alto. Estas son, precisamente, las circunstancias que caracterizan los órdenes constitucionales más desarrollados” (2001: 255).

Pero este argumento no explica suficientemente la cuestión de cómo son distribuidos “los reembolsos a las instituciones”. Consideraremos dos casos que resultaron caros para Estados Unidos en relación con otros Estados. El primero se refiere a la arquitectura financiera internacional, que Wade alega que opera en interés del capitalismo estadounidense. Peter Gowan sostiene, también, que los Estados Unidos aprovecharon la inestabilidad financiera de los años setenta y ochenta, particularmente después del “shock Volcker” de octubre de 1979, cuando Paul Volcker, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, elevó sensiblemente las tasas de interés, imponiendo una dura disciplina monetaria a las economías de Estados Unidos y el mundo, para construir lo que él llama el régimen del dólar de “Wall Street”, en torno a un dólar que, si bien ahora es una moneda puramente fiduciaria sin respaldo del patrón oro, permaneció como el eje central del sistema financiero internacional, ventaja que Washington utilizó para promover en todo el mundo las políticas neoliberales favorables a los intereses de los bancos de inversión estadounidenses y corporaciones transnacionales (Gowan, 1999)3. De este modo, el gobierno de Clinton provocó profundas tensiones con Gran Bretaña y Alemania, en particular, cuando respondió a la crisis financiera mexicana de 1994-1995 presionando al Grupo de los Siete para que liderase a los países industriales en la creación de un paquete de rescate que benefició principalmente a los inversionistas estadounidenses. Notoriamente, la misma administración durante la crisis de Asia del Este de 1997-1998 bloqueó la propuesta japonesa de un Fondo Monetario Asiático, que habría limitado la capacidad del Fondo Monetario Internacional (FMI ) para gestionar la crisis, y juntamente con el FMI impulsó, en los gobiernos de Asia, políticas de liberalización económica diseñadas tanto para debilitar el denominado “capitalismo de amigos” (con estrechos vínculos entre el Estado, los bancos y las corporaciones privadas, distintivos del modelo económico de Asia del Este) como para volver a las economías afectadas más permeables al capital estadounidense. En su análisis de esta crisis, Robert Wade y Frank Veneroso (1998) describen el complejo “Wall Street-Tesoro de Estados Unidos-FMI ” con el fin de resaltar el nexo que une a las instituciones financieras internacionales con los intereses específicamente estadounidenses.

Un segundo ejemplo importante, que también data de la administración Clinton, consiste en la expansión primero de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y, luego, de la Unión Europea (UE) en Europa Oriental y Central. Esta política representa una violación del acuerdo alcanzado entre Mijail Gorbachov, el último presidente soviético, el canciller alemán Helmut Kohl y James Baker, el secretario de Estado de Estados Unidos, durante las negociaciones en 1990-1991 que permitieron a Alemania unificada permanecer en la OTAN a cambio de la seguridad de que, en palabras de Baker, “no habrá extensión de la jurisdicción actual de la OTAN hacia el Este”4. La idea, detrás de la violación de esta promesa por el gobierno de Clinton, fue expresada muy claramente por Zbigniew Brzezinski, el principal pensador geoestratégico del Partido Demócrata. Brzezinski argumenta que la UE es “el puente eurasiático del poder estadounidense y un trampolín en potencia para la expansión del sistema democrático mundial en Eurasia”.

La ampliación de la OTAN y la UE hacia Europa Central y Oriental extendería, en consecuencia, el poder estadounidense: “Si la Unión Europea se convierte en una comunidad geográficamente más grande […] y si Europa basa su seguridad en una alianza continua con los Estados Unidos, entonces se deduce que Europa Central, su sector geopolíticamente más expuesto, no puede ser excluido de compartir el sentido de seguridad de que el resto de Europa goza mediante la ‘alianza transatlántica’” (Brzezinski, 1998: 74-79). Stephen Cohen describió la “verdadera política de Estados Unidos” hacia Rusia “como la explotación implacable, al estilo de el ganador se lo lleva todo, de la debilidad rusa post 1991”, que incluye el “cerco militar creciente de las bases de Estados Unidos y la OTAN a Rusia, en y cerca de sus fronteras –que ya están instaladas o en vías de–, en por lo menos la mitad de las otras 14 repúblicas de la ex Unión Soviética, desde el Báltico y Ucrania hasta Georgia, Azerbaiyán y los nuevos Estados de Asia Central. El resultado es una cortina de hierro inversa construida por Estados Unidos y la remilitarización de las relaciones ruso-estadounidenses”, que a su vez provocó una política exterior de Moscú más asertiva con Vladimir Putin (Cohen, 2006)5. Los peligros de la estrategia de Washington fueron ampliamente demostrados por la guerra que estalló entre Rusia y Georgia en agosto de 2008, tras el intento del ejército georgiano, equipado y entrenado por los Estados Unidos e Israel, por capturar el enclave de Osetia del Sur protegido por Moscú.

[…]

¿Capitalismo mundial en los pilares de Hércules?

Al debatir la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y sus contratendencias, Gramsci pregunta: “¿Cuándo puede uno imaginar que la contradicción llegue a su nudo gordiano, un momento normalmente insoluble que requiere la intervención de Alejandro con su espada? Cuando toda la economía mundial se vuelva capitalista y llegue a cierto nivel de desarrollo, es decir, cuando la ‘frontera móvil’ de la economía capitalista mundial llegue a los pilares de Hércules (1995: 429-430). La idea de que el capitalismo, de hecho, llegó a sus pilares de Hércules es un lugar común hoy día, por ejemplo, en la afirmación mucho más optimista de Thomas Friedman de que la globalización “está aplanando y achicando el mundo”, y “por lo tanto va a estar impulsada, cada vez más, no sólo por individuos sino también por un grupo mucho más diverso de individuos (ni occidentales, ni blancos). Individuos de todos los rincones del mundo plano se están empoderando” (2005: 12). De hecho, que un periódico serio como el Financial Times debiera conceder a tal sobrecrecimiento su premio Business Book de 2005, se explica sólo por la euforia que rodea a los “mercados emergentes” –y especialmente al BRIC (Brasil, Rusia, India y China)– durante la burbuja crediticia de mediados de 2000.

Comprender hoy los contornos reales de la economía mundial es importante si queremos obtener una medida exacta de la evolución futura del imperialismo. La teoría principal de las Relaciones Internacionales trató de resolver el problema del formato geopolítico desde el fin de la Guerra Fría. Los realistas estructurales se apresuraron a predecir que la forma, aparentemente unipolar, que asumió el sistema estatal tras el colapso de la Unión Soviética sería meramente una fase de transición en la cual la primacía de Estados Unidos provocó la formación de una coalición que busca equilibrarse en su contra. Como Kenneth Waltz escribió en 1993, “la respuesta de otros países a uno de ellos que busca o gana preponderancia es tratar de equilibrarse en su contra. La hegemonía conduce al equilibrio […]. Esto está sucediendo ahora, pero vacilantemente (1993: 77). Enfrentado por la no emergencia de tal coalición, nuestro autor sostiene que su predicción fue correcta, pero que el momento de su advenimiento es imposible de determinar: “La teoría realista predice que los balances interrumpidos serán restaurados algún día. Una limitación de la teoría, limitación común a las teorías de las ciencias sociales, es que no se puede decir cuándo” (Waltz, 2000: 27). Fiel a las premisas estructurales realistas, William Wolforth afirma que la unipolaridad posterior a 1991 representa un punto de descanso estable, en lugar de un momento pasajero, porque las capacidades de Estados Unidos, tanto duras como blandas, son mucho mayores que las de cualesquiera de los otros poderes, y porque la fragmentación geopolítica de Europa y Asia del Este dificulta que cualquier otro Estado logre la centralización política y la concentración de recursos necesarios para desafiar la hegemonía estadounidense (Wolforth, 1999).

Las relaciones económicas figuran en tales explicaciones sólo en la medida en que afectan la capacidad material y, por lo tanto, el poder relativo de los Estados. Por el contrario, los internacionalistas liberales argumentan que el desarrollo de la moderna economía capitalista mundial convirtió al comercio internacional en un juego de suma positiva que da a los Estados, cuyas estructuras sociopolíticas internas son liberales y capitalistas, un incentivo para cooperar y para institucionalizar esta cooperación, y en consecuencia reduce bastante la probabilidad de guerra entre ellos. Como Andrew Moravcsik postula en una reafirmación sofisticada de la teoría liberal de las Relaciones Internacionales, “el desarrollo económico mundial, en los últimos 500 años, ha estado estrechamente relacionado con una mayor riqueza per capita, la democratización, los sistemas educativos que refuerzan nuevas identidades colectivas, y mayores incentivos para las transacciones económicas transfronterizas. La teoría realista no les otorga a estos cambios importancia teórica alguna” (1997: 535). Aquí hay una superposición entre el internacionalismo liberal y el marxismo clásico, que tampoco refiere a la economía mundial capitalista como un juego de suma cero: el desarrollo dinámico de las fuerzas productivas bajo el capitalismo puede, en condiciones adecuadas, aumentar tanto los beneficios como los salarios reales. Estas condiciones fueron obtenidas en gran medida durante el gran boom de los años cincuenta y sesenta en las economías avanzadas. Por otra parte, es una implicancia de la concepción de la hegemonía capitalista mundial con que trabajé que la potencia hegemónica suministre bienes públicos (por ejemplo, un sistema monetario internacional estable) que otorgue a otros Estados un incentivo para obedecer y cooperar. Pero la convergencia entre el marxismo y el liberalismo es sólo parcial. La economía política marxista conceptualiza al capitalismo como un proceso inherentemente contradictorio e inestable, constituido por la explotación del trabajo asalariado, responsable de crisis periódicas destructivas, y generador sistémico de desarrollo desigual. Cualquier evaluación honesta de la economía mundial contemporánea tendría que conceder que brinda mucho para afirmar este punto de vista sobre el capitalismo. […]

Alex Callinicos es un militante destacado del Socialist Workers Party, organización hermana de En Lucha / En lluita en Gran Bretaña y doctor por la Universidad de Oxford. Profesor de ciencias políticas en la Universidad de York y director del Centro de Estudios Europeos del King’s College, de Londres.

Notas

1. El presente texto es un extracto del publicado en el quinto número de la revista Crítica y Emancipación. Buenos Aires, CLACSO, 2011. Originalmente publicado en Callinicos, Alex. Imperialism and global political economy (Cambridge, UK: Polity Press, 2009). Traducción de Eugenia Cervio.

2. Ver “Una redistribución del poder económico mundial”, pág 137.

3. Ver también Parboni (1981: Cap. 1).

4. Hubo un debate considerable entre los participantes sobre si esa promesa fue parte del acuerdo final en la unificación alemana; ver Gordon (1997). Pero la historia estadounidense semioficial de las negociaciones clarifica que fue un trago amargo para Gorbachov y su equipo que incluso los miembros de la República Federal incorporaran a Alemania del Este a la OTAN. Ver Zelikow y Rice (1997).

La gota se agota

José Cárdenas

¡Viva México, a secas!


La Ciudad de México muere de sed. El acueducto del Cutzamala, que le surte 26% del agua, está seco.

La gran Tenochtitlán se bebe cada día tres mil 500 millones de litros de agua. Es un caudal similar a lo que vierten, varios días, las cataratas del Niágara. Con esa cantidad del “preciado líquido” se podría llenar en un año la presa de Asuán, una de las más grandes del mundo.

La condición hidráulica de la “Ciudad en Movimiento” no podría ser peor. Con pocos días de diferencia, el DF pasa, de ahogarse por la lluvia, a la sed insaciable.

La última del Cutzamala evidencia que el Valle de México requiere impostergables inversiones hidráulicas.

Urge remediar el absurdo: la milésima parte del territorio no soporta 35% de la actividad nacional.

Los chilangos vivimos en la punta de un alfiler, solía decir el profesor Carlos Hank.

El gobierno de Marcelo Ebrard arrancó con una amenaza: quitarle agua a las delegaciones ricas, para llevarla a las más pobres. Sobre todo a Iztapalapa.

De la lucha de clases, a la lucha del agua.

Pero de la demagogia pasamos a la realidad. El racionamiento resulta inevitable. Ya no es un tema de justicia sino de inviabilidad. El Cutzamala, como el chorrito, era grandote y se hizo chiquito.

Por ejemplo, El Soho de La Condesa pide un vaso de agua. Pero una pipa de ocho mil litros cuesta mil 200 pesos. Lo bueno es que el DF las ofrece gratis. Lo malo, es que 2.5 millones de capitalinos estamos en lista de espera.

¿Cómo es que llegamos a esta situación?

Dejemos de lado la falta de planeación, los crímenes ecológicos, la voracidad de constructores y fraccionadores. Tenemos sed por las albercas de Semana Santa, las pistas de hielo en invierno y los edificios con piscina en el penthouse.

El Cutzamala ya no aguanta. Costó mil 300 millones de dólares en los setenta. Funciona a 47% de su capacidad. Tiene sed de otros cinco mil millones de dólares.

También estamos secos por nuestra irresponsabilidad. Con el agua que desperdiciamos se podría electrificar un año a la ciudad de Milán.

No hemos construido drenajes de lluvia. Dejamos evaporar mil 500 kilómetros cúbicos de agua. Con ese desperdicio llenaríamos una alberca de un kilómetro de profundidad, del tamaño de todo el Distrito Federal.

¿El problema tiene solución? ¿O será que hemos empezado a leer el prólogo del caos?

Sin afán de escandalizar: la gota se agota.

Por cierto, felices Fiestas Patrias.

MONJE LOCO. La desocupación del Zócalo por las huestes de Martín Esparza se comenta como una gesta heroica. Algunos cronistas exagerados hasta comparan la liberación de la plaza con la terminación del sitio de Cuautla, en 1812, o el fin del cerco de Leningrado, luego de 900 días de asedio nazi, en 1944. ¿La liberación del Zócalo es otro síntoma de debilidad institucional? Nadie sabe, nadie supo.

Monumento a los Niños Héroes de Chapultepec

Otto Schober / La Línea del Tiempo

El monumento a “Los Niños Héroes de Chapultepec”, se inauguró en una impresionante ceremonia militar, el día 13 de septiembre de 1987, en la Macroplaza de los Fundadores, ante la presencia del gobernador del estado, el Lic. José de las Fuentes Rodríguez y las más altas autoridades castrenses de la 6a. Zona Militar, con cabecera en Saltillo, durante la administración municipal del Lic. Carlos Juaristi Septién.

Casi la mitad de quienes estuvieron presentes fueron elementos castrenses, que llamaron la atención por sus uniformes de gala, su marcialidad y su disciplina.

Además de las descargas de sus fusiles con cargas de salva que dejaron impactados a los asistentes, en su mayoría, alumnos de las instituciones educativas de la ciudad, sobre todo a los del nivel de preescolar.

Las inscripciones colocadas en el monumento a base de bronce, dicen: “A los Niños Héroes de Chapultepec” “Siendo Gobernador del Estado, Lic. José de las Fuentes Rodríguez, fue edificado este monumento en honor a los Niños Héroes de Chapultepec, con aportaciones del R. Ayuntamiento, Pueblo en General y Comité Pro-construcción”.

Piedras Negras, Coah. 13 Sept. 1987”. “Imitad su valor y su memoria, que si no les fue dada su victoria no será porque no fue merecida, mas no por eso se escasea la gloria a aquel que por su patria da la vida. General Leandro Valle”.

Esta obra arquitectónica que mide 6 x 1.50 metros y 7 de altura, con seis columnas de 4 metros de alto, cuyo autor es el Arq. Jesús Maltos, el monumento fue remodelado posteriormente por el Arq. Rigoberto Navarro, a la que se le agregaron jardineras con vistosas plantas de ornato y medallones ovalados de .50 metros de ancho y 0.70 de altura, con la imagen de los niños héroes, esculpidos estos últimos por el escultor sabinense, Armando Luna Mejía, encima de las inscripciones con los nombres de los seis cadetes en cada columna, el de Vicente Suárez, el de Francisco Márquez, el de Juan de la Barrera, el de Agustín Melgar, el de Juan Escutia y el de Fernando Montes de Oca, cada medallón fundido en bronce, fueron colocados en cada una de las seis columnas y en el orden anterior e inaugurados estos trabajos el 13 de septiembre de 1996, en el trienio del Lic. Ernesto Vela del Campo.

El monumento a los Niños Héroes de Chapultepec, es uno de los que más atraen por su belleza y por su magnificencia.

Es un de los más grandes de la ciudad y cada 13 de septiembre es el escenario para recordar en la ciudad la vibrante epopeya de Chapultepec.

Cárteles de la droga en el Distrito Federal

Andy Novell F.

Algunos políticos hacen lo imposible para regresar a comer del presupuesto e impuestos de los mexicanos, hacen de todo hasta dar declaraciones que son verdaderas, pero rebasadas.

Caso concreto fueron las del ex secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Joel Ortega, quien dijo que detrás de los 13 mil puntos de narcomenudeo operan los distintos cárteles del narcotráfico.

Durante un foro de su asociación “Ciudadanía y Democracia”, aseguró que del lado de Iztapalapa, Chalco y Neza operan los Beltrán Leyva.

Del lado de Huixquilucan, Naucalpan y parte de Tlalnepantla, tenemos a la Familia Michoacana, en Ecatepec hasta Texcoco, hay una disputa entre los Beltrán Leyva y los Zetas, están ahí, tocando las puertas de la ciudad.

Además de que “opera una banda que es La Mano con Ojos, que es una escisión de los cárteles que operan en provincia. Y ubicaría a Tepito como el foro en donde están todos e intercambian información”.

Estos datos de la operación del crimen organizado ya es historia vieja, por una razón; la recomposición en la radiografía del narcotráfico ha cambiado desde que Joel Ortega era secretario de Seguridad Pública local.

Es decir, en la actualidad Iztapalapa, Chalco, Neza y Ecatepec hasta Texcoco, Los Beltrán Leyva fueron hechos a un lado, porque en esta zona opera la Familia-Zetas, mientras que los Caballeros Templarios se disputan la plaza.

Huixquilucan, Naucalpan y parte de Tlalnepantla es operada por Los Beltrán Leyva y una de sus escisiones es “La Mano con Ojos”.

Con esto se denota la ignorancia de Joel Ortega en el caso de la radiografía del crimen organizado en el Distrito Federal y Estado de México. Ortega exhibe que lo único que quiere y siempre ha añorado es ser jefe delegacional en Gustavo A. Madero o una diputación federal.

Esta información sobre las organizaciones criminales ya la tenía cuando era titular de la policía capitalina; aún si no hizo nada, no actuó; ahora años después cuando ya ha sido aceptada por las propias autoridades locales y federales ¿por qué la viene a revelar? Como siempre los intereses personales les gana la visión a los políticos.

Gobierno empresarial en quiebra

Gerardo Fernández Casanova

“Que el fraude electoral jamás se olvide.
Ni tampoco los miles de muertos inocentes.”


Uno de los principales factores del fracaso de los dos gobiernos panistas que hemos soportado, es la carencia de vocación de servicio público en sus principales cuadros. Fox caracterizó con precisión su gobierno como uno de empresarios para empresarios; así, sin ambages. Lo dijo en Japón ante un selecto grupo de inversionistas de aquel país, como argumento de venta pero con una sinceridad insólita. Hasta 1988 los empresarios siempre estuvieron cercanos al poder para hacer negocios, pero sin pretender ocuparlo; en ese año la candidatura de Manuel Clouthier a la presidencia marcó el cambio de actitud; decía el Maquío que, para gobernar, no hacía falta vocación ni experiencia: “cualquiera será mejor que los pendejos que nos han gobernado”. Así, doce años después, llegó Fox a cumplir tales anhelos y a demostrar fehacientemente su equivocación, sin enmendarla sino reforzándola. Calderón continuó el proceso y lo remató en días pasados al conminar a los líderes empresariales (así nombrados por una revista del mismo corte) para que incursionen en las tareas de la política.

Respeto la vocación empresarial verdadera; la que empeña su esfuerzo y su patrimonio para la obtención del lucro en la creación de bienes y servicios útiles a la población; es una actividad legítima y, en las condiciones apropiadas, benéfica para el conjunto. Subrayo que su distinción es el afán de lucro. Mienten innecesariamente quienes esconden su afán distintivo y lo visten con el de crear empleos: la contratación de personal es sólo un medio sujeto a la rentabilidad. Mal haría un empresario que obrara en sentido contrario, la quiebra es su destino. Un empresario inteligente puede, incluso, ofrecer los mejores salarios y condiciones de trabajo, si esto contribuye a mejorar el rendimiento de su inversión. Pero el de lucro es un afán sin límite que, en su exceso, deviene en daño social por lo que debe ser acotado.

Lo que pretendo resaltar en estas líneas es la incompatibilidad de la vocación empresarial lucrativa con la vocación de servicio público. Los buenos empresarios suelen ser pésimos servidores, así como los buenos servidores resultan en pésimos empresarios. De la misma forma en que fracasa un empresario que no prioriza la rentabilidad en sus decisiones, lo hace un servidor público que no coloque en primera línea el beneficio colectivo. Lo malo del caso es que, mientras el fracaso de un empresario lo lleva a la ruina, el de un servidor público se puede ocultar en la corrupción y la politiquería, sin perjuicio personal. Esto abre el nefasto campo para los logreros de la política, cuya existencia ha sido premiada en los últimos cuatro sexenios gubernamentales; Salinas les abrió la puerta grande y está resultando difícil sacarlos.

Supuestamente la democracia electoral sería el instrumento para distinguir los verdaderos servidores públicos de los logreros; infortunadamente, la tal democracia cayó en manos de los malandrines y, con simples toques de mercadotecnia mediática y una buena dosis de fraude, se mantienen en el poder y la corrupción en el joder. La debacle en que se encuentra México es la demostración palmaria de tal estado de las cosas.

La regeneración nacional requiere de funcionarios y políticos con verdadera vocación de servicio público, así como de emprendedores de buena catadura, cada quien en su respectivo ámbito. Sólo el pueblo organizado y concientizado puede realizar la hazaña de elegir correctamente y sacar del gobierno a quienes sólo buscan medrar con lo público. Organizar y concientizar al pueblo es la tarea que se ha impuesto el MORENA con el Nuevo Proyecto de Nación y con el liderazgo de López Obrador. Vámonos queriendo recio, que se siente bien bonito.

El gran problema estructural del capitalismo

Alberto Rabilotta

El presidente Barack Obama prometió que ayudaría a los estadounidenses para que consigan un empleo y un salario, y algunas de las medidas que propuso al Congreso quizás tendrán un efecto positivo, pero como señala el académico Richard Sennett (1) la mayoría de quienes escucharon al Presidente saben muy bien que “hay demasiada gente cazando muy pocos empleos, especialmente buenos empleos”.

Y Sennett apunta que este “hecho depresivo” no fue causado por la recesión, y que “por más de una generación la prosperidad financiera en Europa y en Estados Unidos no dependió de una robusta fuerza laboral doméstica; la (producción) que las corporaciones globales quieren hacer puede ser mejor hecha y a más bajos costos en otros lugares. Otra vez más la revolución digital está concretando la antigua pesadilla: “las máquinas pueden reducir la necesidad del trabajo (asalariado) humano”.

El sociólogo y autor de varios libros escribe que hacia el año 2006 el “efecto de reemplazo” – o sea el reemplazo del trabajo manual por computadoras o equipos computarizados – se mantenía a un ritmo del siete por ciento anual en el sector de servicio. En consecuencia y antes de que comenzara la recesión del 2008-2009 ya había dejado de ser posible la “viabilidad de una carrera como en el pasado”. O sea que se puso fin al empleo seguro en los países del capitalismo “más avanzado”.

“Obama no habló de estos problemas estructurales en su discurso ¿Cómo podría haberlo hecho? Esos son los problemas concretos del capitalismo moderno”, agrega Sennett en su artículo titulado “La manera inhumana de enfrentar los problemas laborales en Estados Unidos terminarán con Obama”, donde recuerda las cifras del desempleo tanto en ese país como en Gran Bretaña: 22 por ciento para los jóvenes sin oficios; 14 por ciento de la fuerza laboral que antes tenia un empleo permanente sufre el “subempleo involuntario”, y en esta situación – destaca el sociólogo – la salud de esos trabajadores subempleados declina de manera dramática. Y en Estados Unidos se estima que hay, además de las cifras oficiales, de tres a cinco millones de desempleados que al no encontrar empleos después de seis meses de inútil búsqueda dejan de ser clasificados como “desempleados”.

No porque los economistas sean incapaces de verlo y analizarlo el problema estructural deja de existir. A finales de septiembre de 1996 el economista y Nóbel Paul Krugman escribía, en su columna del New York Times (2) que sería injusto culpar a los observadores de finales del siglo 20 por su fracaso en prever todo lo que el siglo 21 nos traerá, y agrega que “aun cuando actualmente el pronóstico a largo plazo sea una ciencia inexacta hay muchas personas que entienden que las mayores fuerzas que impulsan los cambios económicos serán las que darán continuidad al avance de la tecnología digital y la diseminación del desarrollo económico en todo el mundo. En esta caracterización no hay sorpresas, continúa el Nóbel, pero el rompecabezas comienza cuando los expertos del momento completamente malinterpretan las consecuencias de estos cambios.

En efecto, en esa “época” todavía se anticipaba lo que Krugman titula como una economía “inmaculada”, en la cual la mayoría se habrá emancipado de cualquier difícil trabajo “con el mundo físico”. El 5 de marzo pasado, a 15 años de distancia, Krugman retoma y amplia ese artículo y escribe que la informática terminará reduciendo, no aumentando, la demanda de trabajadores altamente calificados, debido a que un montón de lo que los trabajadores altamente calificados hacen hoy día puede ser reemplazado por altamente sofisticados procesos informáticos, en realidad reemplazados más fácilmente que (si fuera) un trabajo manual.

Este tema lo toca también Martín Ford (3) al citar al economista David Autor (4), quien analiza el “efecto de reemplazo” a partir de la década de los 60 del siglo pasado, cuando comenzó la introducción de computadoras y sistemas automatizados, robotizados o digitalizados, y cómo este proceso de sustitución del trabajo asalariado, que solo es posible con seres humanos, polarizó el mercado laboral y eliminó los trabajos seguros y bien pagados que permitieron sustentar la clase media, dejándonos con empleos con altos salarios que requieren de muy altas calificaciones, mucha educación y capacitación, y un montón de trabajos con muy bajos salarios para una mano de obra poco calificada.

Aunque tardíamente se está reconociendo el impacto que la automatización tiene en el capitalismo de las economías más avanzadas, en particular por la desaparición de empleos –el efecto de reemplazo de los trabajadores y empleados por sistemas automatizados- y por ende del trabajo asalariado. Y cuando el trabajo asalariado comienza a escasear y se vuelve raro el consumo, o sea la demanda final de la cual dependen los capitalistas en su conjunto, y desde el punto de vista fiscal los Estados, se achican las posibilidades de reproducción del sistema.

El capitalismo es un sistema que desde sus primeros pasos ha estado en gestación constante de cambios, que se revoluciona a sí mismo, como decía Karl Marx. Y desde su nacimiento está unido al trabajo asalariado, a la explotación de los trabajadores que constituyen la única fuente posible de plusvalía –o de renta diferencial cuando explota trabajadores en otros países- y que, en su conjunto forman una parte critica de la demanda final.

Esta grave crisis estructural impide generar suficientes empleos y salarios adecuados que permitan mantener una robusta demanda final. Las clases medias en los países avanzados están desapareciendo de manera acelerada porque dejaron de existir las condiciones que las crearon: trabajos seguros y salarios decentes.

Al concluir un análisis sobre esta problemática Andrew Price escribe (5) que si las “fuerzas del mercado y la creciente automatización deja a las personas ( ) sin perspectiva alguna de un trabajo decente, quizás tengamos la oportunidad, o tal vez la obligación moral, de cambiar los roles y hacer que la oportunidad de hacer un trabajo que tenga sentido no sea solamente un privilegio, sino algo que todos merecemos”.

El sistema está ante una barrera potencialmente infranqueable. Hace muchas décadas que no estaba en el fuego un caldo de cultivo como éste para lanzar la lucha de clases. Con sus políticas de austeridad y de postración ante el dominante sistema financiero, el sistema político dominante no tiene algo digno que ofrecer ¿Una revolución social en perspectiva?

- Alberto Rabilotta es periodista argentino.

Notas:
1.- Richard Sennett, The Guardian, 9 de septiembre 2011. Sobre sus libros ver: http://www.richardsennett.com/site/SENN/Templates/Home.aspx?pageid=1

2.- Paul Krugman, White Collars Turn Blue;
http://www.nytimes.com/1996/09/29/magazine/white-collars-turn-blue.html

3.- Martin Ford: http://www.huffingtonpost.com/martin-ford/job-automation-is-a-futur_b_832146.html

4.- David H. Autor, economista del MIT. La ponencia citada, de la cual Autor es co-autor, se encuentra disponible en: http://econ-www.mit.edu/files/1474

5.- Andrew Price : http://www.good.is/post/automation-insurancer-robots-are-replacing-middle-class-jobs/

¡Mujeres del narco!

Andy Novell F.

La Armada de México en los últimos años ha dado fuertes golpes al crimen organizado, su estructura e incluso está desbancando al Ejército mexicano en el aplausometro y simpatía de la ciudadanía.

Los operativos para detener a los grandes capos, como fue el caso de Arturo Beltrán Leyva que concluyó con el abatimiento de este líder del narcotráfico, se extiende a las diversas actividades del crimen organizado a lo largo y ancho del país; ahora por instrucciones directas del presidente de la República, los efectivos de la Armada de México iniciaron desde hace unos meses una batalla frontal contra Los Zetas.

Los resultados hasta el momento han sido favorables, la detención de importantes operadores, jefes de plaza y desmantelamiento de infraestructura de telecomunicación de esta organización criminal en diversos municipios de Veracruz.

De acuerdo a diversos mandos y al propio secretario de Marina, Guillermo Galván Galván, esta dependencia salió del mar para disminuir los delitos del crimen organizado y lo han estado cumpliendo.

Pero algo importante dentro de está institución es esa hermandad que se hace entre todos los elementos que no distinguen grados, todos dicen ellos “se la parten por México”, tal vez se necesita estar en sus zapatos para darse cuenta del misticismo que se genera dentro de esta institución desconocida por muchos.

Pruebe de ello, se da a conocer con el discurso de la cadete Evelyn Zárate Blanco al decir un ya “basta”; todos saben que este discurso lo mandó escribir el propio Galván Galván, todos saben dentro de la Secretaría de Marina que son palabras y modos de expresar de su titular, ahora en voz de una cadete.

Así es el titular de la Armada, de acuerdo a sus conocidos más cercanos, es un hombre de palabras directas y sin medida a la disculpa, sin pelos en la lengua y con un valor a la gallardía.

Tal vez este discurso debe leerse entre líneas, debe de analizarse porque si bien hay voces que se desgarraran las vestiduras, también es cierto de que ya es tiempo de proponer y dejar de criticar.

Lo hemos escrito en varias ocasiones “ya es tiempo de proponer y dejar de criticar”, el país aún no se hunde y muchos esos miopes que todo ven mal esperan eso, el hundimiento del país para sacar sus garras y obtener lo mejor de la rapiña.

Todo tienen un fin, en este momento el fin de muchos mexicanos es poder obtener la paz y frenar la violencia, para ello se debe de trabajar en conjunto, hombro con hombro, pero desgraciadamente para alguno es más fácil criticar que trabajar.

El narcotráfico visto por la presidencia: Notas sobre el conflicto, la paz y la violencia en México

Fernando Montiel T.

Desde luego que el objetivo del Gobierno Federal es recuperar la seguridad pública y reducir los niveles de violencia. Esa es nuestra meta.
Felipe Calderón
Introducción

El discurso presidencial con motivo de la presentación del V Informe de Gobierno permite un análisis detallado de la visión que priva en el gobierno federal en materia de resolución de conflictos. En otras palabras: el mensaje oficial ofrece una radiografía del modo en el que la presidencia valora las raíces del conflicto del narcotráfico, su violencia asociada y las vías para su resolución.

En poco menos de 100 párrafos, el titular del ejecutivo presentó en a lo largo de siete ejes un recuento más o menos articulado de su visión de la realidad. Los ejes son los siguientes:

Un diagnóstico del conflicto

Una teoría para dar cuenta del fenómeno

Una historia de la evolución del narcotráfico en los gobiernos pasados

Un recuento de la evolución del narcotráfico durante su gestión

Un catálogo de las raíces de la violencia

Un pronóstico de lo que podría haber ocurrido

Una terapia detallada -o modelo de intervención- para su resolución

Desde la perspectiva de los Estudios de Paz y Resolución de Conflictos (área de las ciencias sociales fundada en 1959 con el nacimiento del Peace Research Institute de Oslo –PRIO- por Johan Galtung y que hoy se estudia en no menos de 500 programas de postgrado en todo el mundo) se pueden identificar vicios de origen en todos y cada uno de los ejes; vicios que explican en buena medida la incapacidad gubernamental para atender el problema desde la raíz y de forma no violenta como veremos a continuación. En breve: con la visión vigente del conflicto aún si la estrategia presidencial tiene éxito, está condenada al fracaso.

A continuación, algunas razones del por qué.

El inicio y el fin del problema

En esencia la idea es la siguiente: un conflicto puede ser atendido de forma adecuada sí y sólo sí el diagnóstico es correcto. La mecánica tiene un correlato en los estudios médicos: para aliviar una enfermedad es menester saber cuál es la causa real del malestar. El diagnóstico presidencial del conflicto del narcotráfico en México:

“La inseguridad es un problema complejo, con raíces muy profundas,

y también, de muy larga incubación”

La declaración es correcta aunque inútil por su vaguedad. Como sea, la solución general que propone es más detallada:

“Para corregir de fondo el problema, el de la seguridad, debemos generar mayores oportunidades. Mayores oportunidades educativas, de esparcimiento, de trabajo, en particular mayores oportunidades de formación y educación para los jóvenes. Y por eso, en este Gobierno hemos dado un fuerte impulso a la creación de bachilleratos y universidades”.

Más allá de la veracidad y/o de la efectividad de las acciones gubernamentales en materia de “generación de oportunidades”, a primera vista, ni el diagnóstico ni la solución general planteada por el titular del ejecutivo parecen controvertibles. Sin embargo, es en la forma de atender el primero y de concretizar lo segundo en donde surgen los problemas. La visión presidencial en materia de delincuencia organizada es elocuente al respecto.

Deshumanización y la generación de la imagen del enemigo

El discurso presidencial muestra desde el inicio sesgos en su abordaje del conflicto. Haciendo referencia a los sucesos de Monterrey en donde 52 personas perdieron la vida en un atentado contra un casino:

“Tan terribles actos describen la crueldad y la barbarie

que son capaces de alcanzar los criminales”

Una cosa es lamentar la muerte de 52 personas víctimas de la delincuencia organizada y otra sembrar la semilla de la deshumanización de los criminales. En este sentido, las palabras presidenciales se inscriben en un fenómeno llamado generación de la imagen del enemigo: “el enemigo –los delincuentes- no son como nosotros, no son humanos” es el mensaje que se localiza en el subtexto. (Es este el fundamento ideológico de la política represiva de la que nos ocuparemos más adelante)

Por otra parte. Las palabras del presidente no consideraron el otro lado de la moneda. ¿Sólo los criminales? Una presentación completa y honesta del conflicto haría referencia a la crueldad y la barbarie que son capaces de alcanzar también las fuerzas de seguridad civiles y militares: detenciones arbitrarias –básicamente secuestros-, actos tortura, allanamientos ilegales, desapariciones forzadas, extorsiones y amenazas por parte de las fuerzas del orden debieron también ser mencionadas. Y entonces una segunda objeción desde la perspectiva de los Estudios de Paz puede ser colocada sobre la mesa: Las visiones partisanas del conflicto tienen una alta rentabilidad política pero nulo valor para la atención del problema.

El presidente no sólo no condena las acciones de las fuerzas de seguridad, sino que incluso las aplaude:

“Y quiero hacer un reconocimiento a la lealtad y al patriotismo de las Fuerzas Armadas en México: al Ejército y a la Marina. Su participación firme y valiente ha sido decisiva en la defensa de México”

A lo largo de su discurso, el titular del ejecutivo refiere en múltiples ocasiones los peligros de la corrupción y las políticas que se están instrumentando para evitarla. Sin embargo, nada dice en materia de respeto a derechos humanos y garantías individuales en el combate al narcotráfico: pareciera ser que el problema no es que en su actuar las fuerzas militares y policiacas sea atroz en su ejecución, el problema es que actúen a favor del enemigo. Tercer apunte desde los Estudios de Paz: La violencia debe condenarse independientemente de su origen: un criminal torturado por el ejército es tan víctima como un secuestrado lo es de su secuestrador.

La raíz del conflicto: El narcotráfico es secundario

En el mensaje presidencial es clara la visión unidimensional y monocausal que se tiene en el gobierno federal respecto del origen de la violencia: una y otra vez Felipe Calderón repite que el origen de la violencia se encuentra en la expansión de las organizaciones criminales y en su lucha por el control territorial. Si esta es una fuente de violencia, lo es sólo de forma secundaria.

El análisis presidencial comete el error de confundir un proceso (la violencia) con sus perpetradores (los criminales) y es esa la razón por la que su estrategia está condenada al fracaso… aún si tiene éxito: el gobierno federal puede ya haber capturado o “abatido” (otra forma de llamar al asesinato) a “21 de los 37 líderes criminales más peligrosos que operaban en México” y puede ir por los que faltan y eso no cambiará las cosas. ¿Por qué? Porque los criminales son sólo el síntoma de un conflicto sin resolver. ¿Qué conflicto? El que lleva a decenas de miles a integrarse a las organizaciones de la delincuencia organizada: exclusión social, marginación económica y represión política. El narcotráfico conjura –al menos en el corto plazo aunque de forma ilusoria- estos tres problemas: no es casual que se trate de la industria generadora de “empleo” más boyante del país (industria en la que además entran todos: mano de obra calificada y no calificada, urbana y rural, choferes, contadores, administradores, ingenieros en sistemas, politólogos y políticos, comerciantes… para todos hay un lugar).

El conflicto del narcotráfico en estos términos es secundario, pues deriva de razones estructurales que le allanan el camino: se pueden matar o encarcelar de un día para otro a todos y cada uno de los líderes criminales (y en un cierto sentido, esto tal vez ya haya ocurrido, después de todo -pensando en el Cártel del Golfo- después de Juan N. Guerra, vino Juan García Ábrego y después de García Ábrego vino Osiel Cárdenas Guillén y después de Cárdenas Guillén vino Jorge Eduardo Costilla Sánchez, etc.) y nada va a cambiar. ¿Cuántas veces tiene que “limpiar” la lista el gobierno federal antes de darse cuenta que el conflicto no son los actores? Esta confusión oficial es la que convierte a la política anti-narcótica en superficial, sangrienta e inútil. En este mismo sentido se pueden aprobar de un día para otro todas las leyes que el presidente propone (“Combate al Lavado de Dinero, la del Mando Único Policial, la Iniciativa de Ley Anticorrupción…”) y se puede hacer uso de la mejor, más equipada y más sofisticada policía y del mejor, más equipado y más sofisticado ejército y el resultado será el mismo: los conflictos se transforman atendiendo sus causas, no sus consecuencias. La metáfora sería una fogata: el conflicto es el fuego y la violencia el humo: disipando el humo no sólo no se elimina el fuego, sino que con frecuencia se le alimenta.

La complejidad que la presidencia no ve

En el discurso de presentación el V Informe de Gobierno el Presidente Calderón señala que:

“Hay quién dice que la violencia es consecuencia de la acción del Gobierno. No es así. La violencia se da no por la intervención de las Fuerzas Federales, al contrario, las Fuerzas Federales intervienen donde hay violencia y porque hay violencia en un lugar determinado”

Y continúa:

“La acción del Estado así, contra los criminales es una consecuencia y no una causa del problema. La violencia se da por la expansión del crimen organizado. Y en ese marco, la presencia de las Fuerzas Federales no es parte del problema, sino parte de la solución”

Sencillamente, el presidente está equivocado. Y el fundamento de su equivocación, más que operativo es perceptivo.

La equivocación del presidente no radica en su visión del debate del primer párrafo respecto de si la violencia es causa o consecuencia de la intervención de las fuerzas federales –lo que en el siguiente párrafo expresa en términos de “la presencia de las Fuerzas Federales no es parte del problema, sino parte de la solución”; la equivocación radica en su incapacidad de ver que ambas cosas pueden tener lugar de forma simultánea. La reflexión presidencial en este sentido pone al descubierto que su análisis del conflicto es mecánico y no dinámico, simple y no complejo, dicotómico, unidireccional y limitado. Para ilustrar este punto valdría la pena preguntarse qué va a hacer la Procuraduría Social para la Atención de Víctimas de la Violencia -que anunció el titular del ejecutivo en el discurso de marras- para ayudar a los sobrevivientes de la matanza del 1º. de Junio de 2007 en La Joya de los Martínez (Sinaloa) en la que los perpetradores fueron 19 soldados actuando en el marco de la guerra contra las drogas. Dice el presidente que la procuraduría estará para “potenciar la atención del Gobierno Federal, a quienes han sido lastimados por la violencia de los criminales” pero ¿y si es el propio gobierno federal, por medio de sus agentes y sus estrategias, el perpetrador de la violencia criminal? En materia de resolución de conflictos, las caricaturas de la realidad en términos de “buenos” (policías, militares, gobierno federal) y “malos” (criminales) son disfuncionales pues alimentan la polarización con lo que distorsionan la realidad. Más atención habría que prestar a la multitud de tonos grises que existen entre el “blanco” y el “negro”, tonos que hacen mejor justicia a la complejidad del problema, que existen en la realidad aunque no tengan lugar en la estrategia presidencial.

La violencia genera violencia

En materia de Estudios de Paz –como prácticamente en cualquier ciencia social- el establecimiento de relaciones causales para dar cuenta de fenómenos humanos puede ser controvertido: lo que es válido en un determinado contexto, con ciertos actores y ciertas condiciones, puede no serlo en otro. Esto es tan válido en la ciencia política como en las relaciones internacionales entre otras disciplinas. Sin embargo, en Estudios de Paz y Conflictos existe un principio básico, fundamental, que se cumple casi sin excepción: la violencia genera violencia. Y de aquí se desprende que si se busca la paz, el medio para alcanzarla tiene que ser compatible con el resultado esperado: Paz por medios pacíficos. Gandhi lo expresó diciendo “No hay camino a la paz, la paz es el camino” y esa es la aproximación adoptada como política por el movimiento que encabeza Javier Sicilia. La violación a este principio explica la espiral de violencia que se vive como consecuencia de la política anti-narcótica del gobierno federal. Dice el presidente:

“Las capacidades, la organización, la disciplina, la lealtad, el armamento de nuestras fuerzas del orden son muy, muy superiores a las de los delincuentes”

Y remata:

“Por eso, por muy difícil que parezca la lucha. Ténganlo por seguro, vamos a vencer a esos criminales”.

Independientemente de quién hizo el primer disparo, al combatir la violencia de unos con la violencia de los otros –lo que el presidente Calderón ha llamado “la guerra contra el narcotráfico”- el gobierno federal se equivoca: las guerras, en términos humanos, no las ganan unos y las pierden otros: en la guerra todos pierden, unos la vida, y otros la dignidad.

Como si no hubiera opciones.

Vino viejo en botellas nuevas

El uso que hace el presidente de conceptos como “Estado” y “seguridad” cuando se refiere al narcotráfico en el discurso de presentación del V Informe de Gobierno es muy revelador: el Estado pareciera ser igual al gobierno –su gobierno- y la seguridad la toma en su dimensión más estrecha: la policiaco-militar. En este sentido, pareciera que el entendimiento que tiene la presidencia de la política y lo político en el contexto de la “guerra contra el narcotráfico” es aquél que privó en los llamados “Estados de seguridad nacional” latinoamericanos de la segunda mitad del siglo XX: la seguridad nacional ante todo, incluso por encima -y a pesar- de la seguridad humana. En este contexto, no sería un error decir que la presidencia opera con marcos teóricos con al menos medio siglo de atraso, y que sobre ellos diseña sus políticas. Esto puede explicar el cómo han de entenderse -aunque fueron cuidadosamente depurados del discurso referido- expresiones que el titular del ejecutivo ha utilizado repetidamente en el pasado como “amenaza”, “peligro”, “crueldad”, “inhumanidad”, “cobardía”, “peligrosidad”, “cáncer”, “depuración” e incluso “limpieza”.

Si en el pasado “el enemigo” eran las organizaciones político-militares y en el presente son los narcotraficantes, y si en los Estados Unidos –matriz de la actual política “de seguridad”- los enemigos son “los terroristas”, entonces no resulta extraño que hoy se comiencen a acuñar conceptos ambiguos –pero de alta utilidad política- como “narcoterrorismo”, “narcoguerrilla” y que se comience a utilizar “terroristas” y “guerrilleros” como sinónimos… como Chile bajo Pinochet.

Y es entonces que debe tomarse con mucha suspicacia pedidos presidenciales como la Iniciativa de Cadenas Delictivas que a decir del Presidente Calderón:

“…permitirá, por ejemplo, que un miembro de un grupo delictivo también pague por los delitos que cometa ese grupo al que pertenece”

Un par de párrafos antes, el presidente hace un llamado:

“Es necesario, también, que el Congreso dote a los gobiernos y, en particular a las Fuerzas Federales, de plena certidumbre jurídica en su actuar y de atribuciones legales indispensable para enfrentar la delicada situación que hoy vivimos”

Lo legal no necesariamente es legítimo. Y olvidar esto puede conducir a la posibilidad de que las fuerzas policiacas y militares violen derechos humanos con la ley en la mano. La ley no es la única fuente de legitimidad, y en ocasiones, ni siquiera es la más importante: primero están las necesidades básicas (alimentación, vestido, salud, educación, vivienda, libertad e identidad), luego los derechos humanos (hay necesidades básicas específicas que no están consideradas en los instrumentos de protección de derechos humanos) y luego entonces están las demás disposiciones legales.

Vuelta al origen

Dice Felipe Calderón:

“La recomposición del tejido social es lo que realmente le va a dar una solución estructural al problema de la seguridad, pero también, hay que reconocerlo, es la que más tiempo tardará en rendir los frutos deseados”

Si es tal el caso –que lo es sin duda- entonces el pilar de la estrategia de combate al narcotráfico debería ser el desarrollo social y no el reclutamiento, capacitación y equipamiento de cuerpos policiacos, el endurecimiento de las leyes, la restricción de libertades y la militarización rampante. Una vez más: la violencia genera violencia y los conflictos se resuelven en sus causas no en sus consecuencias.

La política anti-narcótica oficial entonces, en un cierto sentido, es neurótica: su voluntad va por un lado y sus acciones van por otro.

Vale la pena recuperar una de las citas iniciales:

“Para corregir de fondo el problema, el de la seguridad, debemos generar mayores oportunidades. Mayores oportunidades educativas, de esparcimiento, de trabajo, en particular mayores oportunidades de formación y educación para los jóvenes. Y por eso, en este Gobierno hemos dado un fuerte impulso a la creación de bachilleratos y universidades”.

El aspecto clave aquí son las oportunidades de trabajo (porque de nada sirven las oportunidades educativas y de formación sin el último eslabón de la cadena: la inserción en el mercado laboral), pero no lo son todo.

En materia educativa no es la creación de centros los centros de estudio de los que se ufana el titular del ejecutivo lo que va a dar una respuesta directa al problema de la violencia, sino la educación en tres esferas:

Cultura de la Legalidad

Cultura de la Transformación de Conflictos

Cultura de la Paz

La Cultura de la Legalidad tiene que ver con el conocimiento de las leyes, con el reconocimiento de su legitimidad (en caso de que la tengan) y con la promoción de las mismas en el espacio público.

La Cultura de la Transformación de Conflictos tiene que ver con el desarrollo de habilidades y conocimientos para la atención de conflictos por medios no-violentos desde diversas áreas del conocimiento. Existen muchos instrumentos en diferentes campos:

Ciencias Sociales Estudios de paz y conflictos

Ciencias Políticas No-violencia y resistencia pacífica

Comunicación Comunicación no-violenta

Periodismo Periodismo de la paz y sensible al conflicto

Derecho Medios Alternos de Solución de Conflictos

Trabajo Social Sistemas de reconciliación y mecánicas de diálogo

Economía Economías alternativas y autosustentables

Sociología Prevención de la violencia

Tecnología Redistribución del poder técnico y del conocimiento

Teología Diálogo interreligioso y ecumenismo

Su utilidad es evidente y su rango de acción es también muy amplio.

Finalmente, la Cultura de la Paz tiene que ver con la deslegitimación de la violencia como vehículo de resolución de conflictos. En este sentido es la formación ética y moral en valores como la solidaridad y la cooperación y no la competencia el aspecto fundamental.

Relación entre cultura de la legalidad, cultura de transformación de conflictos y cultura de la paz

Se trata de tres esferas interconectadas e interdependientes cuya enseñanza rinde frutos en muy poco tiempo.

El punto principal es que hay muchos medios alternativos para prevenir el surgimiento de la violencia ahí en donde hay conflicto; para manejarla ahí en donde ya existe (con un mínimo de intervención policiaca y prácticamente sin intervención militar) y para atender sus consecuencias (reconciliación, reconstrucción del tejido social) una vez que ha cesado.

El único problema es que poco o nada de esto se enseña en las universidades y bachilleratos que tanto presume la presidencia.

(fernando.montiel.t@gmail.com)

Los Niños Héroes

Otto Schober / La Línea del Tiempo

La historia registra que los norteamericanos nos invadieron por la vieja frontera norte a Nuevo México y California, al igual que a Mazatlán, Sinaloa. De Santa Fe, Nuevo México hacia El Paso, Chihuahua y Saltillo.

De San Antonio, Texas, invadieron Guerrero, Monclova y Saltillo. Por Corpus Christi, Texas, a Matamoros, Linares y Monterrey; a Cd. Victoria y Tampico, a donde llegaron por mar, al igual que al puerto de Veracruz, donde el Gral. Scott llegó el 9 de marzo de 1947, tomó Cerro Gordo el 18 de abril, Puebla el 7 de agosto y la ciudad de México en septiembre.

Al Gral. Scott le interesaba tomar el castillo de Chapultepec, una insignificante fortificación y mal defendida, porque su captura significaba ganar la ciudad de México. En esa batalla tomaron parte 8 mil de los 13 mil que conformaba el ejército de los norteamericanos y el Gral. Nicolás Bravo, disponía de 832 mexicanos, incluyendo el décimo de infantería, los batallones de Querétaro, Mina, Belem, de la Patria y los alumnos del Colegio Militar.

El combate se inició el 12 de septiembre y los mexicanos detuvieron al enemigo a pesar del intenso bombardeo y de las bajas.

El día 13, el bombardeo se reanudó y se inició la invasión del castillo a donde no se enviaron refuerzos. El enemigo con tres columnas ocupó el bosque y subieron sin encontrar resistencia, solo la que opuso el teniente coronel Santiago Xicoténcatl, un tlaxcalteca que fue sacrificado al frente de su glorioso batallón de San Blas, rescató su bandera ocultándola en su chaquetín, muriendo de 30 impactos de bala, siguió peleando hasta caer desangrado.

Los últimos en defender la posición fueron los cadetes del colegio, que aturdidos, fatigados, desvelados y hambrientos se batieron a bayoneta. La madrugada del 14 de septiembre, se enarboló la bandera norteamericana finalizando la batalla de Chapultepec. Según el notable historiador Enrique Plasencia de la Parra, indica que la tradición señala que unos cadetes del Colegio Militar fueron los últimos defensores del castillo, se les atribuyen hechos portentosos como el atravesar a bayonetazos a los asaltantes; el proseguir la lucha aun estando heridos y la defensa heroica del pabellón nacional.

Cuentan, que uno de ellos, viendo que todo un regimiento estadounidense estaba por apoderarse de la bandera mexicana, se envolvió en ella y se tiró al precipicio, estrellándose contra las peñas del cerro.

Otra discrepancia con la tradición son los hechos de valentía atribuidos a los seis cadetes. Según los testimonios verídicos, están bien documentadas las participaciones de Agustín Melgar, Vicente Suárez y Francisco Montes de Oca. Algo distinto ocurre con Juan de la Barrera, el mayor del grupo y egresado del colegio; con Juan Escutia, del que sólo conocemos la fe de bautismo, y con Francisco Márquez, personaje poco conocido.

Lo curioso, es que de quien menos información se tiene es de Escutia, del que dicen, se arrojó envuelto en la bandera, hazaña que se atribuyó primero a Melgar y después a Montes de Oca.

De lo que no hay duda, es de la valentía de los cadetes, que combatían cuando la gran mayoría de la tropa desertaba.

Los testimonios de los invasores así lo consignaron. La primera obra histórica sobre la guerra Apuntes para la Historia de la guerra entre México y los Estados Unidos, publicada en 1848, contiene relatos pormenorizadas de hechos de valentía de los alumnos del Colegio Militar y sólo se describe la subida de los estadounidenses a lo alto del castillo.

El 17 de septiembre de 1849, se recordó a los que murieron defendiendo al país dos años atrás, realizando una procesión llevando los restos de cuatro héroes al cementerio de Santa Paula: Frontera, Cano, Pérez y el del bravísimo Xicoténcatl.

El 13 de septiembre de 1871, se formó una asociación de ex cadetes del Colegio Militar, para reivindicar el prestigio del colegio, presidida por el general Fernando Poucel, que combatió como teniente y cayó prisionero, y los cadetes: José Tomás Cuellar, que luego fue un notable escritor y poeta; Antonio Sola, que fue presidente de la Ciudad de México; Santiago Hernández, autor de los únicos 6 retratos de los cadetes; entre otros.

En los cuatro años siguientes, la ceremonia se efectuó en el gran ahuehuete de Moctezuma, donde el Presidente de la República enarbolaba la bandera del batallón de San Blas que rescató Xicoténcatl. Porfirio Díaz la efectuó en el sitio en donde murieron.

El primer monumento fue un obelisco, inaugurado el 13 de septiembre de 1882. El 3 de marzo de 1884, se estableció el pase de lista.

En 1921, se celebró por primera vez un 13 de septiembre. En 1938 se agregaron a la lista los nombres de los cadetes navales José Azueta y Virgilio Uribe. El pase de lista se hizo costumbre a partir de 1941.

El 13 de septiembre de 1947 se colocó la primera piedra del hemiciclo. En la víspera del centenario se descubrieron seis cráneos en los ahuehuetes de Miramón, que pertenecían a cinco esqueletos masculinos jóvenes y a uno adulto.

Los dictámenes se dieron por buenos, aunque dejaron mucho que desear por la duda de autenticidad y se les rindió tributo de honor por vez primera.

Lo curioso es que si los investigadores sabían el sitio desde decenas de años antes, tuvieron que pasar 100 años para desenterrarlos.

El 14 de septiembre de 1947, en la plaza de la Constitución se levantó un túmulo con seis urnas de plata con los presuntos restos de los niños héroes.

A partir de 1953, todas las celebraciones se realizan en este monumento; cada 13 de septiembre se refrenda la tradición con hechos comprobados y de otros que no lo son, aunque estos últimos no son mera fantasía, porque encuentran sus raíces en hazañas auténticas como la del intrépido coronel Xicoténcatl, hoy olvidado en las ceremonias, pero la tradición de la celebración continua llenando de admiración a los niños mexicanos, aunque sea una hermosa leyenda.

(Enrique Plasencia de la Parra)

Cordero se pone al nivel de AMLO

Rubén Cortés

Ernesto Cordero tiene pinta de padre de familia de clase media que va el domingo con sus hijos a tirarle cacahuates a los monos en el zoológico, y lava su coche el fin de semana en su cajón del condominio. Alguien pacífico, educado, respetuoso de los otros: un hombre que da confianza.

Sin embargo, inició su precampaña presidencial con una reciedumbre aparatosa ajena a su personalidad, con frases gastadas: “Vamos a ponernos los pantalones de uso rudo” y “el PRI es inmoral, autoritario e irresponsable”.

La prueba más fehaciente de que comete un error, la tiene en su compañero Germán Martínez Cazares, quien sucumbió como líder panista al adoptar un estilo similar y provocó que en 2009 el PAN perdiera las gubernaturas de San Luis Potosí y Querétaro.

Tampoco pudo arrebatar al PRI Campeche, Colima y Nuevo León; en la Cámara de Diputados pasó de ser la primera fuerza a la segunda minoría y en el Estado de México perdió el “corredor azul”: Naucalpan, Cuatitlán Izcalli, Tlalnepantla y Atizapán.

La derrota hundió políticamente a Cazares, quien se vio obligado a renunciar y desde entonces no puede reencontrar un lugar en la política pública, aun cuando actuó, como dijo: “en el interés del PAN y de México”.

El “bravo” Cazares tuvo similar buena intención que ahora el “duro” Cordero e, incluso, Humberto Moreira, en su arranque como actual presidente del PRI, y quien desactivó enseguida su “rudeza” porque las encuestas lo desfavorecieron.

Lo que sucede es que nuestro electorado quedó harto de la polarización impuesta por AMLO en la campaña presidencial de 2006 y a causa de la cual lo castigó el día de la elección, pues selló su derrota al subir su discurso a la ofensa, llamando ladrones a los priístas y chachalaca al Presidente.

Entonces, el lenguaje descalificador que empieza a usar Cordero no solo cancela todo debate, sino que lo pone al nivel de dos perdedores recientes: Martínez Cazares y AMLO.

Es como si el PRI basara su estrategia llamar “violento al PAN por los 50 mil 490 muertos que registra la lucha contra el crimen organizado, y “corrupto” por los casos de extorsión de alcaldes en Nuevo León.

O entreguista con Estados Unidos porque en el norte del país opera una base donde agentes de la CIA interrogan a delincuentes, intervienen teléfonos, diseñan operativos y entrenan a policías federales mexicanos.

Cordero debería saber que el lenguaje descalificador degrada la política. Y si él es político y degrada a la política, se degrada él mismo: se está dando un tiro en el pie.

Pareciera que lo asesoran ex priístas que, a través de su discurso, conjuran sus rencores personales y sus orígenes, insultando su propio pasado.

Montiel se repuso del madrazo

Francisco Garfias

La nota en la toma de protesta de Eruviel Ávila como gobernador del Estado de México fue la reaparición de Arturo Montiel. El ex mandatario no había asomado la cara durante todo el sexenio de Peña Nieto. Fue el segundo más aplaudido durante la ceremonia después, obvio, del gobernador saliente.

No se sabe si el mensaje que el flamante mandatario mexiquense quiso mandar es de lealtad y reivindicación de quien alguna vez lo ayudó en su carrera política y lo apoyó como candidato.

Lo seguro es que sus críticos no desaprovecharán tan preciosa oportunidad para mandarle unos cuantos obuses al sucesor de Peña, y machacar que el viejo PRI, el de las trácalas y las mañas, no acaba de irse.

Montiel no pudo, o no supo, defenderse de las acusaciones de enriquecimiento inexplicable que le llovieron en cascada. Lo exhibieron como casateniente, poseedor de millonarias cuentas de dudosa procedencia, de nepotismo, y no se cuantas cosas más.

El derrumbe político se produjo después de que Roberto Madrazo, entonces aspirante presidencial del PRI, lo acusara de hacer millonarios a sus hijos, y a su hoy ex esposa, Maude, “en menos de un mes.” Eran los tiempos del famoso Tucom (Todos Unidos contra Madrazo) que pretendía desplazar al tabasqueño.

En ese entonces, en horario Triple A, Madrazo preguntó: “¿A qué se dedican sus hijos? No son tan exitosos.
Y además, los depósitos que hacen, cuando los empresarios no pueden hacer este tipo de movimientos sin que expliquen el origen de los recursos.”

El madrazo lo obligó a declinar en sus aspiraciones presidenciales. Simplemente se esfumó de la vida pública. No apareció en ningún acto político durante todo el sexenio del prudente Peña Nieto. El cambio de gobierno le permitió reaparecer, eso sí, muy sonriente.

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En seco pararon a los diputados federales del PRI que promovían un punto de acuerdo en el que solicitaban a la Junta de Coordinación Política la integración de un “grupo de trabajo” para investigar, entre otras cosas, los permisos otorgados por la Secretaría de Gobernación a casinos y casas de juego.

Eduardo Alonso Bailey, a nombre de los nueve integrantes de la bancada priísta de Nuevo León, exigen información sobre a quiénes han sido otorgados, cuáles funcionan sin permiso, y por qué un solo permiso permite a un tenedor abrir diversos centros de apuesta.

Sin duda pisaron callos. La propuesta ni siquiera subió a la tribuna. El texto proponía que en caso de que se concluyera la probable existencia de actos irregulares, y/o de corrupción, los resultados se notificarán a las autoridades competentes, a fin de que se proceda en los términos de las legislaciones aplicables.

¿Quién se opuso? Preguntamos al diputado y ex gobernador de Nuevo León, Benjamín Canales Clariond. Su respuesta fue corta, pero elocuente: “Todos”.

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Los apetitos que despierta el posible repunte del tricolor en la Ciudad de México ha desatado al interior del tricolor una desgastante batalla entre los grupos de Cuauhtémoc Gutiérrez, heredero del imperio del rey de la basura, por una parte; Beatriz Paredes y María de los Ángeles Moreno, por la otra.

En esa bronca se inserta el intento de “golpe de estado”, el pasado miércoles, contra el coordinador de los asambleístas del PRI, Israel Betanzos, cercano a Gutiérrez.

Ayer de dio a conocer un desplegado, que firman cinco de los ocho asambleístas del PRI, en el que explican que el relevo del coordinador obedece a ajustes y cambios que la dinámica política exige (lo que eso quiera decir). La bronca es que uno de los cinco, Leobardo Urbina, no reconoce su firma. Cuatro no hacen mayoría.

Buscamos a Betanzos. “Es un asunto político y no de descuido de mis obligaciones”, nos dijo el asambleísta. Está dispuesto a dejarlo “por el bien de mi partido” pero solo si una mayoría lo decide. Una vez que pase el puente, se va a reunir con la bancada para definir su permanencia.

Las broncas en el PRI-DF pueden convertirse en “el cuento de nunca acabar”. Si la renovación de la dirigencia local no se hace antes de 25 de noviembre –fecha límite marcada por la resolución del TEPJF– la selección de candidatos para las próximas elecciones, incluido el aspirante a jefe de gobierno, está en riesgo.

De ese tamaño es la obligación que tienen de entenderse.

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El golazo que le metió el TEPJF al IFE, con la anulación del Reglamento de Radio y Televisión que operaria en las elecciones, lo festejan en las televisoras como si hubiesen ganado la copa mundial de fútbol.

“Esto confirma la visión cortoplacista de Leonardo Valdés Zurita (presidente consejero del IFE) El dictador – así le dicen– debió haber tomado en cuenta los puntos de vista de los empresarios de medios electrónicos, así como de los especialistas”, dicen en la industria.

Septiembre en la historia de Piedras Negras

Otto Schober / La Línea del Tiempo

El 11 de septiembre de 2005, se anuncia en Eagle Pass, Texas el reinicio del servicio del transporte urbano internacional con la empresa ABC Charters. El 13 de septiembre de 1973, el Ayuntamiento cambia el nombre de la calle de Prolongación Abasolo a avenida Heroico Colegio Militar.

El 13 de septiembre de 1987, el gobernador del estado, José de las Fuentes Rodríguez, inaugura el monumento “A los Niños Héroes de Chapultepec”, diseñado por el arquitecto Jesús Maltos en la Macroplaza de los Fundadores.

El 13 de septiembre de 1996, se inaugura la remodelación del monumento “A los Niños Héroes de Chapultepec”, que incluye seis medallones con la esfinge de los cadetes.

El 14 de septiembre de 1855, incidente en la frontera. Tres norteamericanos abren fuego contra la guarnición mexicana de la villa de Piedras Negras desde su lado territorial.

El 14 de septiembre de 1980, el Ayuntamiento organiza la primera regata en el río Bravo, desde la congregación de El Moral hasta abajo el puente urbano internacional. El 14 de septiembre de 1987, se coloca la 2a réplica de la Campana de la Independencia, en la recién inaugurada Presidencia Municipal, frente a la Macroplaza de los Fundadores.

El 14 de septiembre de 2000, el Cabildo cede cuatro predios para construir escuelas, uno en la colonia Valle Escondido, otro en la Lázaro Cárdenas, ambos para jardines de niños; otro en la colonia Ramón Bravo y otro en la Villas del Carmen, estos últimos para escuelas primarias.

El 15 de septiembre de 1899, se inaugura el edificio de la Presidencia Municipal por la calle de Juárez. El 15 de septiembre de 1943, ocurre un incendio en La Consolidada.

El 15 de septiembre de 1973, se inaugura la primera galería de Presidentes Municipales, creada por Julio Santoscoy Cobo y la develación del mural de Los Fundadores de Piedras Negras, del pintor Ricardo Rodríguez, en la planta baja del edificio de la Presidencia Municipal. El 15 de septiembre de 1992, se inauguran los nuevos sitios para colocar las tres réplicas de las campanas de la Independencia en el nuevo edificio de la Presidencia Municipal.

El 15 de septiembre de 1996, el presidente municipal, Ernesto Vela del Campo, inaugura el “Hemiciclo de los Héroes de Independencia” en la Macroplaza de los Fundadores, con los bustos de José María Morelos, Ignacio Allende, Josefa Ortiz de Domínguez, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo y Juan Aldama.

Luego, la estatua de Miguel Hidalgo en la fachada principal de la Presidencia Municipal, bajo la campana de Independencia. El 16 de septiembre de 1897, Entra en funcionamiento la escuela primaria Modelo. El 16 de septiembre de 1900, se inaugura la escuela primaria Miguel Hidalgo.

El 16 de septiembre de 1910, se inaugura sobre una glorieta el monumento a Hidalgo, en el cruce de las calles de Zaragoza y Fuente. El 16 de septiembre de 1953, se inauguran dos monumentos a Miguel Hidalgo: Uno en la Plaza de los Héroes y el otro en la Plaza Andrés S. Viesca, de Villa de Fuente, Coahuila.

El 16 de septiembre de 1975, el gobernador electo del estado, Óscar Flores Tapia, da el primer zapapicazo para la demolición del viejo edificio de la escuela primaria “Miguel Hidalgo”, para construir luego un edificio nuevo.