lunes, enero 31, 2011

En Egipto crece desafío a Mubarak: llaman a la huelga y a marcha masiva

Apoyo clave del ejército a los manifestantes.

Pese a que el presidente de Egipto cambió ayer su gabinete, la gente exige su renuncia.

Convocaron para hoy a un paro general y una concentración de “un millón” de personas.

Los militares dijeron que son “legítimos” los reclamos del pueblo.

PATRICIO ARANA / El Cairo (Cortesía El Clarín)


El ruido ensordecedor de los helicópteros volando bajo tapaban por momentos los gritos y cantos de los manifestantes. Aquí, en la Plaza Tahrir, bien llamada ahora la “Plaza de la Liberación”, epicentro en El Cairo de las protestas sin precedentes que desde hace siete días hacen tambalear al régimen de Hosni Mubarak, decenas de miles de manifestantes, jóvenes y ancianos, mujeres y niños, volvieron a burlar ayer el toque de queda reclamando la partida del Rais, al grito de “cambio de régimen y no de rostros”.

A siete días del inicio de las manifestaciones, la oposición lanzó ayer el mayor desafío al gobierno de Mubarak.

Llamó a una huelga general por tiempo indefinido y convocó para hoy a una manifestación con la que espera alcanzar el millón de participantes y cuyo epicentro será la plaza Tahrir.

Los egipcios esperaban ansiosos anoche que el Ejército, la institución más respetada en el país, se pronunciara claramente sobre las protestas. Y así fue: en un comunicado, expresaron que las demandas de los manifestantes son “legítimas” y aseguraron que no utilizarían la fuerza para controlar las marchas.

Esta declaración oficial, la primera del ejército desde que comenzaron las protestas, fue celebrada por la gente. “El ejército necesita tener una clara opinión de esta revolución”, dice uno de los tantos jóvenes que se acercaron a Clarín en la plaza.

“Mubarak es el creador de la corrupción. Son todos ladrones y se llaman empresarios”, dice a este enviado Ahmad, de 48 años, padre de familia. “Cuando vimos a Ben Ali (el ex presidente tunecino) irse quisimos que Mubarak hiciera lo mismo”, añade este profesor universitario de una clase media empobrecida. “¿Cómo quiere que haga si trabajo de la mañana a la noche para alimentar a mi familia?”, dice, y cuenta que pasará la noche en la plaza. Apenas Ahmad terminó su frase el ruido del rotor del helicóptero que sobrevuela la ciudad ahogó por segundos nuevamente los gritos de la multitud. En tanto, centenares se arrodillaban en dirección de La Meca para comenzar una oración.

Pasadas las 3 de la tarde, la hora en que empieza a regir el toque de queda, los manifestantes continuaban llegando a la plaza Tahrir para expresar su hastío y su rechazo a los cambios anunciados los últimos días por Mubarak. Ya había nombrado al influyente Omar Suleiman como vice, y ayer mismo cambió al odiado ministro del Interior Habib el-Adli, a quien se responsabiliza por los desbordes de la policía que dirige. También, más tarde convocó a través de su vice a la oposición a dialogar.

Pero todo fue en vano. No hubo marcha atrás: quieren que el presidente deje el poder y hoy, con la huelga y la marcha, Mubarak tendrá un día de pesadilla.

La plaza Tahrir es el epicentro de las protestas en El Cairo. Desde el sábado está cercada por los militares que, con tanques y blindados ligeros, respondieron a la orden del presidente de salir a las calles para suplir la ausencia de las fuerzas de seguridad. En uno de sus accesos, se podía leer en los tanques las inscripciones en árabe que los últimos días dejaron los manifestantes reclamando la partida de presidente.

Todas las avenidas que convergen en la plaza tienen el acceso restringido con los vehículos militares de par en par. Los soldados, con los fusiles kalashnikov en mano y las bayonetas en el cañón, intentan llevar a cabo un simulacro de control de identidad pidiendo que se muestren los documentos para poder seguir. Pero se los ve desbordados por la gran afluencia de manifestantes, y así los controles eran casi sin efecto.

Ante la convocatoria de la oposición a la marcha “de un millón” para hoy, las autoridades cancelaron inmediatamente todos los servicios de trenes del país , una manera radical de cortar de cuajo la afluencia de gente. No es la primera vez que recurre a una solución tan drástica. El viernes, desconectó a Egipto del resto del mundo cortando los servicios de Internet y de telefonía celular, e incluso en regiones los de telefonía fija. La telefonía celular volvió a funcionar, relativamente bien.

Pero el país sigue aislado del mundo y son contados los lugares en donde se puede acceder a la web.

La incertidumbre sobre una salida a la crisis es total. Nada se sabe sobre cuáles serán los próximos pasos ni si Mubarak cederá al reclamo de que se aleje del poder.

Pero el caos que vivió El Cairo el viernes pasado, cuando la policía dejó de patrullar y los saqueos comenzaron a asomarse, sumió a la capital egipcia en la parálisis. A los retenes militares se suman los de los grupos de autodefensa que forman los vecinos en los barrios. Un trayecto cuando rige el toque de queda puede durar horas aunque sea entre dos puntos distantes de pocos kilómetros.

A esto se suma el desabastecimiento que sufre la población.

Con los saqueos, la mayoría de los negocios cerraron por temor. Las autoridades pidieron ayer que se volvieran a abrir. Los que lo hicieron, pocos de ellos, fueron tomados por asalto por la población en busca de suministros por temor a que la situación se prolongue por tiempo indefinido. Además, conseguir combustible es cada vez más difícil y los precios no van a tardar en aumentar. Los bancos no abrieron sus puertas y los cajeros automáticos entregan sus últimos billetes, complicando a los egipcios cobrar sus sueldos y a los extranjeros moverse con moneda local.

Anoche, algunos miles de manifestantes iniciaban una tensa espera en la plaza Tahrir para la manifestación de hoy, mientras que en los barrios los grupos de autodefensa custodiaban los accesos armados con palos. En el barrio el Dokki, no muy lejos de la plaza, se escucharon unos disparos, algunas corridas y gritos.

Egipto: la apuesta al gatopardismo

Atilio A. Boron / Página 12

En el día de ayer Hillary Clinton declaró ante la prensa que lo que había que evitar a toda costa en Egipto era un vacío de poder. Que el objetivo de la Casa Blanca era una transición ordenada hacia la democracia, la reforma social, la justicia económica, que Hosni Mubarak era el presidente de Egipto y que lo importante era el proceso, la transición. A diferencia de lo ocurrido en otra ocasión, el Presidente Obama no exigiría la salida del líder caído en desgracia. Como no podría ser de otro modo, las declaraciones de la Secretaria de Estado reflejan la concepción geopolítica que Estados Unidos ha sostenido invariablemente desde la Guerra de los Seis Días, en 1967, y cuya gravitación se acrecentó después del asesinato de Anwar el-Sadat en 1981 y la asunción de su por entonces vicepresidente, Hosni Mubarak. Sadat se había convertido en una pieza clave para Estados Unidos e Israel –y de paso confirió a Egipto la misma categoría- al ser el primer jefe de Estado de un país árabe que reconoció al Estado de Israel al firmar un Tratado de Paz entre Egipto y ese país el 26 de Marzo de 1979. Las dudas y los rencores que aún abrigaban Sadat y el primer ministro israelí Menájem Begin como consecuencia de cinco guerras y que tornaban en interminables las negociaciones de paz fueron rápidamente dejados de lado cuando tanto ellos como el Presidente James Carter se notificaron que el 16 de enero de ese año un estratégico aliado pro estadounidense en la región, el Sha de Irán, había sido derrocado por una revolución popular y buscó refugio en Egipto. La caída del Sha fue seguida por el nacimiento de la república islámica bajo la conducción del Ayatolá Ruhollah Jomeini, para quien Estados Unidos y toda la “civilización estadounidense” no eran otra cosa que el “Gran Satán”, el enemigo jurado del Islam.

Si la violenta eyección del Sha sacudía el tablero de Oriente Medio, no eran mejores las noticias que provenían del convulsionado traspatio centroamericano: el 19 de Julio de 1979 el Frente Sandinista entraba a Managua y ponía fin a la dictadura de Anastasio Somoza, complicando aún más el cuadro geopolítico estadounidense. A partir de ese momento, el delicadísimo equilibrio de Oriente Medio tendría en Egipto el ancla estabilizadora que la política exterior estadounidense se encargó de reforzar a cualquier precio, aún a sabiendas de que bajo el reinado de Mubarak la corrupción, el narcotráfico y el lavado de dinero crecían a un ritmo que sólo era superado por el proceso de pauperización y exclusión social que afectaba a sectores crecientes de la población egipcia; y que la feroz represión ante los menores atisbos de disidencia y las torturas eran cosas de todos los días. Por eso suenan insoportablemente hipócritas y oportunistas las exhortaciones del presidente Obama y su Secretaria de Estado para que un régimen corrupto y represivo como pocos en el mundo -y al cual Estados Unidos mantuvo y financió por décadas- se encamine por el sendero de las reformas económicas, sociales y políticas. Un régimen, además, donde Washington podía enviar prisioneros para torturar sin tener que enfrentar molestas restricciones legales y la estación de la CIA en Cairo podía operar sin ninguna clase de obstáculos para llevar adelante su “guerra contra el terrorismo.” Un régimen, además, que pudo bloquear la internet y la telefonía celular y que apenas si despertó una mesurada protesta por parte de Washington. ¿Habría sido igual de tibia la reacción si quien hubiera cometido tales tropelías hubiese sido Hugo Chávez?

Dado que Mubarak parecería haber cruzado el punto de no retorno, el problema que se le presenta a Obama es el de construir un “mubarakismo” sin Mubarak; es decir, garantizar mediante un oportuno recambio del autócrata la continuidad de la autocracia pro estadounidense. Como decía el Gatopardo, “algo hay que cambiar para que todo siga como está.” Esa fue la fórmula que sin éxito alguno Washington intentó imponer en los meses anteriores al derrumbe del somocismo en Nicaragua, apelando a la figura de un personaje del régimen, Francisco Urcuyo, presidente del Congreso Nacional cuya primera y prácticamente última iniciativa como fugaz presidente fue la de solicitar al Frente Sandinista, que venía aplastando a la guardia nacional somocista por los cuatro rincones del país, que depusiera las armas. Lo depusieron a él al cabo de pocos días, y en el habla popular nicaragüense el ex presidente pasó a ser recordado como “Urcuyo, el efímero.” Lo que ahora está intentando la Casa Blanca es algo similar: presionó a Mubarak para que designara a un vicepresidente en la esperanza de que no reeditase el fiasco de Urcuyo. La designación no pudo haber sido más inapropiada pues recayó en el jefe de los servicios de inteligencia del ejército, Omar Suleiman, un hombre aún más refractario a la apertura democrática que el propio Mubarak y cuyas credenciales no son precisamente los que anhelan las masas que exigen democracia. Cuando estas ganaron las calles y atacaron numerosos cuarteles de la odiada policía y de los no menos odiados espías, soplones y organismos de la inteligencia estatal, Mubarak designa al jefe de estos servicios nada menos que para liderar las reformas democráticas. Es una broma de mal gusto y así fue recibida por los egipcios, que siguieron tomando las calles convencidos de que el ciclo de Mubarak se había terminado y que había que exigir su renuncia sin más trámite.

En la tradición del socialismo marxista se dice que una situación revolucionaria se constituye cuando los de arriba no pueden dominar como antes y los de abajo ya no quieren a ser dominados como antes. Los de arriba no pueden porque la policía fue derrotada en las luchas callejeras y los oficiales y soldados del ejército confraternizan con los manifestantes en lugar de reprimirlos. No sería de extrañar que alguna otra filtración tipo Wikileaks devele las intensas presiones de la Casa Blanca para que el anciano déspota abandone Egipto cuanto antes para evitar una re-edición de la tragedia de Teherán. Las alternativas que se abren para los Estados Unidos son pocas y malas: (a) sostener el régimen actual, pagando un fenomenal costo político no sólo en el mundo árabe para defender sus posiciones y privilegios en esa crucial región del planeta; (b) una toma del poder por una alianza cívico-militar en donde los opositores de Mubarak estarán destinados a ejercer una gravitación cada vez mayor o, (c) la peor de las pesadillas, si se produce el temido vacío del poder que sean los islamistas de la Hermandad Musulmana quienes tomen el gobierno por asalto. Bajo cualquiera de estas hipótesis las cosas ya no serán como antes, pues aún en la variante más moderada la probabilidad de que un nuevo régimen en Egipto continúe siendo un fiel e incondicional peón de Washington es sumamente baja y, en el mejor de los casos, altamente inestable. Y si el desenlace es el radicalismo islamista la situación de Estados Unidos e Israel en la región se tornará en extremo vulnerable, habida cuenta de que el efecto dominó de la crisis que comenzó en Túnez y siguió en Egipto ya se está dejando sentir en otros importantes aliados de Estados Unidos, como Jordania y Yemen, todo lo cual puede profundizar la derrota militar estadounidense en Irak y precipitar una debacle en Afganistán. De cumplirse estos pronósticos, el conflicto palestino-israelí adquiriría inéditas resonancias cuyos ecos llegarían hasta los suntuosos palacios de los emiratos del Golfo y la propia Arabia Saudí, cambiando dramáticamente y para siempre el tablero de la política y la economía mundiales.

Mubarak y la calle, siempre la calle

Javier Barreda Sureda cortesía de Rebelión

La primera aparición de Hosni Mubarak en televisión desde el comienzo de la intifada egipcia, el día 29 de enero, sorprendió por su dureza, de tono y de oído, y por su falta de originalidad. Todo lo que ofreció, además de sus habituales palabras sobre su preocupación por los pobres y los jóvenes, y sobre su compromiso de continuar y acelerar la “reforma económica, social y política”, fue cesar a su gobierno y “no dudar en tomar cualquier tipo de decisión para preservar la seguridad y tranquilidad de todo egipcio y egipcia”1. Ni una palabra acerca de cambios políticos concretos y reales. Sólo un nuevo gobierno que añadir a las decenas nombrados y cesados por él en los últimos 30 años.

¿Su análisis de los acontecimientos? Las manifestaciones y reivindicaciones “legitimas” de los ciudadanos, facilitadas por sus “indicaciones al gobierno para que permitieran que se expresaran”, fueron aprovechadas por “algunos” para “subirse a la ola” y “hacer negocio con con los eslóganes” contra el “régimen general” (al-nizaam al-aam). Resultado: la violencia, el alboroto, el pillaje y la anarquía (fawdá, seis apariciones entre 636 palabras en árabe), que “introdujeron el miedo en los corazones de la abrumadora mayoría de los egipcios”. Las palabras de siempre, con las que se intentan trastocar los sujetos y los objetos (el régimen general/mi régimen, el miedo de los egipcios/mi miedo/el miedo que quiero infundir a los egipcios).

Las auténticas decisiones subsiguientes son igualmente más de lo mismo, aunque incluyan un nuevo cambio de sentido: nombramiento de un nuevo primer ministro, Ahmad Shafiq, un militar, y, por primera vez en treinta años, de un vicepresidente, Omar Soleimán, gran jefe de los servicios secretos. Poco después, el Secretario de Organización del partido gobernante (Partido Nacional Democrático), Ahmad Ezz, dimitía de sus funciones y un alto representante del régimen en el Parlamento, declaraba en Al-Yazira, que “¡cómo no iba a dimitir la gente que era responsable de lo que estaba pasando!”.

Ahmad Ezz ocupaba un puesto clave en el entramado del régimen (un puesto que también ocupaba Mubarak antes de suceder a Sadat), pero, además de eso, era el magnate del sector del hierro y el acero, que dominaba en condiciones de casi monopolio, el amigo del hijo de Hosni Mubarak, Gamal, y uno de quienes junto a éste se habían impuesto –ahora vemos que temporalmente- en la batalla por el control del régimen entre la vieja guardia burocrática y los grande hombres de negocios2.

Así pues, la decisión de Mubarak estaba tomada: echar a los leones a quienes han tenido los destinos del país en los últimos diez años, y responsabilizarlos de “todo”. No en vano, fuentes del aeropuerto de El Cairo confirmaban a Al-Yazira lo que ya habían adelantado, curiosamente, fuentes israelíes, que 19 aviones privados cargados de hombres de negocios y empresarios, “árabes y egipcios” habían abandonado el país el sabado 29. Entre ellos, alguien “próximo” a Hosni Mubarak que no era su hijo Gamal, de quien hace días hay noticias sin confirmar en el sentido de que se encuentra en Londres desde el miércoles 26. En palabras de Mubarak, y las cito textualmente por su brillantez: “estoy convencido de que la economía es algo demasiado importante para dejarla únicamente en manos de los economistas”.

El giro de Mubarak, su último recurso, lo entienden perfectamente los egipcios, a diferencia de los grandes medios de comunicación occidentales, que han ignorado recurrentemente en los últimos años que tras las pretensiones de sucesión hereditaria de Mubarak padre se encontraba el triunfo de la liberalización económica en su versión sátrapa. En la última década se había precipitado el ritmo del travase de las propiedades públicas, industriales, financieras y agrícolas, a manos de una oligarquía con un pie en el sector privado y otro en el aparato del Estado y en el partido gobernante.

No obstante, los egipcios entienden perfectamente que no sólo la permanencia de Mubarak, sino, incluso prescindiendo de él, el ascenso de Omar Soleimán y el nuevo gobierno son más de lo mismo. Omar Soleimán no sólo ha intervenido en los asuntos internacionales, contribuyendo a asfixiar Gaza e intentar someterla, sino que llegó al cargo en 1993 para acabar a sangre y fuego con los jóvenes que, desesperados por las mismas miserias y sevicias de hoy, cogieron las armas en los 90 en el nombre del islamismo, para que luego sus dirigentes negociaran un armisticio y amnistía del régimen cuyos términos no se conocen. Omar Soleimán es del régimen de Mubarak, se mire por donde se mire.

En el momento de escribir estas líneas se anuncia en Al-Yazira la constitución de una comisión de diez miembros representante de “todas las fuerzas nacionales egipcias”, encabezada por Al-Baradei y que incluye a Muhammad Al-Baltagi (Hermanos Musulmanes), Ayman Nur (liberal, ex candidato a la presidencia y ex prisionero por ello), Magdi Ahmad Husein (de orientanción islamista laborista), Georges Ishaq (fundador de Kifaya), Abdel Hamid Qandil (naserista), Hamdin as-Sibahi (naserista), un joven líder del movimiento de los manifestantes, y otras personalidades. Esta comisión pretende negociar con el régimen y con el ejército las condiciones del abandono definitivo del poder por parte de Hosni Mubarak y la constitución de un gobierno de unidad nacional. Al-Baradei, según las mismas fuentes, “ha avisado a los Estados Unidos de que está perdiendo su credibilidad al continuar apoyando al régimen de Mubarak”.

Finalmente, los Estados Unidos están modificando hoy su discurso (“el pueblo egipcio no puede seguir soportando esta situación”, “el nombramiento de Soleimán sólo puede ser el principio de una larga lista de cambios” “no basta con cambiar las cartas de sitio”), tras el espaldarazo indisimulado a Mubarak que supuso la intervención de Obama por televisión inmeditamente después de la de aquel mensaje inequívoco a los altos mandos del ejército egipcio de que “aún” no podían contar con él para un golpe de mano.

Sin embargo, el régimen se mueve cada vez más nervioso. Mubarak aparece repetidamente en la televisión a lo largo del día entre Omar Soleimán, el ministro de Defensa, el jefe del Estado Mayor y otros militares contemplando monitores de televisión, “siguiendo el desarrollo de los acontecimientos” como quien contempla un partido de fútbol anclado en el 0-0. Más tarde, el todavía presidente cambia varios capitanes generales en diversas regiones del país. Poco después, el presidente del Parlamento dice que se “enmendará” su composición cuando los jueces estudien el aluvión de quejas por el fraude electoral de noviembre de 2010. Finalmente se anuncia el redespliegue de la policía “sin enfrentarse a la población”.

Y, mientras tanto, cada vez más egipcios salen a las calles para que las cosas cambien de verdad.

En los grandes medios de comunicación se ha insistido (hemos insistido) en la importancia de las nuevas tecnologías y las nuevas redes sociales para organizarse. Hossam el-Hamalawy, periodista y bloguero egipcio que ha desempeñado un papel impagable en todo lo que esta sucediendo hoy lo desmiente: “No utilizamos Internet para organizarnos. Lo utilizamos para dar a conocer lo que estamos haciendo sobre el terreno”3.

NOTAS

1 Texto íntegro en árabe del discurso, en la página web de Al-Yazira, 29-01-2011.

2 Vease, en Rebelión mi texto El régimen de Mubararak y las revueltas de enero, 29 de enero de 2011 (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=121366).

3 “Entrevista con Hossam el-Hamalawy, periodista y bloguero egipcio”, por Mark LeVine, Rebelión, 29-01-2011, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=121317

Crisis en Egipto: La familia de Mubarak se refugió en su lujosa mansión en Londres

Agencias

La familia del presidente egipcio, Hosni Mubarak, se refugió de las protestas que sacuden a esa país en la lujosa mansión que posee en Londres, valuada en unos 13,5 millones de dólares. De acuerdo con los medios ingleses, el primero en huir fue Gamal, uno de los hijos del mandatario, de 47 años, presunto autor del plan de escape.

La casa de los Mubarak está ubicada en el exclusivo barrio londinense de Knightsbridge y tiene seis pisos. A ella llegarían en las próximas horas el presidente egipcio, de 89 años, y su esposa Suzanne, de 69. También trascendió que Gamal llegó hasta allí en un jet privado que llevaba, al menos, 97 valijas y cajas.

Por otra parte, los opositores al Gobierno egipcio mantienen la presión en la calle, a la espera de la gran protesta convocada para mañana, a la que llaman "la marcha del millón de personas". Los manifestantes, reprodujo el diario español "El País", cuentan con el apoyo del Ejército, que advirtió que considera legítima la demanda y que no va a emplear la violencia para sofocar el reclamo.

El Ejército egipcio no apoya al hijo de Mubarak como sucesor: WikiLeaks

Estados Unidos cree que el Ejército egipcio no apoya a Gamal Mubarak, el hijo del presidente Hosni Mubarak, como sucesor, así lo revela un cable de la embajada estadounidense en El Cairo que filtró WikiLeaks.

Washington considera que el aparato policial impediría un cambio violento, según el documento.

El presidente Mubarak cuenta con 1.4 millones de hombres en las fuerzas de seguridad (1.7% de la población), el doble de su tamaño que tenía el ex jefe de Estado asesinado en 1981, Anuar el Sadat, detalla el cable filtrado.

La embajadora de Estados Unidos, Margaret Scobey, informó en 2009 que el presidente egipcio contaba con su ministro del Interior y el servicio de inteligencia para "mantener a la bestia doméstica bajo control y Mubarak no es de aquellos que sufren insomnio con relación a los métodos", afirma en el cable.

Por ello, los diplomáticos de Estados Unidos reportaban al Departamento de Estado de todo tipo de violaciones a los derechos humanos empezando por un empleo sistemático de la tortura, de acuerdo con el cable publicado por El País.

La relación entre Washington y El Cairo es "contradictoria", ya que está marcada por la violación a los derechos humanos, de acuerdo con los cables del sitio de Julian Assange. Pero a su vez, se considera a Mubarak como un aliado vital frente a Irán y otras fuerzas como Hamás.

La embajada de Estados Unidos en Egipto en 2006 expresó que Suzanne Mubarak, la esposa del presidente, sería la "más ardiente partidaria" de Gamal para heredar en el cargo. "La posibilidad de que Gamal sustituya a su padre es profundamente impopular en la calle", indica el cable.

"A diferencia de su padre, Gamal no puede dar por garantizado que contará con el apoyo de los militares".

El hijo de Mubarak nunca ha sido oficial del Ejército y algunos militares de nivel medio están descontentos porque sus sueldos están por debajo de los civiles.

"Los militares siguen siendo una potente fuerza política y económica", resalta la sede diplomática de Estados Unidos.

Al gobierno de Barack Obama le preocupa la actitud de Mubarak con relación a su sucesor, ya que en un escenario desordenado "es cada vez más difícil saber cuál sería la actuación de los militares", escribió la diplomática Scobey a Washington.

Mensaje a nuestro querido compañero, amigo, pastor Tatic Samuel:


Via Indymedia Chiapas

Diversas organizaciones de mujeres están haciendo circular una carta donde se expresa el descontento por el carácter oficial y excluyente de los actos fúnebre

Estos últimos días hemos vivido con mucho dolor tu muerte; pero también con mucho dolor e indignación asistimos a las ceremonias que en motivo de tu fallecimiento se han realizado en la Catedral de San Cristóbal de Las Casas y en la Plaza de la Paz. En esta plaza vivimos contigo tu obra pastoral de largas luchas y de sólidas construcciones tanto de las estructuras de tu iglesia autóctona como de las organizaciones populares y civiles. Caminamos con tu luz por la construcción de un mundo de libertad y de justicia.

Que lejos estábamos entonces de pensar que tu féretro iba a ser sostenido por el gobernador y su equipo en tu entrada a la Catedral, quien hubiera pensado que la policía de acuerdo con la jerarquía eclesial, sería la encargada de controlar e impedir la movilización de tu pueblo dolido en el interior de la Catedral y hacer un cerco a tus restos. Jamás imaginamos a las instituciones gubernamentales atendiendo a los dolientes como si fuesen los deudos directos. Dejando a quienes luchamos y verdaderamente caminamos junto contigo, sin espacio ni forma de expresarnos colectivamente y en congruencia con nuestros posicionamientos y la realidad de explotación, despojo, represión y desprecio que seguimos viviendo.

Que lejos estábamos de pensar que los lugares que concediste al pueblo, a tus diáconos, representantes y luchadores sociales iban a sustituirse por la jerarquía gubernamental y eclesiástica. Nos queda claro el desplazamiento de las estructuras que creaste, el ocultamiento de tus verdaderas posiciones que siempre fueron de una claridad meridiana. La forma en que se han conducido estas ceremonias, el uso de tu imagen, son innegablemente una contradicción a tu obra y a tu palabra, un pisotear tu verdadero camino y tus sueños de una iglesia india, de los pobres, excluidos y organizados.

Nos robaron el espacio de la ceremonia, impidieron que expresáramos nuestra voz colectiva, suplantaron nuestro lugar, pero de lo que no podrán despojarnos es del compromiso de seguir caminando contigo hasta alcanzar nuestra liberación como pueblos. Esa es la herencia que nos has dejado y es la herencia que nosotros dejáremos a nuestros hijos y nietos.

Cambio de presidencia del Frayba


Via mexico.indymedia

Tatic Raúl Vera nuevo presidente

El día de hoy (28 de enero de 2011) el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, con el sentimiento que nos embarga por la pérdida de jTatic Samuel, pero con el entusiasmo de seguir caminando según la enseñanza, el ánimo y espíritu heredados de él, en nuestra reunión de Consejo Directivo, decidimos otorgar la Presidencia de este Centro de Derechos Humanos a Tatic José Raúl Vera López.

El nuevo presidente en conferencia de prensa recordó el trabajo de jTatic Samuel:

“Don Samuel no sólo veía al sujeto como persona en lo individual sino como un sujeto social constructor de paz, constructor de una sociedad que valga la pena, que garantice (…) crecimiento hasta una plenitud humana, bella. Don Samuel ha articulado no solamente su trabajo dentro de la iglesia viva, que construye la historia de los seres humanos tanto los que están en la iglesia como toda la sociedad.”

“… (que) tengamos bases de acuerdo, tengamos principios éticos, de respeto a la vida, al destino de los bienes de la tierra para todos los seres humanos, una sociedad que esté garantizado a todo ser humano el derechos que tiene a una vida plena”

Este Centro, dijo Tatic Raúl, “lo hizo (Don Samuel) primero porque veía todo lo que pasaba allá con los hermanos en las comunidades, pero ahora es un Centro de ellos, no es un centro para ellos, sino de ellos en donde se va creado ese sujeto social, en ese sujeto que verdaderamente habita en un corazón en una mente, en un proyecto que habita lo que verdaderamente debe ser una sociedad mexicana, para que dejemos de tener la barbarie que tenemos en este momento (…) en el pueblo tenemos la garantía del futuro para México, no la tenemos con los que de manera tan cínica destruyen el país, lo tenemos en el pueblo, en Don Samuel. Por éso este Centro es para que se garantizara y garantice la justicia, un camino de paz, Don Samuel un constructor de la paz, porque él trabajó para que se dieran las condiciones de la paz y justicia, para que prevalezca una sociedad en que se respeten los derechos.”

Por eso en esta nueva etapa: “queremos y prevemos, con la fuerza de Don Samuel, desde los pobres, los más olvidados que es el mundo indígena, queremos ahora también proyectar nuestra reflexión dentro del contexto nacional, dentro del contexto de violencia y guerra. Aquí hay una violencia por el territorio para ganancia y para destruir, allá se disputa el territorio para vender veneno, pero queremos asumir la responsabilidad de ser parte del México que también hoy queremos construir. El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, (…) recoge el espíritu de don Samuel y legado, y trabaja para la construcción de una sociedad mejor en la base racional, ética y en la que se garantice los valores elementales y la supervivencia de la sociedad. Creemos en la construcción de una sociedad diferente, porque estamos construyéndola”.

Con estas palabras Tatic Raúl Vera asume con alegría el cargo de Presidente del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, con lo cual todas y todos los integrantes nos sentimos felices y con mucho ánimo de seguir construyendo el ejercicio pleno de los derechos humanos en Chiapas y en México.

Videos de la crisis social que se vive actualmente en Egipto









¿Por qué los árabes si pueden derrocar gobiernos burgueses y en México seguimos jugando a las elecciones?

Pedro Echeverría V.

1. “Acorralado tras cuatro días de masivas protestas contra su gobierno –publican los medios- el presidente egipcio, Hosni Mubarak, anunció ayer viernes 28, pasada la medianoche que reemplazará la totalidad de su gobierno por otro que asuma nuevas funciones. Mubarak hizo el anuncio en un mensaje por televisión, en su primera intervención desde las protestas contra su régimen que estallaron el pasado martes y que se intensificaron ayer, jornada en la que enfrentamientos con la policía dejó 29 muertos, 800 heridos y al menos mil personas detenidas. A pesar del anuncio de Mubarak, decenas de personas han desafiado el toque de queda”. Las movilizaciones revolucionarias de Egipto son la continuidad de las batallas del pueblo de Túnez que logró en unos días derrocar a su gobierno. Pero debemos concluir que las condiciones materiales entre Egipto y México son diferentes y el nivel de conciencia también.

2. ¿Qué tan diferentes? Egipto ha tenido tres gobiernos: en los cincuenta y sesenta Gamal Abdel Nasser, que en los hechos encabezó una revolución independista, agraria y petrolera, asimismo mantuvo un gobierno de izquierda no alineada; Anwar el-Sadat que gobierna en los setenta alineándose con los EEUU y tirando muchas reformas anteriores y el actual, Mubarak, que asciende al gobierno después del asesinato en 1981 y da continuidad a la política entreguista de su antecesor. Posee una extensión territorial que es la mitad de la de México, pero su número de habitantes es mayor a los 80 millones. Por el predominio del desierto la gran concentración se da en El Cairo y sus alrededores. El nivel de conciencia de lucha ha sido desarrollado por las diferentes guerras entre países de la región, además del fuerte nacionalismo que viven esos países en los que las guerras económicas y religiosas entre EEUU, Israel y países árabes han tenido mucha presencia.

3. México es una historia muy diferente. Nasser tomó el gobierno en Egipto en 1952, mismo año que Ruiz Cortines asumió la Presidencia en México. En aquel país han habido tres gobiernos en México 10; la diferencia en número no es importante porque los 10 son parte de una dictadura de clase social que sólo ha cambiado de caras pero los 10 gobiernos sólo han favorecido a los empresarios y a la misma clase política. Pero en Egipto las elecciones no son importantes ni muy representativas, no crean las esperanzas e ilusiones que se crean en México. Nasser asumió el poder por rebelión, el-Sadat por muerte y Mubarak por asesinato; es posible que este se derrumbe por movimiento de masas. En la República mexicana cada seis años se ha entregado puntualmente el gobierno a una “nueva camarilla” que viene siendo exactamente igual a la anterior, que incluso parece corresponder al mismo escalafón político construido de padres a hijos y parientes.

4. Los miles o decenas de miles de jóvenes que hemos visto en televisión y prensa escrita, encabezando las batallas contra la represión de ejércitos y policías en el norte de África, no pertenecen a partidos políticos ni organizaciones anquilosadas controladas por los gobiernos. Según ha publicado la prensa extranjera esas batallas, tanto en Europa como en Túnez y El Cairo, son encabezadas por jóvenes de diferentes tendencias políticas -esencialmente anarquistas, socialistas radicales y libertarios- que no buscan sustituir a un funesto gobernante con políticos de otro tipo, sino que luchan contra el capitalismo, las guerras y el imperialismo de los EEUU. La realidad es que en toda esa región de países árabes, en los que ejercen un dominio total los multimillonarios petroleros, resulta casi imposible encontrar gobiernos independientes, aunque sí populares que mediante su religión, movilizan masas.

5. ¿Qué papel han jugado los EEUU ante estas movilizaciones? En primer lugar buscando usarlas como instrumento de presión contra los gobiernos; estas acciones no están al servicio de los EEUU, pero no debe olvidarse que en cada país ha decenas de miles de agentes espías al servicio de la CIA, del Pentágono, del ejército yanqui, están totalmente enterados de los resortes que dan vida a estos movimientos. EEUU actúa como consejero y a la vez fuerza de apoyo del gobierno establecido, le vende la cantidad de armas que necesita para frenar cualquier levantamiento, pero al mismo tiempo busca atizar los conflictos para ganar más presencia en el poder. El mismo Obama, rindiendo informe a la clase económica y política norteamericana, decía ayer que su gobierno ha recuperado la confianza en el mundo y que ya está listo para seguir avanzando. Como si esa haya sido la primera tarea: “recuperar la confianza perdida”.

6. Aunque aún no estemos enterados del movimiento de armas, no debe olvidarse que el negocio de los EEUU ha sido siempre vender armamento a ambos bandos en pugna en cada país. Como sucedió en la primera y segunda guerra, los yanquis no tienen control de sus enormes producciones de armamento ni en un principio definen sus fuerzas por alguno de los bandos porque lo importante es siempre el negocio. En México vendían armas al dictador Díaz y a los revolucionarios y actualmente venden armas a Calderón y a los narcotraficantes, como dirían los católicos: “están bien siempre con dios y con el diablo”. ¿O acaso los grandes ricos como Slim, Azcárraga, Salinas Pliego, cuando reparten dineros para campañas no dan dinero a PRI, por un lado y a PAN por otro, así como a otros partidos? Para ellos no es problema de moral o de convicciones sino de negocios. Y la venta de armas para EEUU representa uno de los ingresos más grandes.

7. La realidad es que nadie, a no ser que estuviera loco o fuera un buen negociante de armas, puede estar a favor de las ventas de armas, de las guerras, de los secuestros, de las acciones violentas, de la muerte. Pero tampoco nadie debería estar a favor de una paz que descansa en la explotación, la opresión y la miseria. Esa paz, que le han llamado en México “la paz de los sepulcros”, sólo conviene a quienes tienen el poder, el dinero, el gobierno, ¿cómo pueden los pueblos transformar sus condiciones de vida en países donde llevan décadas y siglos luchando para obtener condiciones humanas de vida y la respuesta ha sido siempre ¡NO!? Sólo mediante los levantamientos, las rebeliones, las revoluciones. Por eso el ejemplo que cunde en África del Norte y puede extenderse a Asia, Europa y América es muy importante en estos momentos. Pero también hay que estar vigilantes para que el imperio yanqui no aproveche estas coyunturas para fortalecerse.

Hugo Chávez critica intromisión de Estados Unidos en crisis de Egipto

TeleSur

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, comenzó una serie de contactos con los dirigentes políticos más importantes del Medio Oriente para analizar la crisis social que se ha desatado en las últimas semanas en esa región del mundo, de acuerdo a un comunicado difundido este domingo por la Cancillería.

El mandatario venezolano se comunicó vía telefónica con sus homólogos de la República Árabe Siria, Bashar Al Assad y con el líder de la Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista, Muammar Gaddafi.

Chávez expresó a ambos dignatarios su preocupación por la situación que se vive en el Medio Oriente en vista de los más recientes acontecimientos generados en Túnez y Egipto.

Manifestó "seguir con particular interés el devenir del pueblo egipcio", según reza el escrito diplomático y agregó que siente una profunda admiración por su población que se levantó a desafiar un Gobierno aliado de Estados Unidos en el poder desde 1981.

Los mandatarios confían en que los pueblo árabe logren llegar a la concordia y presentar soluciones pacíficas al conficto socio-político que se gesta desde hace casi una semana.

Atento a los acontecimientos en el Medio Oriente

El jefe de Estado venezolano, Hugo Chávez, expresó la preocupación de su Gobierno por la crisis en Egipto, país que desde hace seis días mantiene una rebelión popular exigiendo la salida del presidente Hosni Mubarak, aliado de Estados Unidos y en el poder desde hace tres décadas.

"No dejamos de preocuparnos por lo que está pasando en Egipto", dijo durante el recorrido a las instalaciones militares donde explotó este domingo un almacén de armas.

Dijo estar "muy preocupado por la situación en Arabia, cayó el Gobierno de Túnez, en Egipto la situación está complicada, no quiero pronunciarme por respeto a la soberanía de cada país".

Los señalamientos los hizo en referencia a las declaraciones de Washington y en algunos países de Europa.

Criticó la intromisión de Estados Unidos al querer asumir el control de esas crisis.

"Estados Unidos después que utilizó durante años a un presidente, apenas entró en crisis lo abandonaron como pasó en Túnez", comentó.

Comparó el hecho actual con lo ocurrido en Venezuela cuando se generaron fuertes protestas y disturbios durante el gobierno del fallecido ex presidente Carlos Andrés Pérez.

El hecho se registró el 27 de febrero de 1989 en la ciudad de Caracas y dejó víctimas fatales que hasta la fecha no se han precisado.

"En Egipto se vive mucha probeza y una élite que se enriqueció, cualquier parecido con el Caracazo no son coincidencias, o lo que pasó en Argentina en diciembre de 2001 cuando cayó (el ex presidente Fernando) de la Rúa por el pueblo cansado", recordó.

En este caso, fueron otros factores, pero coincidió con varios líderes en el mundo en que hay que tomar en cuenta las demandas del pueblo y la situación interna de cada nación.

"No queremos inmiscuirnos pero exigimos que se respete la soberanía de esos países y pedimos a Dios que logren salidas pacíficas, acuerdos pacíficos en el marco de la Constitución de cada país.

Finalmente, pidió que siga el mundo árabe progresando y los pueblos del mundo progresando de la miseria, del colonialismo y de la división imperialista.

Egipto, el incómodo aliado de Estados Unidos

Egipto recibe de Washington 1500 millones de dólares cada doce meses. El Cairo fue uno de los países en donde la CIA tercerizó sus interrogatorios a detenidos de todo el mundo. Lo que la potencia tiene por ganar o perder.

Ernesto Semán / Página 12 (Cortesía para RMX)


A fines de junio de 1985, alguien había escrito con aerosol negro sobre una pared blanca de la calle Yerbal: “El 9 de julio, desfile Sadat”. Eran pocos los que podían entender el mensaje en Caballito, o en Buenos Aires. Cuatro años antes, el presidente egipcio Anuar El Sadat había sido asesinado cuando la guardia que pasaba delante de él se dio vuelta y abrió fuego contra el palco oficial durante el desfile patrio. Al lado de Sadat estaba el vicepresidente Hosni Mubarak, que salió del atentado con heridas en las manos y los brazos, algo sospechado de complicidad con el magnicidio, protegido por los Estados Unidos, y directo a ocupar la presidencia de Egipto, en la que hoy hace malabarismo para retenerla.
Hoy la pintada porteña no aparece ni en Google. Se les atribuyó entonces a los servicios de inteligencia, insinuando un atentado contra Raúl Alfonsín durante el siguiente desfile del 9 de Julio. Quien haya sido, se había tomado en serio al presidente radical, lo suficiente como para proponer su asesinato, y como para ubicarlo en el grupo de los líderes tercermundistas de Nasser o Sadat, un linaje que desde el ’45 sólo le correspondía localmente a Perón.

El paso darwiniano de la República Arabe de Egipto, de simbolizar la amenaza de un nacionalismo progresista arrasador a montar uno de los aparatos represivos más formidables del mundo en desarrollo, registra varios cambios radicales y otras tantas continuidades. Entre estas últimas, la buena relación con los Estados Unidos es una de las más llamativas, y ayuda a explicar, si no su duración desde 1952, al menos parte de su política doméstica.

Barack Obama hizo ayer un esperable llamado a defender la libertad de expresión de los egipcios, concepto quizá vago (pero no menos poderoso) para el egipcio medio, en un país que tuvo tres presidentes en los últimos sesenta años y cuya identidad moderna está atada, justamente, a la represión de las fuerzas islámicas. El presidente norteamericano recordó alguna conversación con Mubarak en la que le dijo, como una letanía, lo bueno que sería introducir reformas tendientes hacia una apertura política. “Egipto es un aliado nuestro de gran importancia, pero yo siempre le dije (a Mubarak) que las reformas eran de una urgencia absolutamente crítica”, contó Obama. Lo mismo salió de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, para quien Mubarak ahora tenía que autorizar las protestas pacíficas, y que estaba “profundamente preocupada por la violencia de las fuerzas de seguridad”.

La violencia de las fuerzas de seguridad egipcias es legendaria, y Estados Unidos ha dependido en gran medida de ella para la represión del radicalismo islámico en la región, de ahí la fuerza de Mubarak en su relación con Obama. Y de ahí los 1500 millones de dólares que el país recibe de Estados Unidos cada doce meses. Y de ahí, por caso, que El Cairo haya sido un centro privilegiado de los programas de rendición extraordinaria, coordinados por la CIA luego de los atentados de 2001, por el cual detenidos ilegalmente de todo el mundo eran transportados a Egipto, pasaje aéreo incluido, donde podían ser sometidos a torturas e interrogatorios extrajudiciales en las cercanías de las pirámides.

No es algo que se le pueda reclamar a Estados Unidos en particular. El entusiasmo de los países árabes con la represión a las organizaciones islámicas es como su denominación de origen, y ha sido apoyado en distintos momentos por la Unión Soviética o Europa y hasta forma parte del imaginario modernizador del mundo árabe junto con las autopistas represas hidroeléctricas. Pero como le tocó a él, hoy es poco el margen que tiene Obama para impulsar reformas sin dispararse en el dedo. Con protestas distintas pero contagiosas desarrollándose en vivo y en directo en Túnez, Yemen, Líbano y Jordania, lo que Estados Unidos necesita en la región con más urgencia son estados aliados, no estados democráticos. La apuesta de Obama, en todo caso, es saber hasta qué punto una sucesión de nuevos regímenes puede cumplir ese rol con más eficacia que algunos de sus baqueteados socios. Los medios se esforzaban anoche por leer las protestas en clave de “caída de Muro de Berlín”: regímenes laicos pero creyentes en la modernización, con partido único e importante represión. Aun si es cierto, la salida inmediata es menos clara que la que caracterizó a la Europa del Este en los ’90. En la melange de espontaneidad y conspiración que las moviliza, Estados Unidos tiene hoy mucho para ganar, si las reformas o los nuevos gobiernos quedan en manos de aliados reales o potenciales. Pero mucho más para perder, si las décadas de represión al islamismo radical sólo han logrado poner a sus líderes en línea sucesoria directa con sus victimarios.

Por lo pronto, Mubarak no se preocupó por mostrar docilidad con la Casa Blanca y puso como vicepresidente a Omar Suleiman, el jefe de los servicios de inteligencia y encargado en Egipto de los programas de rendición extraordinaria, bajo el razonamiento de que cualquier cosa menos que eso sería visto como una señal de debilidad. Lo cual, a su modo, no hace las cosas más fáciles para cualquiera que quiera digitar el mito de una “transición ordenada”.

En el corto plazo, el Departamento de Estado insistía en buscar fórmulas regionales de pacificación, incluyendo sobre todo las eternas negociaciones con Israel para mejorar la relación con sus vecinos. Los recursos de Estados Unidos para influir en el proceso político inmediato son infinitos, pero al mismo tiempo no le garantizan nada, del mismo modo que el rechazo a la política norteamericana galvaniza las protestas, pero un cambio en la misma no le proveerá la pacificación. No hace falta ser agente de la CIA para saber que no es tan así. Basta con dos materias del CBC para saber que correlación no significa causación, y que si bien todas las protestas tienen el común denominador de erosionar a los aliados norteamericanos en la región, los estados árabes ya han construido sobre esa base su propia existencia, y en gran parte su destino se juega al igual que en cualquier otro lado, en las calles de El Cairo.

Mubarak no renuncia, cambia el gabinete y culpa al terrorismo

El presidente egipcio aseguró que existe “un plan para destruir” el país, que “instala el temor en el corazón de todos”. Aseguró que se hace “responsable de la seguridad” de la nación y sus ciudadanos.

“Ninguna democracia puede existir si permitimos que exista el caos”, aseguró el mandatario de Egipto Hosni Mubarak, quien, a los 82 años, señaló que nombrará un gabinete nuevo este sábado, para descomprimir la profunda crisis que atraviesa la nación africana que causó al menos 27 muertos y un millar de detenidos .

“He pedido al gobierno que renuncie y mañana (hoy sábado) habrá un nuevo gabinete”, declaró el presidente egipcio en un discurso de 11 minutos ante las cámaras de la televisión nacional, en el que anunció “nuevas medidas por una justicia independiente, por la democracia, para dar más libertad a los ciudadanos, combatir el desempleo, aumentar el nivel de vida, desarrollar los servicios y apoyar a los pobres”.

“Tenemos objetivos que el terrorismo no quiere que cumplamos”, señaló el presidente de Egipto, después de los graves incidentes que conmocionan al país. “No podemos permitir que se produzcan robos y saqueos”, aseguró.

La agencia de noticias AFP informó que al menos 20 personas murieron este viernes en Egipto y centenares resultaron heridas en los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden, mientras el impugnado presidente recurría al ejército y decretaba el toque de queda en la capital y en otras dos grandes ciudades.

En el cuarto día del movimiento de protesta más importante desde la llegada al poder de Mubarak en 1981, las señales de inquietudes se multiplicaban en el extranjero. Estados Unidos pidió a su aliado egipcio contener a las fuerzas del orden e iniciar de “inmediato” reformas políticas.

Mubarak, cuya renuncia es exigida por centenares de miles de manifestantes en todo el país, decretó el toque de queda en El Cairo, Alejandría y Suez y movilizó al ejército para contener una ola de protesta popular violentamente reprimida.

Además, “pidió a las fuerzas armadas que se hagan cargo, junto con la policía, de aplicar la decisión y de mantener la seguridad”, añadió el informe.

Con los 20 muertos del viernes asciende a 27 el número de personas fallecidas desde el martes en todo el país a causa de la revuelta popular.

Decenas de miles de egipcios respondieron al llamado a participar en la “jornada de la ira” a la salida de las mezquitas tras la plegaria de los viernes para pedir el fin del régimen de Mubarak, en el poder desde hace 30 años.

Fuente: Infobae

En Egipto: El Baradei a los manifestantes: "No hay marcha atrás"

EFE/EP

El dirigente de la oposición egipcia Mohamed el Baradei acudió este domingo a la plaza Tahrir, epicentro de la revuelta popular que comenzó el martes en Egipto, y prometió a los manifestantes que "el cambio llegará".

"Lo que hemos comenzado no tiene marcha atrás", dijo El Baradei en un mensaje que pronunció, megáfono en mano, a parte de los miles de manifestantes que se encontraban esta noche en ese punto del centro de El Cairo, según la cadena de televisión Al Arabiya.

El premio nobel de la paz, muy criticado dentro de Egipto por sus largas ausencias del país, llegó a El Cairo el pasado jueves para sumarse a las manifestaciones que comenzaron el último martes y que buscan la renuncia de Hosni Mubarak, en el poder desde 1981.

Aprovechando la presencia de miles de manifestantes, que llevan días reuniéndose en esa plaza sin que se hayan levantado tribunas públicas, El Baradei se dirigió a ellos para reiterar declaraciones que ha hecho en los últimos días.

"Este es el comienzo del fin", agregó El Baradei, según la cadena qatarí de televisión Al Yazira.

"Nos han robado nuestra libertad", insistió el ex director de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), quien resaltó que la oposición tiene una demanda clave: "La renuncia del régimen".

El dirigente de la oposición también pidió a Mubarak que se aparte del poder y prepare el terreno "para un gobierno de unidad".

Aviones de combate

Las protestas se mantienen en El Cairo y el nivel de tensión es cada vez mayor. Aviones de combate de la Fuerza Aérea sobrevolaron este domingo repetidamente el centro de la capital egipcia, por primera vez desde que estallaron las protestas populares contra el régimen de Hosni Mubarak.

Por lo menos dos aviones de combate pasaron a baja altura sobre la plaza Tahrir, epicentro de las protestas que estallaron el martes y en las que los manifestantes están pidiendo la renuncia de Mubarak, en el poder desde 1981.

También se vio un helicóptero sobrevolando el área, algo que, sin embargo, había ocurrido en jornadas anteriores.

El ruido que generan los aviones de combate se siente muy fuerte en la plaza Tahrir y en sus alrededores.

El sobrevuelo comenzó cuando miles de personas se dirigían hacia ese centro de la capital para repetir las masivas manifestaciones que se celebran allí desde hace varios, poco antes de que entrara el vigor el toque de queda, a las 16.00 hora local (14.00 GMT).

Asimismo, varios carros de combate llegaron a Tahrir, coincidiendo con la hora en la que comienza el toque de queda decretado por las autoridades ante la oleada de protestas. La zona también fue sobrevolada por aviones y helicópteros militares.

"Una demostración de fuerza para intimidar a los manifestantes. Dudo que funcione, parece que nadie se está yendo de la plaza Tahrir", explicó el periodista de Al Yazira Dan Nolan a través de un mensaje en su Twitter.

Las autoridades de Egipto han decidido ampliar de nuevo el toque de queda que rige en las ciudades más importantes del país y a partir de mañana comenzará a las 15:00 hora local (13:00 GMT), informó hoy la televisión pública.

El toque de queda fue impuesto desde el viernes pasado a partir de las 18.00 (16:00 GMT) hasta las 07.00 (05:00 GMT), al día siguiente se adelantó el comienzo a las 16.00 (14:00 GMT) y a partir de mañana comenzará una hora antes y terminará a las 08.00 (06:00 GMT).

La policía vuelve a patrullar

La policía egipcia recibirá en las próximas horas nuevas órdenes que implicarán un replanteamiento de su misión, para que asuma a partir de este lunes la defensa de la seguridad pública, dijeron hoy a Efe fuentes oficiales.

Las fuentes agregaron, sin embargo, que la plaza Tahrir, epicentro de las protestas de los últimos días, seguirá bajo custodia del Ejército, que el pasado viernes recibió órdenes de apoyar a la Policía para mantener la seguridad del país.

La policía de Egipto se retiró de las calles el viernes por la noche. Las funciones de vigilancia quedaron a cargo del Ejército, que ocupó lugares estratégicos, y grupos de ciudadanos armados con palos y otros objetos, que vigilan las calles por la noche.

Desde entonces, las principales ciudades de Egipto han sido escenario de múltiples acciones de pillaje que han intentado empañar las manifestaciones políticas que se desarrollan desde el martes pasado para exigir la renuncia de Mubarak, en el poder desde 1981.

Unido a ello, miles de reclusos se han fugado de las prisiones y en muchos casos han formado bandas para cometer actos de pillaje, según informes oficiales difundidos por la televisión pública.

Fuentes del Gobierno que prefirieron mantenerse en el anonimato, dijeron a Efe que para las próximas horas se espera que asuma el nuevo ministro del Interior, cuya identidad no fue facilitada, y a partir de ese paso dará nuevas órdenes a la policía.

Esas órdenes implicarán "el replanteamiento de la misión de la policía para que vuelva a ser desplegada" en todo el país a partir de mañana, agregaron las fuentes.

Las órdenes recibidas, añadieron, implicarán evitar los choques con los manifestantes que en los últimos días causaron la muerte de cerca de un centenar de personas, incluidos varios agentes, especialmente en la jornada del viernes, la más sangrienta.

Eso significará que la plaza Tahrir, epicentro de las protestas públicas, y que ahora está custodiada por tropas del Ejército, seguirá bajo control militar.

Nuevos nombramientos

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, designó este sábado a dos generales para ocupar puestos clave en el Estado, una medida que no ha evitado que Egipto continúe sumido en el caos entre las protestas políticas y los actos de pillaje.

El jefe de los servicios de inteligencia de Egipto, general Omar Suleimán, juró como nuevo vicepresidente, mientras que el general Ahmed Shafiq asumió el cargo de primer ministro.

Mubarak, que fue vicepresidente de Anuar el Sadat, asesinado el 6 octubre de 1981, dejó vacante ese puesto cuando llegó a la Presidencia ese año, lo que había fomentado los rumores de que heredaría el poder su hijo Gamal, e implicaba riesgos constitucionales en caso de que renunciara o falleciera.

"Juro preservar el régimen democrático republicano y la Constitución, los intereses del pueblo, la estabilidad de la patria y la integridad territorial", afirmó Suleiman en su toma de posesión.

Shafiq, el segundo militar en asumir altas responsabilidades del Estado y que era hasta ahora ministro de Aviación Civil, recibió la misión de formar un nuevo gobierno en Egipto y reemplazó en el cargo a Ahmed Nazif.

El Gobierno egipcio presentó su dimisión después de que Mubarak anunciara este viernes, en su primer mensaje a la nación desde que brotaron estas protestas, que había decidido reemplazar al Gabinete y nombrar otro que asumiera nuevas funciones.

Los nombramientos de Suleimán y Shafiq se producen en medio de un profundo deterioro en la seguridad pública en El Cairo y otras ciudades del país, al calor de las manifestaciones que se intensificaron el viernes y que continuarán durante toda la noche del sábado.

Estos cambios en el Estado para intentar atajar la crisis han sido considerados insuficientes tanto por los ciudadanos como por la oposición, entre ellos el premio nobel de la paz Mohamed el Baradei, que calificó como un "cambio de figuras" la designación de los dos generales.

En Egipto: Guerra sin cuartel contra Mubarak

EFE Y AFP

"Lo que hemos comenzado no tiene marcha atrás", aseguró ayer el dirigente de la oposición egipcia Mohamed El Baradei en la plaza Tahrir, que ha sido el epicentro de la revuelta popular que comenzó el martes en Egipto.

En un mensaje sin micrófonos, además, prometió a los manifestantes que "el cambio llegará".

Este anuncio se hizo en momentos en que el presidente egipcio Hosni Mubarak ordenó que el toque de queda en El Cairo, Alejandría y Suez se amplíe en una hora y a partir de hoy será de las 15:00 locales a las 08H00.

Con ese mandato se amplió la medida que se instauró el viernes a raíz de las masivas protestas populares para exigir la dimisión de Mubarak.

Mubarak ordenó a la policía antimotines volver a actuar en todo el país, para controlar los actos de vandalismo. La acción de los uniformados se complementó con la salida de aviones y helicópteros de combate de la Fuerza Aérea, que sobrevolaron repetidamente el centro de la capital egipcia.

Las aeronaves pasaron en repetidas ocasiones y a baja altura por la plaza Tahrir, justo cuando miles de personas se dirigían hacia ese centro de la capital para repetir las masivas manifestaciones que se dan para desafiar el toque de queda.

Sin miedo

Lejos de ser intimidados, en la plaza Tahrir miles de personas comenzaron a corear lemas en los que decían no temer al Ejército e insistían en que Mubarak debe dejar el poder.

El pasado viernes por la noche, Mubarak ordenó a las Fuerzas Armadas apoyar a la Policía para garantizar la seguridad del país.

Desde entonces, la Policía prácticamente ha desaparecido de las calles de El Cairo y de otras ciudades, mientras que el Ejército ha desplegado sus unidades para resguardar lugares estratégicos y patrullar en algunos sectores de esa capital.

Los militares, que fueron aclamados por los manifestantes cuando salieron a las calles, no han participado en la represión de los participantes en las protestas, quienes desde el pasado martes y hasta el viernes mantuvieron duros enfrentamientos con la Policía.

Salida innegociable

El premio Nobel de la Paz en 2005, Mohamed El Baradei, exigió al presidente Hosni Mubarak que se rinda al clamor popular que pide su salida del poder y "abandone hoy para salvar el país".

"Nuestro país se está desmoronando", dijo El Baradei a la cadena CNN, en la que reiteró que los nombramientos del nuevo vicepresidente Oman Suleimán y del primer ministro Ahmed Shafiq son medidas insuficientes.

"Creo que este es un intento desesperado e inútil de Mubarak para seguir en el poder. Y creo que está claro para todos en Egipto que Mubarak tiene que abandonar hoy, y eso es innegociable para cada uno de los egipcios", subrayó.

FRASE

"Egipto necesita ponerse al día con el resto del mundo. Necesitamos ser libres, democráticos, y una sociedad en la que la gente tenga el derecho de vivir con libertad y dignidad".
Mohamed El Baradei
Dirigente de la oposición egipcia