jueves, agosto 26, 2010

Estado laico en México

Fernando Belaunzarán

Era de esperarse y a nadie sorprende la molestia de la Iglesia Católica respecto a los recientes fallos de la Suprema Corte reconociendo la constitucionalidad de los matrimonios entre personas del mismo sexo y el derecho de tales parejas a adoptar.

Sin embargo, algunos de sus jerarcas han ido demasiado lejos, difamando, haciendo proselitismo, violando reiteradamente la ley e incluso llamando de manera abierta a la rebelión. Los ministros de culto gozan de libertad de expresión dentro de un marco normativo que establece ciertas restricciones que buscan salvaguardar al Estado laico. Pueden promover su moral particular, pero no imponerla al resto de la sociedad ni tampoco enfrentarse a las instituciones para lograr ese objetivo.

Mucho más grave que acusar sin pruebas a los miembros de la Suprema Corte de haber sido “maiceados” por Marcelo Ebrad o haber proferido el prosaico exabrupto discriminador –“¿quién de ustedes quiere ser adoptado por maricones?”- es el reto que Sandoval Íñiguez le está lanzando al Estado laico. Él y otros prelados están llamado a la grey católica a manifestarse públicamente contra la ley y la corte, contraviniendo con ello de manera flagrante lo establecido en el artículo 130 constitucional, inciso e): “ (los ministros)…Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones…”; lo cual también se consigna en el artículo 29 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.

El problema fundamental no son los excesos verbales de curas pintorescos que pierden la ecuanimidad al calor de una derrota jurídica, aunque tales dichos violen la ley y sea deseable que no prevalezca la impunidad y quede de manifiesto que la mitra no otorga canonjía alguna frente a los tribunales civiles. Lo que la polémica ha evidenciado es la no aceptación por parte de algunos prominentes miembros de la jerarquía católica de la separación entre el Estado y la Iglesia. La ofensiva que han emprendido, incluso desde el púlpito, tiene como objetivo explícito imponer su visión religiosa a las instituciones y leyes del país. Es decir, lo que buscan es contrariar al Estado laico.

Contra que algunos piensan, el Estado laico no es propiamente ateo, pues aunque no responde a ninguna religión es el soporte y la garantía de la libertad religiosa. Si en México se puede creer y rendirle culto a cualquier divinidad o no creer en ninguna es precisamente por esa característica. Al no haber religión oficial, todas tienen los mismos derechos y eso contribuye a que no haya discriminación sobre cualquiera de ellas. La moral se manda a donde corresponde, que es a la conciencia de los individuos para que en uso de su libertad decidan sin coacción sobre muchas cosas de su vida que el Estado no tiene por que resolver.

Los jerarcas rebeldes justifican su actitud en nombre de una supuesta “ley natural” y culpan a las “pasiones humanas” –que presumen no naturales- como las responsables de lo que interpretan como depravación de la sociedad. Ese discurso nos regresa siglos en la historia y es absolutamente miope ante una realidad incontrovertible: aceptada o perseguida, la homosexualidad siempre ha existido. Además, si la Iglesia nunca ha podido controlar a las demonizadas “pasiones humanas” en su interior, ¿cómo espera hacerlo en la sociedad? ¿O se contenta con mantener la doble moral, con sus placeres ocultos y la decencia aparente, pensando que lo peor de Maciel no es lo que hizo sino que se supiera?

La Suprema Corte de Justicia de la Nación cumplió con su papel de manera notable. Los Ministros no legislan ni tienen por qué manifestar su gusto o disgusto con las leyes en litigio. En este caso, resolvieron sobre la constitucionalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo, sobre el derecho que tales parejas tienen de adoptar y el velar porque los derechos adquiridos por esa unión se salvaguarden en todo el territorio nacional. Con ello se asumió que las familias mexicanas son diversas, que no está establecida constitucionalmente un modelo de ésta y que debe predominar la garantía de la no discriminación que se encuentra en el artículo 1º de la Constitución –el trascendental logro de agregar esa parte en la Carta Magna pasó en su momento desapercibido, pues fue parte de las reformas que se hicieron en 2001 para atender los reclamos de los pueblos indígenas y que no satisficieron a los zapatistas.

Es importante señalar que se ha hecho un gran ruido por el tema de las adopciones, pero que ese aspecto de la legislación no fue modificado y las mismas personas tienen las mismas posibilidades para adoptar un niño ahora que antes de la reforma. La iglesia tomó como bandera algo que se puso a discusión por un error de algunos diputados de la ALDF que agregaron un candado en comisiones prohibiendo la adopción y que al quitarlo, por ser evidentemente inconstitucional, centro la polémica en el lugar inadecuado. No es fácil adoptar en DF y un juez determinará caso por caso la pertinencia de otorgarla en función de los derechos del niño. Sin embargo, me parece absurdo y un tanto desalmado que se prefiera que niñas o niños permanezcan huérfanos en lugar de ser adoptados por una pareja homosexual que les garantice educación, respeto y amor. Las no tan veladas insinuaciones de que tales adopciones pueden propiciar actos de pederastia, llaman a recordar que esa posibilidad también existe con parejas heterosexuales e incluso en internados religiosos.

Si bien es cierto que las reformas libertarias del DF tuvieron su origen en buena medida en la ALDF con legisladores como Enoé Uranga, Victor Hugo Círigo o Jorge Carlos Díaz Cuervo –lo mismo que en los colectivos de activistas de mujeres y de la diversidad sexual-, es indudable que Marcelo Ebrard las respaldó y asumió los costos de hacerlo, lo cual debe reconocerse, máxime cuando legislaciones mucho más descafeinadas fueron congeladas por su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien no quería pelearse con su entonces amigo, Norberto Rivera. Por cierto, el cambio de amistades no ha llevado a AMLO a manifestarse sobre tales temas o sobre el Estado laico, no obstante los virulentos ataques que la izquierda ha recibido y la flagrante violación a la Constitución por parte de algunos jerarcas de la Iglesia.

Defender con inteligencia el Estado laico requiere cuidar el lenguaje y los ánimos. La tolerancia que se exige a algunos miembros prominentes de la jerarquía católica que se han extralimitado hasta el grado de decir que tales leyes son más nocivas del narco, también debe expresarse hacia la Iglesia y sus miembros. En ese sentido, resulta contraproducente revivir expresiones del jacobinismo trasnochado. México pagó su cuota de sangre para separar la Iglesia del Estado y sería torpe regresar al siglo XIX. La mejor forma de fortalecer al Estado laico es aislar a los extremistas y sumar a lo que estoy seguro es una gran mayoría de gente, creyente o no, que está de acuerdo en mantener el pacto que dejar claramente establecidos los ámbitos de Dios y del Cesar.

De paso…

Nuevo León. En la zona económica más importante del norte del país, el gobierno ha sido rebasado y a todas luces se ve que no tiene ningún control sobre la situación. Los narcos bloquean la los accesos a la capital, ajustan cuentan y se dan el lujo de escupirle en la cara al Estado. El asesinato del alcalde de Santiago, Edelmiro Cantú, no se debe a que haya decidido no “alinearse” con el crimen. Antes que eso lo mataron porque pueden, porque tienen la fuerza, la logística, la influencia y la impunidad para hacerlo y seguir tan campantes. Mientras tanto, Rodrigo Medina es un gobernador de aparador… Barack Obama cumple su promesa de retirarse de Irak. Los Estados Unidos dejan un país en mucho peores condiciones que como lo encontraron no obstante la corrupta tiranía de Sadam Hussein. La región es ahora más inestable y le abrió las puertas al terrorismo fundamentalista. Me alegra la retirada de tropas norteamericanas y me alegraría más si, al menos, aprendieran la lección…

Mucha gente está esperando con ansia que el ex rector Juan Ramón de la Fuente por fin se decida a construir una opción ciudadana que vuelva a entusiasmar a la sociedad con la idea del cambio…

Felicidades a la muy guapa tapatía, Jimena Navarrete, por su triunfo en Miss Universo…

La pobreza: ¿causa o consecuencia del narco?

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

Sólo conocí a una familia que padeciera hambre: la de mi padre, que recién terminada la lucha armada llegó a instalarse a la colonia Guerrero, del Distrito Federal, desde San Francisco, Estado de México. Primero en las vecindades aledañas a las vías y bajo el puente de Nonoalco, luego a la calle de Mosqueta; de ahí, a conquistar una moderada independencia económica.

Fue más tarde cuando me enteré de la verdadera hambre de mi padre, a través de las cartas que él dirigió al doctor Mariano Azuela y que su hijo Antonio me facilitó hace cuatro años y a instancias de su sobrino Mariano Azuela Güitrón.

Cuenta mi padre, quien se fue a España con una mano adelante y otra atrás, que sus primeros meses en Madrid fueron malos, pésimos, y que en sus acostumbrados paseos por las calles de esa ciudad solía pararse en los aparadores de las pastelerías para soñar despierto que saciaba su hambre y hasta pasteles comía.

Triunfó y nos educó a siete hermanos, lo que a mi me ha permitido ser testigo de las necesidades primarias de otros, de los estragos causados en el cuerpo humano y en la sociedad por el hambre, y de la urgencia de saciar ese vacío en el estómago causado por la pobreza alimentaria.

He visto cómo niños muy pequeños pelean con los zopilotes por la comida podrida que encuentran en los tiraderos de basura; en Ciudad Altamirano, Guerrero, hube de caminar entre inmundicias para atestiguar que los desayunos escolares eran echados a la basura sin siquiera haber sido abiertos; nunca pude saber si se debía a que no eran entregados a los niños, o porque llegaban caducados a su destino.

Hoy, Lilia Alcántara, de El Universal, da cuenta de que cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) registran 14 millones 900 mil jóvenes pobres en todo el país, la mitad de la población juvenil total que hay en México. Abunda la reportera y nos informa: “Organismos nacionales, internacionales y expertos advierten que los jóvenes que viven en situaciones de marginalidad y de falta de recursos, en su vida adulta reproducen la misma situación de pobreza, generando un círculo del cual es difícil salir”.

En medio del combate a la delincuencia organizada en que hoy se encuentra la nación, también asediada por el desempleo y ante la imposibilidad de huir a Estados Unidos para buscar un salario decoroso en trabajos a veces humillantes, debido a las políticas antimexicanas promovidas por un racismo fomentado por razones electorales, los jóvenes de este lado no se sentarán a esperar bendiciones ni el resultado de las políticas públicas de empleo, porque el mundo en el que viven, el ámbito en el que se mueven les meten por los ojos y los oídos el sinnúmero de satisfactores que los hedonistas de la publicidad ponen al alcance de todo ensueño juvenil.

Motiva la lectura de su nota la reportera Alcántara, quien nos cuenta que “en un informe sobre la situación de los jóvenes en México, el Consejo Nacional de la Población (Conapo) señala que uno de cada cinco jóvenes tiene problemas para satisfacer sus necesidades de salud y educación. Alerta que esta situación de marginación tiende a reproducirse en las siguientes generaciones, ya que al llegar a la edad productiva la persona carece de vínculos con el mercado de trabajo, lo cual dificulta la generación de recursos para sobrevivir”.

Nos informa también que un reporte de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) menciona que la vulnerabilidad social se agrava por la atracción que representa ingresar a la delincuencia, y que Marisa Delgado, investigadora de la UNAM, se queja de que la falta de una política de Estado propicie un elevado nivel de desencanto y desorientación entre los jóvenes.

De allí que sea tan fácil encontrar sicarios, o pushers, u observadores, pájaros en los alambres, para avisar de los movimientos de la policía. Mientras el hambre presione las decisiones de los jóvenes, éstos tomarán el camino equivocado y, en su ansia de tenerlo todo aunque sea por unos días, semanas o meses, se sumarán a los cárteles que puedan saciar las más elementales de sus necesidades; lo harán con la complicidad de todos sus familiares, pues a sus miembros llegará el beneficio de ese dinero negro.

Una larga, extensa cita de Roberto Saviano, para facilitarnos la comprensión de la conducta de nuestros propios adolescentes y la de las consecuencias de esta política económica: “Ser el centro de toda acción, el centro del poder. Usarlo todo como medio y a sí mismos como fin. Los que dicen que es amoral, que no puede haber vida sin ética, que la economía posee límites y reglas que hay que seguir, son solo los que no han conseguido mandar, los que han sido derrotados por el mercado. La ética es el límite del perdedor, la protección del derrotado, la justificación moral para aquellos que no han conseguido jugárselo todo y ganarlo todo. La ley tiene sus códigos establecidos, pero la justicia es harina de otro costal. La justicia es un principio abstracto que afecta a todos, que permite, según cómo se interprete, absolver o condenar a todo ser humano: culpables los ministros, culpables los papas, culpables los santos y los herejes… Culpables todos ante el tribunal universal de la moral histórica y absueltos por el de la necesidad… El resto no es más que religión y confesionario. El imperativo económico está modelado por esta lógica. No son los camorristas (léase delincuencia organizada) los que persiguen los negocios, son los negocios los que persiguen a los camorristas. La lógica del empresariado criminal, el pensamiento de los ‘boss’ coincide con el neoliberalismo más radical…

“… Esta conciencia de samuráis liberales, los cuales saben que tener el poder, el absoluto, exige un pago, la encontré sintetizada en una carta de un chaval encerrado en un correccional de menores, una carta que entregó a un sacerdote y que fue leída durante un simposio. Todavía me acuerdo de lo que decía. De memoria:

'Todos los que conozco o han muerto o están en la cárcel. Yo quiero ser un “boss”. Quiero tener supermercados, tiendas, fábricas, quiero tener mujeres. Quiero tres coches, quiero que cuando entro en una tienda se me respete, quiero tener almacenes en todo el mundo. Y después quiero morir. Pero como muere un “boss” auténtico, uno que manda de verdad. Quiero que me maten'.

Creo que está claro. El modelo de desarrollo económico echa en brazos de los barones de la droga lo mejor de nuestra juventud; este saldo no se debe cargar a la cuenta de la guerra contra la delincuencia organizada, sino a la ineficacia de nuestros gobiernos y sus políticas públicas.

Narcos asisten a obra de teatro

Martha Anaya / Crónica de Política

La historia procede de Michoacán. Fue allá, en uno de sus pueblos, que un nutrido grupo de narcotraficantes se presentó –con todo y pasamontañas y sus AK 47—a ver la puesta en escena de Bodas de Sangre.

Ocuparon espacios principales –si así puede llamárseles, ya que era en una zona pobre y alejada de las grandes ciudades—previamente apartados por uno de sus integrantes. A la tercera llamada para el inicio de la obra, ingresaron los encapuchados al lugar y tomaron sus lugares.

Ninguno de los presentes chistó. Era gente del pueblo. Acostumbrados, por lo visto, a la presencia de aquellos hombres.

En cambio, los jóvenes actores del teatro ambulante Rocinante –grupo que hace trabajo con las comunidades y realizaba su décimo quinta gira por 15 municipios del Estado—se quedaron sorprendidos, sin aliento. Cruzaron miradas. No hallaron espacio a ninguna otra decisión. Harían su trabajo y punto.

La obra de Federico García Lorca saltó pues al improvisado escenario. Los encapuchados, entre los que se distinguía perfectamente el “Jefe” por la manera en que lo custodiaban, siguieron en silencio Bodas de Sangre –, mientras gente del pueblo derramaba lágrimas ante la tragedia que escenificaban los actores.

Cuando terminó la obra, los narcos retomaron en brazos sus armas que habían acomodado sobre sus piernas y un grupo de ellos salió inmediatamente del lugar, sin tomar tiempo para aplaudir siquiera. Sólo el “Jefe” y sus más cercanos aguardaron unos momentos más. Se acercaron a los actores y les dijeron: “Muy bien, gracias…” Y se fueron.

Esta historia nos llega de uno de los actores de la obra, testigo directo de lo acontecido. Su nombre lo omitimos por razones obvias; pero aún hoy –a meses de distancia de aquel suceso— la sorpresa, el miedo y la angustia que les causó el suceso no se diluye del todo.

Ésta es una de las tantas historias que se viven en poblados del país relacionados con el mundo de los narcotraficantes y la subcultura que se ha creado en torno a ellos. Se sabe de ellas no por los medios de comunicación, ni siquiera han llegado a los corridos, pasan de voz en voz o se quedan en el pequeño ámbito donde acontecieron.

Otra historia relacionada con ese andar de los narcos entre los ciudadanos nos fue narrada por un norteño. Él trabajaba para el programa Oportunidades pero decidió dejarlo dada la situación que están viviendo al ser interceptados por los delincuentes cuando llevan el dinero a las comunidades.

Regresó a su tierra y al negocio familiar: un circo ambulante. Un día, cuando uno de sus chamacos recibía el dinero de las entradas a la función, se le acercó un hombre y le arrebató el dinero. Al momento, otro hombre que estaba ahí cerca se le plantó al tipo y le dijo: Soy Zeta X, regrésale el dinero.

El ladrón se disculpó de inmediato y devolvió al chiquillo el dinero que le había quitado.

Cuando inició la función, el chamaco en cuestión le dijo a su padre que el hombre que lo había ayudado estaba ahí, sentado en la primera fila.

Al término del espectáculo circense, el padre se acercó a aquel hombre para agradecerle el apoyo a su hijo. El Zeta en cuestión le manifestó: “No se preocupe, sabemos quiénes son ustedes, los hemos seguido, son gente de bien…”

Estas desconcertantes historias se viven y se escuchan en medio de la infame y terrible violencia que asola al país. Historias populares que se entremezclan con decapitados, torturados, secuestrados, pozoleados, ejecutados, narcofosas, narcominas, narcomensajes y demás.

Y no, no se trata de hacer una apología del crimen o de hablar bien de ellos. Es sólo parte de la realidad que también se está viviendo en algunos de los pueblos del país y en sus caminos rurales. Es parte de lo que explica el desconcierto y el no saber qué hacer entre la gente de los pueblos, en esos lugares tan alejados de nosotros y de nuestra realidad.

La tirria de Calderón

José Gil Olmos

Para Pedro Matías, por el reconocimiento a su oficio de reportero


Después de constatar las condiciones de peligro en que trabajan los periodistas en México, los enviados de la ONU no pudieron conversar con Felipe Calderón quien, de esta manera, mostró nuevamente el poco interés y hasta la aversión que siente por los reporteros desde que era diputado y dirigente nacional de su partido, el PAN.

A Calderón no le gusta la prensa y si la soporta es por mera conveniencia. Su menosprecio no es de ahora, sino desde que paseaba por los pasillos del Congreso legislativo y las oficinas de su partido. Pero se le acentuó más conforme fue saltando a puestos de gobierno y, sobre todo, cuando llegó a Los Pinos.

Calderón ve a la prensa como un mal necesario, como un elemento que le incomoda y le molesta, y prefiere evitar cualquier contacto.

La intemperancia a la prensa muestra la inclinación autoritaria que Calderón ha expuesto en varios momentos de su gobierno, desde la implementación de la estrategia militar en el combate al crimen organizado hasta la criminalización de la protesta social, pasando por la falta de acuerdos con los partidos de oposición para sacar adelante las reformas laboral y electoral, entre otras.

Sin tener un sólo dato de las razones por las que el jefe del Ejecutivo no quiso reunirse con ellos, los relatores de las Naciones Unidas para la Libertad de Opinión y Expresión, Frank La Rue y Catalina Botero, representante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se mostraron preocupados por el desinterés de Calderón, sobre todo por la grave situación por la que atraviesa el ejercicio periodístico, debido al creciente poder del crimen organizado.

“Creo que es una oportunidad perdida”, dijo en tono lacónico La Rue al precisar que Calderón hubiera aprovechado la oportunidad para mandar un mensaje a la prensa y decir que se solidarizaba con los periodistas mexicanos.

Sin embargo, todo parece indicar que a Calderón no le quita el sueño el asunto de los riesgos que atraviesa la libertad de expresión en algunas regiones del país, donde han optado por la autocensura frente a las amenazas de los diferentes grupos del crimen organizado.

De hecho, eso fue lo que dijo a través de twitter cuando hace unas semanas secuestraron a cuatro reporteros y un usuario le preguntó si le preocupaba esa situación. “Eso no me quita el sueño”, espetó sin preocupación alguna.

Pero si el gobierno hizo poco caso a los relatores de la ONU, tampoco se sabe si tuvieron contacto con los dueños de las televisoras, de las estaciones de radio y de los principales periódicos y revistas para conocer las condiciones laborales de los periodistas mexicanos.

Porque son los dueños y directivos de los medios los primeros responsables en dar garantías de seguridad a los reporteros, a quienes algunas veces los envían a cubrir eventos en las zonas de mayor riesgo sin tener siquiera Seguro Social, menos seguro de vida o de gastos médicos mayores.

Ni el gobierno ni los dueños de los medios se han preocupado por reconocer legalmente el trabajo de los periodistas; tampoco por ofrecer las garantías mínimas de seguridad social. Hay empresas que prefieren dar contratos de meses y pagar como colaboradores a sus reporteros para no contratarlos y evitar darles los derechos que por ley tienen.

Mientras tanto, el ejercicio del periodismo en México se hace cada vez más difícil por la impunidad con que ejercen su poder no sólo los grupos del crimen organizado, sino los caciques, ediles, gobernadores y representantes de grupos políticos y económicos que presionan para incidir en el ejercicio de la libertad de expresión.

El desdén de Calderón preocupa también por otra razón quizá más de fondo. Al final lo que le importa es que haya una prensa a modo para que no cuestione ninguna de sus decisiones, una prensa apacible a sus cambios de temperamento, una prensa silenciosa a sus errores.

Y si esa prensa es secuestrada por el crimen organizado, a Calderón le conviene tenerla igualmente amordazada en víspera de las elecciones de 2012.

Bienvenidos al infierno

Julio Scherer García *

En nuestra frontera sur y camino a los Estados Unidos, un aire envenenado traslada la memoria a escenarios propios de los campos de concentración. Testimonios inapelables de los migrantes centroamericanos y aun sudamericanos dan cuenta de la tragedia.

De septiembre del 2008 a febrero del 2009, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos registró ciento noventa y ocho casos que incluyen nueve mil setecientos cincuenta y ocho secuestros. La cifra podría llegar a veinte mil al año. A los migrantes los explotan las bandas de los Zetas, los Maras, los polleros. Cierran el cerco los policías municipales, los estatales, los patrulleros y un avispero de malhechores protegidos por placas y disfrazados con las ropas y los modos del poder.

Las casas de seguridad son tugurios, y la comida, tortillas frijoles y arroz una vez al día, si acaso, es pestilente. Nadie podría decir cuántas mujeres son lanzadas a la sodomía, vendidas a quien pague por ellas.

Mauricio Farah Gebara, quinto visitador general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y Alejandro Hernández García, su colaborador, me facilitaron el acceso a los testimonios videograbados que dan cuenta de este inmenso horror:

Dos hermanos hondureños arribaron a la terminal de camiones en Tapachula. El sujeto que los conducía los recomendó con dos, a los que les dijo que había que darles una tarifa especial.

A golpes, junto con veinte personas más, los hermanos fueron trasladados a Arriaga. Ahí los subieron a un vagón de tren, y cuando éste se puso en marcha, tres tipos con apariencia de migrantes sacaron sus armas.

Llegando a San Luis condujeron al grupo a bordo de camionetas, por una brecha hasta un rancho, en el que había cincuenta migrantes más y muchos hombres armados. Éstos les dijeron que sólo mediante el pago de 2 mil 500 dólares saldrían de ahí.

“Me pusieron una pistola en la sien y me obligaron a hablar con mis familiares”, dijo uno de los hermanos. “Después de la llamada, todo se puso muy feo. Nos golpeaban y nos hacían arrodillarnos por horas, nos desnudaban por las noches, dormíamos en el piso. Un día nos dijeron que habían matado al Morado, un compañero que no pagaba. Ya no lo volvimos a ver”.

* * * * *

Un salvadoreño relata que para abordar el tren carguero había que pagar 300 pesos al maquinista. “El vagón iba lleno, casi no se podía respirar. Íbamos de pie y a veces nos pisábamos, pero nadie peleaba. Cuando el tren se detuvo, fuimos obligados a bajar. Hombres armados y encapuchados vigilaban un descenso ordenado. Preguntaban si teníamos parientes en los Estados Unidos. La mayoría contestó que sí. A ellos los volvieron a subir al vagón. Los demás fueron abandonados en campo abierto.

“Nos llevaron a un galpón. Fui elegido al azar, me recibieron a palos, como advertencia para los demás. Ahí me comunicaron con mis tíos de San Antonio. Al hacer las llamadas me golpeaban para que ellos escucharan. Les pedían 3 mil dólares. En tanto los mandaban yo tenía que limpiar un patio inmundo. Era el lugar para que hiciéramos nuestras necesidades. Me daban una cubeta y una escoba, pero la suciedad no se iba. Nada más la amontonaba en la alcantarilla”.

Levantado en Tierra Blanca con doce migrantes más, un colombiano fue vendado de los ojos, atado, amordazado y arrojado a punta de pistola en una camioneta roja.

“Sentí mucho miedo, pues oía las golpizas que propinaban a mis compañeros que se quejaban. Llegó mi turno. Sangrábamos mientras escuchábamos que nada éramos, jodidos, quién se preocuparía por nosotros.

“En el piso inundado de una casa, jalaron hacia el frente a un niño de doce años. Golpearon su cuerpo frágil con una tabla hasta que el niño perdió el conocimiento.

Así los vamos a madrear a todos. Así que convenzan a sus carnales para que nos depositen los 2 mil 500 verdes en chinga”.

Un grupo formado por una joven, su hermano, su primo y un amigo de los tres, fue levantado junto a las vías de tren de Ixtepec, Oaxaca. Los condujeron a una bodega en un pueblo que no pudieron identificar.

“Hacía mucho calor. Pasamos dos días sin pan o agua. Al tercero nos ofrecieron un caldo. Éramos muchos”. Se llevaban a algunos y luego los cambiaban por otros hasta que se llevaron a la muchacha:

“Llamaron a mi papá. Yo lloraba porque me apretaban los brazos con fuerza y me pisaban para que mi papá se percatara. Le pidieron un depósito bancario de mil 500 dólares y le dieron un número de cuenta.

“Después llegó el Caimán. Me aseguró que sería su mujer. Por la noche me llevó a un cuarto arrastrándome de los cabellos. Me violó mientras me decía: Yo voy a ser tu papi mientras el cabrón de tu padre me manda el dinero”.

Un niño guatemalteco de trece años relató su secuestro y el de su tío. Sucedió en Balancán, Tabasco. Dormían al aire libre en una zona despoblada, cuando aparecieron los delincuentes con sus promesas de traslado ahora, pago después. Los subieron en un camión de redilas, repleto de migrantes. Viajaron cuatro días hasta llegar a un almacén en Monterrey. Desde ahí se hacían las llamadas.

“A mi tío y otras personas los golpeaban con bates de béisbol en las nalgas por pura diversión. Lo harían a diario hasta que recibieran su pago. A mi tío le pegaron un día en la cabeza. Sangró muchísimo y para su curación sólo me dieron unos trapos sucios. Había unas señoras a las que golpeaban también. Todo el tiempo hablaban de escapar. Las dejaban desnudas. A una la golpearon enfrente de todos porque cerraba las piernas y mordía”.

Un hondureño relató, sin dar detalles, que en Coatzacoalcos, Veracruz, fue detenido pro agentes de migración que lo vendieron a los Zetas.

Los Zetas lo llevaron a un cobertizo, desde donde lo comunicaron con su hermano en Illionis. En tanto llegaba el dinero, le ponían una pistola en la sien y jalaban el gatillo. Ignoraba si el arma estaba cargada.

Lo dejaron en libertad, garantizado el pago, tras practicar sexo oral al secuestrador.

Una menor, nacional de Honduras, fue secuestrada en compañía de ciento treinta personas. Esposados, eran golpeados con gruesas cadenas y amenazados con armas de fuego. Su papá vomitaba sangre y se desmayaba después de las golpizas.

El rescate solicitado para este grupo de personas fue de 900 dólares. Como muchos de sus familiares no pudieron cubrirlos, los mantenían en cautiverio durante tres meses. Luego, a los que permanecieran vivos, los dejaban en libertad.

Otro hondureño narró su secuestro junto con ochenta migrantes. Se los llevó un grupo de siete sujetos armados que se hicieron pasar por coyotes. Los condujeron hasta Reynosa en un camión de redilas escoltado por una patrulla. Querían 3 mil 500 dólares de rescate por cada uno. De lo contrario, les extraerían sus órganos para completar el dinero. Sus familiares pagaron, mas no lo soltaron. Tuvo que escaparse después de treinta y tres días de cautiverio en una bodega donde permanecían en condiciones insalubres. Asimismo, presenció la muerte por golpes de varias personas, con una tabla y con armas de fuego. Agregó que en la bodega había hombres, mujeres, niños, ancianos, mujeres embarazadas y enfermos.

Un hondureño más fue secuestrado junto con doscientos migrantes, centroamericanos y brasileños. Estuvo preso cincuenta y dos días, al cabo de los cuales fue puesto en libertad cerca de la Casa del Migrante en Reynosa, Tamaulipas.

Una mujer originaria de Honduras fue trasladada a un granero en donde había cuatrocientas personas secuestradas, en espera de que sus familias enviaran los 3 mil 500 dólares exigidos por el comando armado que los privó de su libertad.

Los ciento treinta migrantes guatemaltecos que fueron levantados por doce personas que usaban máscaras y uniforme militares en Tenosique, Tabasco, no tuvieron suerte. Sus plagiarios exigieron 7 mil dólares por persona. Fueron pocos los que pudieron pagar. Eran amenazados continuamente con una sierra, taladros y cuchillos.

“Allí nos tuvieron encerrados en la casa. Casi un mes. No nos daban comunicación ni con los familiares ni con nadie. Después de un mes nos dicen: Les vamos a dar las llamadas para que ustedes llamen a sus familiares y les digan cuánto les cobramos. A nosotros nos dijeron: “si no pagan 7 mil dólares, se les llama a los familiares para que los escuchen hablar por última vez”.

“Cuando llegamos a Coatzacoalcos, nos dijeron: Bienvenidos al infierno”.

Si tú no le decías a tu familiar que te maltrataban, ahí te rompían la cabeza”.

-¿Qué le hicieron cuando usted estaba hablando por teléfono?

-Me golpeaban, me daban cachetadas. Ahí matan gente, delante de todos matan. Ahí, en esa casa, el otro día mataron como a cinco.

-¿Usted vio que mataron a cinco?

-Sí.

-¿Cómo los mataron?

-Los mataron a puro golpe.

-¿Cuánto vale un rescate? –le pregunté a Mauricio Farah Gebara.

-En promedio, 2 mil 500 dólares. Pero a veces basta con 100 –repuso.

Lo escucho:

“Algunos agentes del Instituto Nacional de Migración, junto con policías municipales, estatales y federales, más el ministerio público, administran el delito y la impunidad.

“Los números de las víctimas crecen, más allá de las denuncias categóricas que hemos formulado públicamente y de las instancias elevadas a las máximas autoridades del país. Nuestra frontera sur está teñida de rojo”.

-¿Qué es administrar el delito? –pregunto al quinto visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

-Inmovilizar la ley. Que el delito corra.

* Tomado del libro Secuestrados, de Julio Scherer García, editado en agosto de 2009 por Grijalbo.

Masacre de inmigrantes en México

Alberto Nájar

Los secuestros de inmigrantes suceden con frecuencia en Tamaulipas, según han documentado las autoridades. Pero nunca había ocurrido una masacre como la que se presentó en un rancho de San Fernando, al sur del estado, donde aparecieron los cadáveres de 72 personas.

Las autoridades confirmaron que entre las víctimas había indocumentados de El Salvador, Honduras, Brasil y Ecuador, aunque se investiga si hay ciudadanos de otros países.

De acuerdo con la versión de un sobreviviente, de origen ecuatoriano, las víctimas fueron secuestradas por un grupo armado que les exigió trabajar para ellos. Al negarse, los secuestradores los asesinaron a todos.

El incidente ocurre en medio de una lucha "encarnizada y sumamente violenta" entre los carteles de El Golfo y Los Zetas por el control del tráfico de drogas en la región, dijo el secretario técnico del Gabinete de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré.

"Este es un suceso sumamente grave, absolutamente indignante y que exige la condena unánime de toda la sociedad y de todas las autoridades", afirmó.

Es la primera vez que ocurre una masacre de esta naturaleza en México, y que según analistas involucra a dos de los mayores problemas de este país: narcotráfico y migración indocumentada.

Según Poiré, no es la primera vez que los carteles de la droga intentan reclutar indocumentados.

"El hecho de que la delincuencia organizada recurra al secuestro y extorsión sugiere que algunas organizaciones enfrentan una situación adversa para conseguir recursos", dijo.

Los Zetas, involucrados

Los cuerpos de las víctimas -58 hombres y 14 mujeres- fueron localizados el martes por elementos de la Marina, quienes acudieron al rancho después que el sobreviviente solicitó ayuda pues estaba herido.

Al llegar al rancho los marinos se enfrentaron con los secuestradores. Tres presuntos plagiarios y un militar murieron en el sitio, además que un menor de edad fue detenido.

El sobreviviente, de quien no se informó su identidad, dijo que los secuestradores eran miembros de Los Zetas.

La cancillería mexicana se comunicó con las embajadas de Brasil, Honduras, El Salvador y Ecuador para solicitar su ayuda en la identificación de los indocumentados, dijo el subsecretario para América Latina y El Caribe, Salvador Beltrán.

BBC Mundo consultó a las embajadas de esos países, pero dijeron que esperaban información oficial antes de emitir algún comentario.

Miles de secuestros

De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, las bandas del narcotráfico como Los Zetas han realizado secuestros masivos de indocumentados.

Incluso el Ministerio de Seguridad ha dicho que algunas rutas que siguen los migrantes para cruzar a Estados Unidos, son las mismas que utilizan los carteles para enviar droga a ese país.

La CNDH documentó que sólo en octubre de 2008 y septiembre de 2009 ocurrieron 10.000 secuestros de inmigrantes en México, aunque el número real podría ser el doble.

Con frecuencia los migrantes son encerrados en casas de seguridad en poblaciones de Tamaulipas, donde los mantienen durante varios días o semanas mientras exigen un rescate a sus familiares.

Testimonios recabados por la Comisión, así como de otras organizaciones civiles, revelan que los migrantes son torturados durante su cautiverio.

A algunos les obligan a transportar droga, mientras que otros enganchan a nuevas víctimas en albergues de indocumentados.

Los abusos sexuales también son frecuentes, señala la CNDH, e incluso algunas víctimas afirmaron que los plagiarios grabaron las agresiones en video.

Política de huevos

Astillero / Julio Hernández López

Marcelo trivializa
Espots y juramentos
Barbarie trasnacional


No será en el terreno de la picardía, el doble sentido o la fanfarronería donde un jefe de Gobierno capitalino, que hasta ayer había sido totalmente firme y serio en la mayor apuesta ideológica de su vida, le pueda ganar a un escurridizo y taimado cardenal tapatío. Se ha equivocado Marcelo Ebrard al rebajar el profundo debate hasta hoy sostenido en materia de relaciones Iglesia-Estado y llevarlo a escenarios ovoides, de machismo de palenque y provocación torpe. Justamente lo que menos necesitan hoy los personajes identificados genéricamente con la izquierda es la trivialización de sus litigios, pues sus adversarios están naturalmente prestos a ridiculizar esos declives y sustituir la esencia de la discusión pública por el detalle chusco o el desliz vergonzoso. No es cuestión de huevos, sino de ideas, lo que hoy está en el centro del debate nacional. Y no se trata de enaltecer o publicitar la presunta abundancia de valor avícola de determinado protagonista, sino de sostener posiciones ideológicas con decoro y firmeza, sin ocurrencias en busca de la foto periodística del día.

A sus puros espots, Felipe Calderón ha violado la Constitución General de la República, según lo ha resuelto el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. No habrá castigo, pues la legislación vigente no contempla la posibilidad de encausar al ocupante del Poder Ejecutivo más que por acusaciones extremas y no por debilidades de corte electoral. Lo mismo sucedió con Vicente Fox, quien abiertamente intervino en la sucesión presidencial de 2006, violentando preceptos legales pero sin consecuencias punitivas, pues los magistrados electorales que fungían en ese momento tampoco encontraron manera de sancionar al grave infractor público. Lo sucedido ahora con Calderón es un adelanto de lo que espera en 2012: la desesperación felipista lo llevó en meses pasados a hacer propaganda a su gobierno en temporada de veda electoral, con la fallida esperanza de aportar elementos de optimismo nacional pro panista antes de que los ciudadanos de varias entidades del país fueran a las urnas, y todo apunta a que esa desesperación creciente producirá una espiral de activismo ilegal cuando el actual huésped de Los Pinos sienta llegado el término de su impugnado periodo de ejercicio y el PRI vengativo se apreste a cerrar el par de sexenios trágicos del panismo en el poder (el columnista Salvador García Soto ha escrito en El Universal, en su columna Serpientes y Escaleras, que un gobernador tricolor dijo en reciente cónclave peñanietista en Mc Allen, Texas, que sabía “de un juramento que había hecho Felipe Calderón sobre la tumba de su padre, Luis Calderón Vega, hace unos meses: ‘que por ningún motivo él le iba a entregar el poder al PRI’”).

El duelo calderonista tiene enfrente al pistolero llamado PRI. Ayer se lanzó Felipe contra los priístas que lo mantienen en jaque, acusándolos de ser grandísimos corresponsables del agravamiento de la guerra contra el narcotráfico pues, según parece haber descubierto hasta ahora el panista michoacano, el problema es que la mayoría de los estados son gobernados por el PRI. Así anda Felipe, en busca de asignarse supremacías testiculares, sin darse cuenta de que su figura, a pesar de su origen electoral ilegítimo, requiere sobriedad política y prudencia frente a las resistencias y obstrucciones de los adversarios, y no el disparo de golpes entre tendajones oscuros: allí está Felipe, el peleador callejero, dejándose ir contra el priísmo experto en marrullerías: “Es más fácil para muchos partidos decir ‘esta es la guerra del Presidente’, como insistentemente dicen los legisladores del PRI: ‘yo me lavo las manos y ojalá fracase este señor para que me dé rendimientos políticos’”. Presidente Calderón (obviamente, presidente del comité nacional electoral del PAN): que con su PRI se lo coma (lástima que los malestares estomacales, a causa de la ingestión de esos huevos revueltos mal guisados, le peguen brutalmente a millones de mexicanos).

Casi nada le duró al oficialismo el sentirse en los huevos de la luna... perdón, en los cuernos, a causa del oportuno triunfo de una mexicana en un torneo mundial de belleza. La ayuda de imagen que Los Pinos deseaba conseguir a causa de esa adquisición cosmética se disipó ante el arribo del escándalo nuestro de cada día, esta vez con el descubrimiento de 72 cadáveres en un rancho tamaulipeco. Inmigrantes, según las primeras indagaciones. Sometidos, indican las autoridades, por miembros del bando de los Zetas que los habrían ejecutado. En Estados Unidos se difunde la noticia por su propio peso evidente, pero también porque la crueldad mexicana con migrantes indocumentados favorece las posiciones discriminatorias que despuntaron legalmente en Arizona y ahora se esparcen por otros estados. Episodios de brutalidad como el del rancho de San Fernando sirven para confirmar a la opinión pública estadunidense la condición de Estado fallido de México, la incapacidad del ocupante de Los Pinos y los riesgos de violencia desbordada que están al otro lado de la frontera. Pero el daño va mucho más allá de lo bilateral: gobiernos de cuando menos cuatro países latinoamericanos activan sus mecanismos diplomáticos y policiales para saber la suerte de paisanos suyos que suponen fueron asesinados. Es una vergüenza para México, que ahora exporta imágenes de masacres de hermanos en tránsito hacia la fuente imperial de empleo. La barbarie trasciende las fronteras, las cifras macabras de la guerra felipista toman tintes internacionales. Uf. El horror.

Y, mientras los diputados priístas creen que con iPads con cargo al erario podrían dejar de ser analfabetas funcionales, y el PRD decide impedir que en Guerrero siga en el gobierno (formalmente) el PRD, lanzando a un todavía priísta para que le cierre el paso al PRI, ¡hasta mañana, con la Permanente redondeando el día de política de huevos al exigir que se restrinjan importaciones gringas con riesgo de salmonela!

Pueblo pobre, gobierno caro: En México diputados estrenan iPads de última generación

Mariano Garza-Cantú / Política Digital

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) levantó polémica esta semana, primero cuando presentó una iniciativa para instituir en la Cámara de Diputados un Congreso Virtual, y después porque en la reunión que sostienen sus diputados en Ixtapan de la Sal, Estado de México, entregó a cada uno de los 237 legisladores una iPad con conectividad 3G, que costaría alrededor de 7 mil pesos por unidad.

La propuesta del Congreso Virtual ha recibido críticas en diversos medios de información, porque se ha centrado en el tema de las iPads como una herramienta que ayudará a que los diputados se mantengan conectados. Sin embargo, la plataforma incluye tres sistemas:

El primero consiste en una red legislativa, por medio de la cual los diputados interactuarán entre sí, con las comisiones que integran la Cámara, con los centros de estudios de la Cámara y con los ciudadanos. La idea es que los legisladores seguimiento a las propuestas, comentarlas, calificarlas y presentar las propias, las cuales podrían convertirse en iniciativas; el segundo sistema concentraría en un solo canal los medios de contacto de los ciudadanos con los diputados; y el tercero consiste en dos bases de datos, una de iniciativas y otra de estadística legislativa para que cualquiera pueda realizar una minería de datos de los proyectos presentados en la Cámara baja.

Roberto Albores, uno de los diputados que presentó la iniciativa, explicó que la intención es facilitar al máximo el trabajo de los legisladores, para que debatan sin importar dónde estén. Sin embargo en los medios informativos se expresa preocupación porque esta herramienta fomentaría el ausentismo, que ya es un problema. Tan sólo en el periodo ordinario que terminó el pasado 30 de abril, el promedio de votación fue de 347 sufragios, equivalentes al 70% de los 500 diputados que integran la Cámara baja.

En respuesta, Albores argumentó que hay personas que son más productivas en la noche y que con esta herramienta se tendría un debate permanente.

Otro componente del proyecto es cambiar el tablero electrónico que se utiliza para las votaciones, porque el actual tiene demasiadas fallas técnicas. Al respecto, la Junta de Coordinación Política ya autorizó la inversión de 120 millones de pesos para comprar dos pantallas gigantes de 200 pulgadas para la presentación de videos y documentos en el Pleno, así como equipos de proyección de datos, audio y video en el salón de sesiones y en salas más pequeñas, y 500 dispositivos de pantalla táctil que servirían para que los diputados registren sus datos biométricos y voten.

Además, se contempla un gasto de 5 millones 180 mil pesos para adquirir 500 iPads, aunque no queda claro si incluye los 237 dispositivos que compró la bancada priísta con sus recursos.

Vestido le juega mala pasada a Larissa Riquelme en México


La guapa modelo Larissa Riquelme dejó al descubierto parte de su busto. Esto sucedió durante el programa ‘Fútbol para todos’ de la cadena Fox Sports México.

Jean y Faisy, conductores del espacio, la recibieron con los brazos abiertos. Pero fue el segundo en mención quien se ofreció a ser el primer mexicano en darle un ósculo, pedido que Larissa aceptó. “Beso de paraguaya no soltás más”, señaló la guaraní.

El acercamiento que se dio entre Larissa y Faysi a la hora de darle el ósculo provocó que su vestido, de color blanco, muy ceñido al cuerpo, se le bajara justo en la parte del busto.

TATUAJES

Vale indicar, que Jean por su parte le ayudó a la paraguaya a contar sus tatuajes de los tobillos.

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Video de visita a México de Larissa Riquelme

La modelo paraguaya Larissa Riquelme se reunió con sus seguidores mexicanos en una firma de autógrafos que se organizó al sur de la ciudad de México para promocionar su aparición en la revista H.




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