miércoles, noviembre 21, 2007

DURANTE EL PRESENTE AÑO EL GASTO CORRIENTE ABSORBERÀ LOS MAS DE 100 MIL MILLONES DE PESOS EXCEDENTES PETROLEROS.

Mario Di Costanzo
Secretario de la Hacienda Pública
Gobierno Legitimo
Noviembre 21, 2007

A pesar de que durante el presente año las finanzas públicas registrarán excedentes petroleros por más de 100 mil millones de pesos, el gasto corriente crecerá al doble de la inversión pública.

Para corroborar lo anterior, sólo basta mencionar que de acuerdo con información del Sistema de Información de Energía, mientras que al mes de septiembre del presente año los ingresos petroleros, fueron mayores a lo esperado en aproximadamente 77 mil 561 millones de pesos, la inversión directa gubernamental apenas registró un crecimiento de 11 mil 703 millones de pesos, comparado con el mismo periodo del año anterior.

Sin embargo también al mes de septiembre de este año, y contrario a lo anterior, el gasto corriente del gobierno registró un crecimiento de 84 mil 437 millones de pesos, cifra que representa 8 veces superior al gasto de inversión y que absorbió la totalidad de los excedentes petroleros acumulados durante los primeros nueve meses del año.



Cabe destacar que dentro del crecimiento del gasto corriente, sobresale la expansión de los servicios personales que registraron un incremento de 27 mil 647 millones de pesos, y los otros gastos de operación que registraron un incremento de casi 23 mil millones de pesos, en ambos rubros con respecto al mes de septiembre del 2006.



Esta comparación resulta más contradictoria al observar que al mes de septiembre la inversión en obra pública para PEMEX fue de sólo 4 mil 314.3 millones de pesos y para mantenimiento de proyectos fue de 1 mil 599 millones de pesos, mientras que el costo de los PIDIREGAS ascendió a 21 mil 790.6 millones de pesos y el pago de intereses de su deuda a poco más de 31 mil millones de pesos.

Esta situación que ilustra claramente la tremenda descapitalización de PEMEX en cuanto a infraestructura y mantenimiento de sus activos físicos productivos

Es importante señalar que los precios de la mezcla mexicana de petróleo que se han registrado a lo largo del presente año, hacen preveer que los excedentes petroleros serán superiores a los 120 mil millones de pesos, cifra que representa el 30% de los excedentes obtenidos durante el sexenio foxista.


lunes, noviembre 19, 2007

PRESENTACIÓN DEL PROYECTO ALTERNATIVO PARA RESCATAR Y DESARROLLAR AL SECTOR ENERGÉTICO

PRESENTACIÓN DEL PROYECTO ALTERNATIVO PARA RESCATAR Y DESARROLLAR AL SECTOR ENERGÉTICO Y CONVERTIR A MÉXICO EN UNA POTENCIA ENERGÉTICA, A CARGO DE LOS SECRETARIOS DE PATRIMONIO NACIONAL, CLAUDIA SHEINBAUM; DE LA HACIENDA PÚBLICA, MARIO DI COSTANZO, Y PARA LA HONESTIDAD Y AUSTERIDAD REPUBLICANA, OCTAVIO ROMERO

Hoy hablamos de rescatar al sector energético porque desde 1983 los gobiernos neoliberales lo han debilitado, descapitalizándolo y tomando decisiones estratégicas contrarias a su desarrollo y creando un ambiente propicio para su privatización y entrega al extranjero.

Esto lo han hecho fomentando la creciente dependencia de gas del exterior, permitiendo que las reservas de crudo se reduzcan a niveles peligrosos como no lo permite ninguna empresa petrolera del mundo, negándole a Pemex los recursos para invertir en refinación y obligando a la reducción de producción en las plantas petroquímicas.

La estrategia de debilitamiento del sector energético y en particular de Pemex la han justificado los gobiernos, entre otros, con el argumento de que no hay recursos presupuestales suficientes para mantener el alto nivel de inversiones que este sector requiere. Esto es una falacia.

En primer lugar, porque los recursos para el gasto público destinado a otros fines han ido en constante aumento, sobre todo en el gasto burocrático. En segundo lugar, porque lo que se invierta en el sector energético siempre se paga sólo.

Por eso nuestro proyecto alternativo contiene dos acciones profundas y simultáneas, justificadas por la verdadera emergencia nacional que tenemos para evitar la privatización de este sector bajo cualquier modalidad.

Es imprescindible, en primer lugar, corregir la expansión del gasto corriente ocurrido en el sexenio pasado y mismo que continúa hoy, porque es en parte este gasto lo que impide liberar recursos para invertir en el petróleo.

El gasto total con el que comenzó el gobierno de Vicente Fox fue de 1,248 miles de millones de pesos (1.248 billones). Después de crecer cada año, llegó en 2006 a 2.255 billones y para 2008 se aprobó por el Congreso un gasto de 2.568 billones.

Dentro de este gasto, el corriente aumentó de 714 mil millones a 1.321 billones en 2006, es decir, casi se duplicó. Su aumento, de 607 mil millones, se financió con excedentes petroleros por 404 mil millones.

Estos excedentes surgen cuando se planea el presupuesto con un precio del petróleo y en la realidad resulta un precio mayor. Pero el gobierno ha derrochado el excedente en gasto corriente, en lugar de invertirlo. El gasto corriente aumentó en el sexenio pasado en 607 mil millones de pesos, mientras que la inversión física directa sólo aumentó en 19 mil millones. Por cada peso que aumentó la inversión, el gasto corriente aumentó 32 pesos.

Propuesta de reducción del gasto corriente

El rescate de nuestro petróleo, gas y electricidad merece cualquier sacrificio. Nuestra propuesta es una reducción del gasto corriente, para con ello realizar un aumento de la inversión, de tal manera que no proponemos una simple reducción con consecuencia negativas para la demanda, sino un mejor gasto.

El alto gasto corriente y el grave dispendio que el gobierno hace del mismo, manteniendo una alta burocracia excesivamente costosa y con grandes privilegios, nos permite asegurar que una fuerte reducción del gasto corriente es posible y deseable.

No por cuantiosa la propuesta de reducción es utópica. México ha realizado estas reducciones en muchas instancias en el pasado reciente. En los 80’s, el gasto se redujo en 2 puntos porcentuales del PIB; a principios de los 90’s también se lograron 2 puntos; y a mediados de los 90’s se tuvieron logros similares. Pero, a diferencia de la reducción de gasto que han hecho en el pasado los gobiernos neoliberales, basada en reducir el gasto de inversión y obra pública, nosotros proponemos reducir el gasto burocrático.

La regla que proponemos no toca los salarios de los empleados públicos, aunque sí los de la alta burocracia. Tampoco creemos necesario reducir los gastos sociales en educación y salud ni en programas de apoyo a sectores desprotegidos. Pero sí proponemos reducir el gasto en los costos operacionales.

Los gastos operacionales del sector público han registrado en el sexenio pasado el incremento más fuerte, de 261 mil millones de pesos en los seis años hasta 2006, para llegar a 487 mil millones. Este incremento ha sido a pesar de que el gobierno no ha hecho nada nuevo en materia de obra pública que justifique este aumento. Lo que sí ha ocurrido es el crecimiento de la burocracia, de las compras de materiales que hace, de la corrupción en las compras y de la duplicación de gastos.

Proponemos que este gasto operacional se ajuste a lo que debió haber sido su crecimiento desde 2001 si se hubiera ajustado a una mínima norma de eficiencia. Proponemos que su crecimiento a partir de 2001 debió haber seguido una tasa de la mitad del crecimiento de la economía, mediante un aumento sostenido de la productividad en el sector público.

Los ahorros que hoy tendríamos mediante la aplicación de esta regla serían en todo el sexenio de 487 mil millones de pesos menos de lo que gastamos. No hay justificación para argumentar pérdida de eficiencia en el sector público, ya que si estamos preparados a realizar inversiones públicas por un monto equivalente, habría dinero suficiente para mayor capacidad física y mantenimiento de la misma, incluyendo equipos y materiales. Lo que no habría sería dinero para dispendio, sobreprecios a contratistas o compras innecesarias.

Podemos comprobar que el valor de ahorros que se hubiera obtenido sería superior a la suma de excedentes petroleros por encima del presupuesto por 404 mil millones. Agregamos que aun en el año 2000, el aparato burocrático era demasiado obeso y que era factible desde entonces efectuar una reducción aún mayor que la que resultaría de la regla que proponemos.

Bajo esta norma, el gasto de 2006 sería 193 mil millones de pesos menos a lo que fue. Como porcentaje del PIB, la reducción sería en promedio de 1.1% en los últimos seis años y de 2%, en 2006. Hay que recordar que en ese año solamente, el excedente presupuestal petrolero fue de 105 mil millones de pesos. Debemos recordar que el gasto corriente durante los pasados 6 años aumentó de 13% al 14.4% del PIB, de tal manera que el ajuste que proponemos no es irrealizable.

En julio pasado propusimos generar ahorros por 20 mil millones de pesos para que no fuera necesario aumentar los impuestos a la gasolina y con ello los precios y la inflación. Entre otros planteábamos ahorros por reducción de salarios de la alta burocracia, así como privilegios.

Hoy la tarea es más urgente aún. Frente al argumento del gobierno espurio de que no hay recursos para invertir en petróleo, gas y refinación y que por lo tanto no queda otra más que vender Pemex, nuestro proyecto es convocar a un esfuerzo de todos para obtener ahorros que a la larga nos van a resultar en un sector energético mucho más fuerte y capaz de impulsar el desarrollo de México, sin perder soberanía.

¿Qué debemos corregir en el sector energético?

Como ya lo mencionamos, los gobiernos neoliberales han aplicado en materia de energía, políticas contrarias al interés nacional. En lugar de mantenerla como fuente de empleo, competitividad y valor agregado nacional, la han descapitalizado, desintegrado de la industria nacional y relegado al papel de fuente de ingreso fiscal. Para ello han encarecido sus productos y creado un enorme obstáculo a la competitividad nacional.

A mediados de los 80’s, todavía éramos autosuficientes en gas y gasolina, y la balanza comercial en petroquímicos era ligeramente superavitaria. Hoy dependemos del exterior para:
el 40% de la gasolina,
el 25% del gas y
cuantiosas importaciones de petroquímicos que, junto con el gas y los refinados, arrojan importaciones por 20 mil millones de dólares. Estamos exportando materias primas e importando productos derivados, pero con un valor agregado mucho mayor.

Hasta principios de los 80’s la integración del sector energético era alta y creciente, con gran desarrollo tecnológico y con efectos multiplicadores y sinergias con los proveedores de la industria, desde fabricantes de maquinaria hasta grandes firmas de ingeniería de diseño y construcción de plantas. Hoy los proveedores nacionales han sido desplazados por extranjeros al trasladar los pedidos a firmas del exterior, con la consecuente pérdida de empleos, divisas y desarrollo tecnológico. Los ingenieros graduados que antes iban a la industria, hoy van a trabajar para las empresas extranjeras que Pemex subcontrata, pero en mucho menor número.

Las empresas que forman parte de Pemex y del sector eléctrico han sido descapitalizadas. Sus fuertes ingresos han sido capturados por el gobierno para financiar el desmedido crecimiento del gasto corriente. Esto ha ocurrido a pesar de que los precios que el gobierno impone para la electricidad, el gas y los refinados son muy altos si se comparan con los precios internacionales. Una consecuencia es que el gobierno ha sacado de la competencia a muchas industrias privadas. Los consumidores también sufren las consecuencias de estas políticas, por los altos precios que tienen que pagar.

Requerimos de este esfuerzo presupuestal para comenzar a corregir los grandes errores que nos llevan a la situación actual. Estos errores son

1. Una política de precios equivocada, que maximiza el ingreso fiscal en el corto plazo, sin mirar hacia el mediano y largo plazo y a costa de las posibilidades de la industria y de toda la economía. A diferencia de las grandes empresas petroleras internacionales, que están integradas y maximizan el valor agregado total, Pemex aplicó precios internos entre sus diferentes subsidiarias que lo han llevado a cerrar y descapitalizar áreas completas de negocios que deberían no sólo ser rentables, sino ser un eslabón de apoyo para la industria usuaria de sus productos. A su vez, los precios que cobra a sus clientes nacionales han hecho que el sector privado también haya cerrado y dejado de invertir en muchas áreas de la petroquímica.
2. La falta de inversión en todas las áreas de Pemex, desde la exploración de crudo y producción de gas, refinación y petroquímica. Ello nos ha convertido en deficitario en gasolina y gas, y contribuido a los altos precios del gas, pues lo tenemos que importar de Estados Unidos, un país de precios altos y que a su vez es deficitario en gas. Estos precios altos tienen graves consecuencias para la industria nacional y para sus planes de expansión en México.
3. La intención de los gobiernos neoliberales de privatizar la industria. La falta de inversión ha sido ante todo una decisión de los gobiernos desde Miguel de la Madrid hasta Calderón, y servido como pretexto para argumentar que no producimos lo suficiente porque no hay inversión y que debemos cambiar la Constitución para permitir que el sector privado haga esas inversiones. Esa política no se maneja de frente a la nación, sino se aplica en un bajo perfil, pero cada día que pasa hace más débil a Pemex y a la CFE. Aparte de que no estamos de acuerdo con la desnacionalización de la industria, es imperdonable manejar la falacia de que los mexicanos no somos capaces de administrar bien la industria o de aplicar la tecnología que se requiere.
4. La decisión de usar gas natural en todo el crecimiento de la industria eléctrica, ha sido a todas luces una política equivocada. Aunado a la falta de inversión para producir gas, ha resultado en precios muy altos. El gobierno desechó las alternativas de usar derivados del petróleo crudo, abundantes y de difícil comercialización externa, en lugar de gas. De hacerlo se reducirían tanto el costo de la electricidad como el de las importaciones de gas. Existe la tecnología para usar estos combustibles sin causar deterioro del medio ambiente. La decisión de seguir usando gas natural es totalmente irracional.
5. El cambio en las modalidades de licitación en Pemex y la industria eléctrica han favorecido a los proveedores extranjeros, desplazando a los nacionales. En particular, el financiamiento vía Pidiregas, encarece el costo directo y el costo financiero de las inversiones y discrimina contra los proveedores nacionales, especialmente los medianos y pequeños. La consecuencia de esto es una creciente dependencia de proveedores extranjeros, con la consiguiente pérdida de empleos y divisas.
6. La división de Pemex en empresas subsidiarias independientes aumentó el costo y la complejidad administrativa de la empresa. Más importante aun, la política de precios de transferencia entre estas empresas ha sido tan irracional para ser empresas de un mismo dueño, que ha acabado con procesos industriales completos sobre los cuales ya teníamos un gran avance como productores.
7. La falta de control del gasto corriente del gobierno ha reducido aún más las posibilidades de invertir en el sector energético. Así, hoy tenemos la paradoja de que con precios históricamente altos del crudo, cuando la empresa de mayores utilidades en el mundo es una empresa petrolera, el sector petrolero mexicano está descapitalizado.

Estamos en uno de los momentos más críticos para la nación y convocamos a todos a reflexionar y a unirnos en el proyecto alternativo de rescate del sector energético. El Gobierno espurio ha emprendido una campaña para desacreditar a Pemex, diciendo que pierde dinero y que no tiene ni recursos ni tecnología para las tareas que enfrenta. Esto es un mito. Pemex genera un gran superávit antes de impuestos, de casi 60 mil millones de dólares o más del 6% del PIB. Es la empresa más rentable del país y la segunda petrolera con mayor flujo de efectivo del mundo. Los impuestos que pagó el año pasado fueron 60 mil millones de dólares, equivalentes a 38% del ingreso del gobierno federal y a más de 3 veces lo todas las empresas privadas del país pagaron de impuesto sobre la renta. Si Pemex no invierte lo suficiente es porque el gobierno se lo confisca todo. En cuanto a la tecnología, ésta se puede contratar, pero más importante aun es que tenemos los técnicos mexicanos para asimilarla y desarrollarla, tal como se hizo desde 1938 hasta principios de los 80’s. Contra todos los pronósticos de las compañías extranjeras, Pemex en 1938 salió adelante en sus operaciones, como lo va a lograr hoy, con 70 años de experiencia de nuestros técnicos. Sólo los tecnócratas acomplejados y vende patrias pueden argumentar que hoy Pemex no puede y que el sector privado es el único salvador.

¿Cómo podemos lograr el fortalecimiento energético?

1. Ante todo es imperativo cobrar conciencia de nuestra identidad nacional. No queremos ir hacia atrás en la historia de México y vender patrimonio nacional al extranjero, como lo hizo Santa Anna, a quien las ventas de territorio ni siquiera le alcanzaron para financiar su gasto corriente. Así tampoco la venta de Pemex sería suficiente para cubrir el gasto corriente del gobierno.
2. Reducir el tamaño y el gasto corriente del gobierno para obtener ahorros por 200 mil millones de pesos en una primera instancia y a partir de ahí someter el gasto corriente operacional a una regla de eficiencia que limite su crecimiento a la mitad de lo que crece la economía. Esto es condición indispensable para redimensionar el tamaño del gobierno a nuestras circunstancias y necesidades y ganar credibilidad frente a la sociedad.
3. Rescatar el carácter integral de Pemex, fusionando sus diferentes empresas subsidiarias en una sola, eliminando gastos redundantes y permitiendo una toma de decisiones racional sobre su gestión y sus precios internos de transferencia. Al reducir el gasto del gobierno, se facilitaría el financiamiento para un ambicioso programa de inversión en todo el sector energético, pero en particular en Pemex.
4. Determinar que todo el excedente presupuestal petrolero, por encima del precio promedio de 2006 sea invertido en el desarrollo del sector energético. Para tener una idea del potencial de esta medida, si se mantuviera el precio de hoy por un año, este excedente sería de 200 mil millones de pesos. La inversión requerida para satisfacer las necesidades de gasolina del país es de 110 mil millones. Con 6 meses que se mantengan los precios actuales se financiaría esta capacidad de refinación, reduciendo las importaciones de gasolina en el rango de 80 mil millones de pesos por año.
5. Utilizar el aumento de recursos para Pemex para invertir en proyectos urgentes, en particular en la producción de crudo en campos existentes, principalmente en las aguas someras, en donde tenemos cuando menos 15 mil millones de barriles de reservas. Un esfuerzo sostenido en estos campos a lo largo de varios años nos daría eventualmente la capacidad tecnológica y la capacidad de negociación en la compra de la tecnología que fuera necesario adquirir afuera, para emprender exploración y producción en mayores profundidades. A la exploración de nuevos campos podemos dedicar 30 mil millones de pesos y al desarrollo de yacimientos de gas natural 20 mil millones. La construcción de refinerías, la modernización y ampliación de plantas petroquímicas y el aumento de gastos de mantenimiento por 20 mil millones de pesos caben perfectamente en un presupuesto de 20 mil millones de dólares que sería el recorte de gasto que proponemos, sin considerar los excedentes petroleros en los precios que actualmente tiene. La diferencia entre un sector energético realmente fuerte, que reconstituya importantes cadenas industriales de oferta y demanda y nos haga competitivos en precios son estas acciones que demandan de una gran disciplina presupuestal y de un gobierno nacionalista y preocupado por engrandecer a México.
6. Cambiar la forma de contratación de los proyectos de inversión de Pemex. El Instituto Mexicano del Petróleo debe volver a jugar un papel importante en el desarrollo de tecnología y proveedores nacionales. Los proyectos se deben asignar a los proveedores de menor costo y mayor calidad y no sólo a los que pueden obtener financiamiento. Se debe prescindir de los Pidiregas para nuevos proyectos y en su lugar utilizar deuda directa, cuando sea necesaria.
7. Comenzar a prepagar el saldo de Pidiregas. El prepago se puede financiar con emisión de bonos en los mercados internacionales, lo que generaría ahorros de cuando menos mil millones de dólares anuales tan sólo en intereses. O bien el prepago lo lograríamos, si el gobierno adquiere reservas internacionales del Banco de México, logrando un ahorro en el costo de servicio de la deuda hasta de 2 mil millones de dólares en la contabilidad consolidada del sector público. La señal que debemos dar al mundo es que la deuda de Pemex es una deuda de la Nación.
8. Cambiar el sistema de precios de Pemex y de la CFE. Al interior del sector energético debemos aprovechar al máximo la infraestructura existente. Hacia fuera del sector, debemos reducir los precios con una referencia nacional que refleje los costos sin quitarle competitividad a la industria. Esto daría certidumbre a la industria nacional, lo que tendría enormes beneficios.
9. Impulsar el desarrollo científico y tecnológico en materia energética, tanto de hidrocarburos como de fuentes renovables.

De aplicarse esta propuesta, tendríamos ahorros directos de divisas para el sector público de 10 mil millones de dólares por año, en menores importaciones de gasolina y gas. Estos se complementarían con ahorros importantes en las importaciones del sector privado.

Como muchos de esos productos se fabricarían en México, se crearían empleos directos y, adicionalmente, los proveedores del sector energético tendrían un ciclo de alta inversión y crecimiento. La industria nacional sería más competitiva por los menores precios de los insumos energéticos y el crecimiento económico sería mayor.

Estas medidas son necesarias y urgentes. El no actuar inmediatamente nos puede poner en situaciones muy difíciles y comprometer la soberanía nacional, como varias veces ocurrió en los dos siglos pasados.

Más aun, si no se fortalece al sector energético, corremos el riesgo adicional de un grave deterioro en las condiciones de oferta de energéticos internacionales y graves tensiones geopolíticas entre consumidores y productores, como las que hoy vemos en el medio oriente. Ningún mexicano patriota quiere poner a México en una grave situación de dependencia del extranjero en materia energética.

Calderón nos va a salir con que la única salida para una crisis energética y financiera es vender nuestra industria energética. Esto sería irresponsable y antipatriota, pero no obstante, sería consistente con lo que han hecho los últimos gobiernos desde principios de los 80’s. Es responsabilidad de todos los mexicanos impulsar políticas que potencien al sector energético y oponerse, a toda costa, a la privatización del sector, último gran patrimonio de los mexicanos.

El asno cargado de oro tiene el rebuzno más sonoro

Mario Di Costanzo*

Las opiniones vertidas por diversos analistas, legisladores y funcionarios públicos con respecto del histórico nivel del gasto aprobado en el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2008 me hicieron recordar este viejo refrán que mi abuelo me enseñó y con el cual titulo esta columna.

La razón es que no hay nada más absurdo que comparar, como lo hizo Agustín Carstens para vanagloriarse, el nivel del gasto público de 1988 con el de 2008.

Hay que recordar que en 1988 México apenas iba a iniciar esa desastrosa época conocida como “el salinato” y que terminó en una de las peores crisis económicas y sociales en la historia del país.

Sin embargo, en ese entonces todavía no teníamos que pagar los altísimos costos presupuestarios de una mal lograda reforma del IMSS ni tampoco destinar recursos millonarios para el pago del Fobaproa ni siquiera los funcionarios públicos se imaginaban que algún día nuestras finanzas tendrían que enfrentar pagos de Pidiregas por 80 mil millones de pesos en sólo un año.

Tampoco imaginaban que los directores generales, subsecretarios y secretarios de las dependencias del gobierno recibirían salarios mensuales de aproximadamente 150 mil pesos y que además iban a contar con seguros médicos privados, o seguros de separación, gastos de alimentación, vales de gasolina, despensas… ya que esos privilegios eran sólo para los diputados y senadores del partido oficial.

Lo recuerdo muy bien, porque en ese año yo me estrenaba como un “flamante asesor” del “señor secretario de Relaciones Exteriores” y mi sueldo no era superior a los 6 mil pesos mensuales.

Lo que francamente no recuerdo, al menos en ese año, es al doctor Pedro Aspe, entonces secretario de Hacienda, hablando de altas comisiones bancarias, de monopolio en las telecomunicaciones, de la desaparición del mercado interno, de polarización de la sociedad, de la existencia de más de 40 millones de pobres, de tener que importar gasolina o de la crisis en el campo ante la apertura del TLC. En suma, del desmantelamiento del Estado y sus funciones sociales más básicas.

Y lo digo no porque las cosas fueran “más mejores” o “menos peores”, sino porque los problemas económicos eran de otra índole: eran “macroeconómicos”. Pero eso sí: los que los pagaban eran los mismos.

Así, si en el Presupuesto de Gasto aprobado a la inversión pública directa le descontamos los pagos de Pidiregas, tenemos que dicha inversión sólo representará 10 por ciento del gasto total; de igual forma vemos que los recursos destinados al Fobaproa-IPAB son superiores a lo destinado en conjunto al Procampo y al Programa de Alianza para el Campo, cuyas asignaciones representan tan sólo el 0.01 por ciento del gasto total aprobado.

De igual manera nos podemos dar cuenta, que los mil 600 millones de pesos destinados para apoyar a más de millón de personas damnificadas en Tabasco, representan sólo 0.13 por ciento del costo total del rescate bancario, que sirvió para salvar a seis banqueros.

Conviene señalar también que el gasto corriente del gobierno será el más alto desde 1988, y los 713 mil millones de pesos que se pagarán por concepto de sueldos y salarios de la burocracia y que representan el 37 por ciento de ese “histórico gasto programable” tampoco tienen precedente en el país.

Por eso, todos los mexicanos que contribuimos con nuestros impuestos a ese “histórico” presupuesto de gasto debemos exigir y estar muy pendientes, a ver si así se terminan los históricos problemas económicos con los que hemos vivido, ya que de lo contrario todo habrá sido, nuevamente, una gran mentira.

*Secretario de la hacienda pública del gobierno legítimo

miércoles, noviembre 14, 2007

EN EL PRESUPUESTO APROBADO PARA 2008 PERSISTEN LOS GASTOS SUPERFLUOS

Y TAMPOCO EXISTE LA GARANTIA DE QUE LOS RECUSOS ADICIONALES VAYAN A SER DESTINADOS A INVERSION PUBLICA Y GASTO SOCIAL

Mario Di Costanzo
Secretario de la Hacienda Pública
Gobierno Legítimo
Noviembre 14 del 2007

Las reasignaciones realizadas por los legisladores durante la aprobación del Presupuesto de Egresos para 2008, son solo una aspirina contra “un cáncer” y solo han servido para que Agustin Carstens utilice mediaticamente este hecho para hacer parecer a la opinión pública que el ejercicio del presupuesto inducirá el crecimiento económico y la creación de empleo y para corroborar lo anterior sólo basta mencionar lo siguiente:

Los 152 mil millones de pesos que se reasignaron representan tan sólo el 7% del Gasto Total para el 2008, además de que la SHCP no mencionó en ningún momento del proceso que de acuerdo al último informe de Finanzas Públicas, al mes de septiembre del presente año, se ha generado un superávit fiscal (es decir más ingresos que gastos) por 138 mil millones de pesos, que en este momento las autoridades de la SHCP tienen un su “caja” y que difícilmente se gastarán de aquí a fin de año, por lo que no darán cuenta a dónde quedarán esos recursos, que representan aproximadamente el 90% de “la bolsa que se reasignó durante la aprobación del Presupuesto”.


La Inversión Pública se encuentra sobrestimada:

En el Proyecto de Presupuesto presentado a la Cámara de Diputados el 8 de Septiembre del año en curso, se observaba que la Inversión Pública Directa ascendería a 271 mil millones de pesos, sin embargo en este rubro se incluyeron 80 mil millones de pesos por concepto de “Amortizaciones de Pidiregas” que indebidamente se asumen como inversión física directa, cuando en realidad son pago en dinero realizados a las empresas que están llevando a cabo las obras.


De esta manera de inicio la inversión publica directa “pura” era de 190 mil millones de pesos, a esto habría que agregar las modificaciones que la Cámara de Diputados realizó y que impactaron a la inversión pública directa, por lo que se tendrían que agregar 30 mil millones de pesos destinados a PEMEX aunque estos no se encuentran especificados para que son, los 25 mil millones de pesos destinados al Programa Carretero y aproximadamente 14 millones de pesos más destinados a infraestructura hidráulica (9 mil millones) y a Universidades Públicas (5 mil millones).


Asi se obtiene que en el Presupuesto Aprobado la inversión pública directa será de aproximadamente 260 mil millones de pesos, cifra que significa tan sólo el 11% del gasto total para 2008 que será de 2 billones 569 mil millones de pesos.

De esta manera se observa que el gasto en inversión pública directa seguirá siendo inferior al pago de intereses sobre la deuda el cual será de 266 mil millones de pesos, de los cuales aproximadamente 37 mil millones serán producto de los PIDIREGAS, 29 mil millones del IPAB-FOBAPROA.

Aquí es conveniente mencionar que a pesar de que se reasignaron recursos adicionales por 152 mil millones de pesos, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no vio incrementado su presupuesto, por lo que el gasto de inversión de la CFE será de sólo 29 mil millones de pesos, cifra equivalente a los recursos destinados al rescate bancario e inferior a los intereses que se pagarán por concepto de PIDIREGAS.


Finalmente es conveniente señalar que al ISSSTE tampoco le fueron asignados recursos adicionales a pesar de que en el Proyecto de Presupuesto se observó una disminución en su presupuesto cercana a los 1 mil 700 millones de pesos.

Gastos No Explicados:

El Presupuesto también contiene gastos que no se encuentran claramente explicados o transparentados por al menos 33 mil 963 millones de pesos, ya que en el Decreto de Presupuesto se observa que dentro del ramo 23 “Provisiones Salariales y Económicas” existe un rubro denominado como “Gastos Asociados a Ingresos Petroleros” que ascienden a 33 mil 963 millones de pesos y no se explica en razón de que se dan esas erogaciones, sin embargo se observa que en el Proyecto Original presentado a la Cámara de Diputados el 8 de septiembre el mismo concepto previa gastos por 42 mil 136 millones de pesos y que estos fueron reducidos en 8 mil 173 millones de pesos durante la aprobación del Presupuesto.

Cabe señalar que la reducción en este rubro es equivalente a los ingresos que se obtendrán por la aplicación del Impuesto a la Gasolina, por lo que estos “Gastos Asociados a Ingresos Petroleros” podrían reflejar el costo anual de las gasolinas que el país tiene que importar por no tener la infraestructura para producir gasolinas a pesar de ser un país petrolero.

Cabe destacar que los “Gastos Asociados a los Ingresos Petroleros” (33 mil 963 millones de pesos) son casi equivalentes a lo aprobado para el Programa Oportunidades (38 mil 71 millones de pesos).


Gasto Social y Productivo Disfrazado:

A pesar de que los diputados y Carstens han señalado que el Presupuesto Aprobado tiene un alto contenido social y productivo, si revisamos en detalle los asignaciones presupuestarias para algunos programas de alto impacto, nos damos cuente que realmente no se observó un incremento significativo en los recursos destinados para cumplir con sus objetivos, asi por ejemplo:

Mientras que la SEDESOL tuvo una asignación adicional de 12 mil 505.8 millones de pesos, al Programa Oportunidades no se le destinaron más recursos por lo que su asignación anual se mantuvo exactamente igual que en el Proyecto que se envió a la Cámara de Diputados el 8 de septiembre.

Lo mismo sucede con las erogaciones para atender a la población indígena que se incrementaron tan sólo en 60 millones de pesos.


En ese mismo caso se encuentra el PROCAMPO ya que ha pesar de que al Programa Especial Concurrente para el Campo se le asignaron 20 mil millones de pesos adicionales, el presupuesto de PROCAMPO se mantuvo sin cambio, aquí cabe señalar que para programas relativos a la competitividad en el sector rural y particularmente en el caso de el maíz y la caña de azúcar, que durante el 2008 enfrentarán la apertura total ante el TLC se realizaron asignaciones especiales apenas por, 1,600 millones de pesos y por 2,200 millones de pesos respectivamente..

Persisten los Gastos Superfluos en el Gasto Programable:

En virtud de que no se aplico un programa significativo de austeridad y por ejemplo en el dictamen aprobado no observan disposiciones relativas a las percepciones salariales de los servidores públicos, el gasto previsto para el 2008 se mantuvo intacto por lo que el gasto en servicios personales del Gobierno Federal para el próximo año será de 713 mil millones de pesos, cifra que significa el 27% del gasto total , pero si comparamos el pago de salarios contra el gasto programable, es decir el gasto que será destinado a Programas Gubernamentales, ya sea de inversión o de carácter social, y que para 2008 será de 1 billón 899 mil millones de pesos, esta proporción se incrementa y es del 37%, es decir que por cada peso que gasta el gobierno en programas gubernamentales 37 centavos son para pagos de salarios de la burocracia.

Así se observa que la insignificancia e insuficiencia de los recursos reasignados, y ante la negativa de aplicar un verdadero programa de austeridad no se logró modificar estructuralmente el Presupuesto para 2008, pues el gasto corriente sigue representando la mayor parte del gasto programable, al ascender para 2008 en una cifra cercana al billón 669 mil millones de pesos, mientras que el gasto de capital o sea la inversión pública será de sólo 260 mil millones de pesos, en el mejor de los casos.


domingo, noviembre 11, 2007

URGENTE UN PROGRAMA INTEGRAL DE REACTIVACION ECONOMICA Y DE APOYO A LOS DEUDORES EN TABASCO QUE SEA FINANCIADO CON LAS RESERVAS INTERNACIONALES;

LA AMNISTIA FISCAL DE NADA SERVIRA

Mario Di Costanzo
Secretario de la Hacienda Pública y

Laura Itzel Castillo
Secretaria de Asentamientos Humanos y
Vivienda

Gobierno Legítimo
Noviembre, 10 del 07

Los anuncios de Felipe Calderón con respecto a los 7 mil millones de pesos en apoyos para la reconstrucción de Tabasco resultarán insuficientes, por esta razón los legisladores deben aprobar el uso de cuando menos 5 mil millones de dólares de las reservas internacionales, de los más de 75 mil millones de dólares con los que actualmente se cuenta, para aplicar un verdadero programa integral de reconstrucción y reactivación económica, ya que los daños en la entidad podrían superar los 50 mil millones de pesos.

Aunado a lo anterior es urgente que los legisladores aprueben un programa de apoyo a deudores que en primer lugar, evite el crecimiento que tendrá la cartera vencida de los habitantes y de las empresas en su mayoría pequeñas y medianas que se encuentran en dicha entidad federativa.

Por ello, se debe promover un paquete de ayuda que necesariamente va a tener que incluir a todas las instituciones bancarias, al Fovissste, al Infonavit y a las demás instituciones dedicadas al financiamiento de la vivienda y de la actividad productiva para que de inmediato se aplique un periodo de “gracia” a los deudores de cuando menos 6 meses, que evite que los pagos que se tienen que hacer mensualmente y que por la situación en que se encuentran los habitantes y empresas de la entidad no puedan realizarse, se acumulen al capital y generen intereses sobre intereses.

Pasado este plazo, será necesario que se lleven a cabo “quitas” de capital de cuando menos el 50% del valor de la deuda, ya que por la misma inundación muchas viviendas y construcciones tendrán que ser demolidas o quedarán inservibles con lo que resultará muy injusto que las personas continúen pagando un crédito de una vivienda cuando esta sea ya inhabitable.

En esta parte el Programa de Apoyo a deudores, deberá revisar el correcto funcionamiento de las aseguradoras para que estas cumplan con lo estipulado en los contratos y no busquen eludir su responsabilidad, como suele suceder en la mayoría de estos casos.

Por su parte, el Programa de Reconstrucción y Reactivación Económica debe necesariamente incluir el replanteamiento del Programa Hidráulico de toda la zona (Chiapas, Tabasco, Veracruz y Oaxaca) y no solo de Tabasco, debe considerar apoyos mediante créditos blandos a los sectores productivos y principalmente a la agricultura y también de considerar la reconstrucción de caminos, escuelas, clínicas y hospitales, así como un programa de empleo emergente para la población.

Es importante señalar que de no atender eficaz y eficientemente esta situación, la región tardará varios años en reponerse de esta tragedia con la consecuente desaparición de miles de empleos y el empobrecimiento de la población de la entidad.

Cabe señalar que los legisladores están muy a tiempo de incluir en el Presupuesto de Egresos de la Federación estas modificaciones para utilizar una parte de las reservas internacionales para apoyar la reactivación económica y la reconstrucción de las entidades afectadas.

martes, noviembre 06, 2007

LA SITUACION DE CITIGROUP EN EUA CONFIRMA QUE QUIEN ESTUVO DETRÁS DE LA COMPRA DE AEROMEXICO FUE ROBERTO HERNANDEZ

Y SE PUEDE EXTENDER A BANAMEX EN MÉXICO

Mario Di Costanzo
Secretario de la Hacienda Pública
Gobierno Legítimo
Noviembre 6 de 2007

Las situación por la que atraviesa el banco Citigroup en Estados Unidos quién al tercer trimestre del año reconoció pérdidas de entre 8 y 11 mil millones de dólares, confirman que quien realmente estuvo detrás de la adquisición de Aeromexico fue Roberto Hernández (ex dueño de Banamex) ya que financieramente no se puede explicar como Banamex quién es una subsidiaria de el Citigroup, pudo haber decidido incursionar en un “nuevo negocio para ellos” como lo es la aviación, cuando su matriz en los Estados Unidos atraviesa por una grave crisis financiera.

Es claro que las pérdidas registradas por el gigante norteamericano tienen su origen en la crisis hipotecaria del mercado en los Estados Unidos, que estallo con el aumento el número de deudores que no pudieron seguir pagando sus hipotecas, de esta manera Citigroup es uno de los mayores bancos afectados: en octubre reportó una caída de 57 por ciento en sus ganancias del tercer trimestre, y sus títulos bursátiles han retrocedido 30 por ciento en lo que va del año.

A pesar de lo anterior Citigroup precisó que no prevé reducir sus dividendos para este año y que proyecta mejorar sus números para el mes de junio del 2008.

Sin embargo esta decisión necesariamente afectara la operación de Banamex en nuestro país, ya que de ser cierto que los directivos de la institución en los Estados Unidos, “no prevén reducir sus dividendos” necesariamente se verán obligados a tomar utilidades de sus filiales en otros países para mantener los dividendos de sus accionistas.

De esta manera si revisamos los resultados reportados por Banamex al tercer trimestre del año, observaremos que el resultado neto del banco fue de 13 mil 86 millones de pesos, es decir 1 mil 189 millones de dólares, cifra que se compara muy desfavorablemente con las pérdidas registradas por Citigroup en los Estados Unidos y que oscilan entre 8 mil y 11 mil millones de dólares.

Es conveniente también señalar que el propio Banamex (filial de Citigruop) ha registrado en México un alarmante crecimiento de su cartera vencida que al tercer trimestre del año ascendió a 6 mil 775 millones de pesos, y que representa ya casi el 52% de su utilidad neta en lo que va del año, y que dicha cartera vencida ha registrado un incremento de 34% entre septiembre de 2006 y septiembre de 2007.

Esto sugiere Banamex, no es ajeno a la situación por la que atraviesa su matriz en los Estados Unidos y que las decisiones que se están tomando en Norteamérica sin lugar a dudas afectarán negativamente a la “sucursal México” que también ya enfrenta una amenazante cartera vencida que ha venido creciendo, muy por encima de su resultado neto de operación, el cual prácticamente no mostró crecimiento con respecto al alcanzado al mes de septiembre de 2006, aún y cuando Banamex recibió al tercer trimestre de este año ingresos comisiones por más de 16 mil 911 millones de pesos.

lunes, noviembre 05, 2007

Amo la traición, pero odio al traidor


Mario Di Costanzo,
Secretario de la Hacienda Pública del Gobierno Legítimo de México

Aunque estoy muy lejos de compartir el pensamiento del emperador y dictador de la república romana Julio César, esta frase atribuida a él y que titula este artículo refleja grandemente la situación política, económica y social del país.

En el contexto político nacional se están dando una serie de acusaciones que hicieran parecer que se trata de un juego de buenos y malos, donde lo que menos importa es el país y sus instituciones.

De esta manera, mientras que en la Cámara de Diputados se alista la comisión que supuestamente investigará a Vicente Fox sobre su inexplicable enriquecimiento, el ex presidente lanza acusaciones a Manlio Fabio Beltrones, quien es el presidente del Senado, aprovechando también la oportunidad para hacer nuevamente una defensa pública de los hijos de Marta Sahagún.

Pero también entre los “empresarios” se están dando estas acusaciones. Así, resulta patético observar a Francisco Gil Díaz, ex secretario de Hacienda y ahora director general de una empresa de telefonía, acusar a Telmex y a la Comisión Federal de Competencia del monopolio que se ha generado en el área de la telefonía, poniendo con ello sobre la mesa el tema de la competitividad empresarial y los monopolios.

Por su parte, el gobierno federal ahora se escandaliza por la situación que Pemex atraviesa, como si hasta ahora se percatara de la corrupción y el olvido presupuestario que ha hecho presa de este “patrimonio de todos los mexicanos”, queriendo con ello en el fondo mostrar o inducir que la privatización de esta paraestatal es el único camino a seguir para salvarla de una bancarrota.

Así, sólo faltaría escuchar a Elba Esther Gordillo defendiendo a la democracia o a Miguel Ángel Yunes disertando sobre derechos humanos.

Sin embargo, tal pareciera que los actores han olvidado de dónde vienen, ya que los ciudadanos ya no dudan sobre el enriquecimiento inexplicable de Vicente Fox, y muchos recordamos las conjeturas que se hicieron sobre aquella misteriosa reunión entre Mario Aburto y Manlio Fabio Beltrones poco después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, en las playas de Tijuana o las publicaciones del diario estadunidense The New York Times del 23 de febrero y del primero de marzo de 1997, en las que se advertía de los posibles nexos de Manlio con el tráfico de drogas.

Qué acaso Gil Díaz no recuerda que también él solapo las prácticas monopólicas y oligopólicas en el sistema bancario, incluso las fomentó y protegió, o aquéllos que hoy acusan la situación de Pemex se han preocupado por conocer si se han solventado a la fecha todas las observaciones emitidas por la Auditoría Superior de la Federación a esta paraestatal, y si estas observaciones han permitido corregir la operación de la empresa.

Mientras tanto, alguien de estos ilustres personajes se ha preocupado por la situación de los cañeros en el estado de Nayarit y que particularmente en el ejido de Puga son víctimas del avasallamiento de los ingenios hacia ellos, o alguien de todos estos respetables actores está preocupado porque México ocupará el lugar 147 de una lista de 180 países en materia de crecimiento económico para 2007.

Será que estos políticos se encuentran realmente indignados porque a pesar del nivel en que se encuentran los precios del petróleo, Pemex registró pérdidas al mes de septiembre por 13 mil 493 millones de pesos, y que en el presupuesto para 2008 no tiene asignados recursos para reconstituir su flota de buques tanque.

Será que alguno de estos actores se ha preocupado por reactivar la iniciativa de precios competitivos que AMLO presentara ante el Senado de la República, o por evitar que el IPAB continúe transfiriendo millonarios recursos presupuestarios a los bancos.

Sin embargo, a los ciudadanos ya no les preocupa quién o quiénes son los buenos o los malos, porque con tristeza observan que en el fondo se trata de un problema de traiciones, cuyo común denominador es que éstas han sido contra la democracia, contra las instituciones, contra el país y, en suma, contra los mexicanos.

Por ello, y sin lugar a dudas, la tragedia que en estos momentos viven los habitantes del estado de Tabasco debe hacer reaccionar al Estado, el cual no sólo debe lamentar y urgir la ayuda, ahora más que nunca tiene la obligación de aplicar y liderar un programa integral de salvamento y reconstrucción de la entidad que necesariamente debe verse reflejado en el Presupuesto de Egresos para 2008.

Éste debe contener apoyos financieros e incentivos fiscales, condonación de créditos por parte de la banca, reconstrucción de viviendas, recuperación del campo y reconstrucción de la infraestructura productiva y social.

Como siempre sucede en estos casos, la respuesta ciudadana ha sido inmediata e incondicional, por lo que la respuesta del gobierno debe ser total y sin menoscabo alguno de recursos, ya que la tragedia desafortunadamente apenas empieza.